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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Un problema social

22 de septiembre de 2014

Hace doce días que se ha celebrado el Día Mundial para la Prevención del Suicidio o autolisis. Cada 10 de septiembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) fomenta compromisos y medidas prácticas para prevenirlos, pues tal y como advierte la propia organización hay 3.000 personas que ponen fin a su vida, lo que supone la principal causa de muerte violenta en el mundo.

España no queda al margen de este problema. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), 3.539 personas se quitaron la vida en 2012, un aumento del 8,9 por ciento con respecto al año anterior. Esto se traduce en que las conductas autolíticas constituyen la primera causa de muerte no natural en nuestro país, el doble de los decesos por accidente de tráfico y con 70 veces más víctimas que la violencia doméstica.

Conscientes de esta realidad, el Ministerio de Sanidad ya estaba dando pasos importantes dentro de la Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud, que consistía en la intervención preventiva, en la que sin duda debemos seguir profundizando. También participamos activamente en la Pacto Europeo por la Salud Mental y el Bienestar, promovido en la Unión Europea, a modo de declaración intersectorial sobre las acciones en salud mental.

Asimismo, contamos con una Guía Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida, cuyo fin es contribuir a reducir la variabilidad de la práctica clínica en el manejo de esta conducta, ayudando a la toma de decisiones por parte de los profesionales sanitarios implicados y favoreciendo la mejora en la salud y la calidad de vida de la población.

Tal y como indica este documento, también se pretende mejorar la información de pacientes y familiares favoreciendo su participación en la toma de decisiones y mejorar la información de toda la ciudadanía de manera que se logre reducir el estigma asociado a este problema de salud.

Aunque los esfuerzos han sido muchos, lo cierto es que las cifras son preocupantes. Por eso, el pasado año tuvimos la suerte de proponer y comparecer ante el Pleno del Senado para defender una moción del Grupo Parlamentario Popular con relación a este grave asunto. Recibimos el apoyo unánime de todas las fuerzas políticas presentes para articular un protocolo, en coordinación con las autonomías, orientado a la detección temprana, tratamiento y prevención de la reincidencia en las tentativas suicidas, con repercusión transversal en tres Ministerios.

Tomando como suya esta iniciativa, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad ha incluido entre sus objetivos la formación de un grupo de trabajo en el seno de los comités de la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud (SNS) cuyos objetivos pasan por actualizar los contenidos de dicha Estrategia respecto a la repercusión de la crisis sobre la salud mental de la población y definir y apoyar políticas activas de detección temprana, tratamiento y prevención de reincidencia de las tentativas de suicidio.

Asimismo se apuesta por favorecer el cuidado y autocuidado de las personas con problemas de salud mental potenciando el papel de los profesionales de enfermería y, por último, elaborar un documento que defina acciones para el abordaje de la Salud Mental desde la Atención Primaria. Actualmente se están formando los grupos de trabajo así como recopilando información con la finalidad de presentar en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud lo antes posible los resultados de este grupo.

Debemos unir esfuerzos que velen para que la autolisis se prevenga, para que las personas afectadas por enfermedades mentales reciban un tratamiento adecuado, para que los cometen intentos de suicidio reciban atención y un seguimiento estrecho, para que se intente restringir el acceso a los métodos comunes de suicidarse, y para que se luche por que los medios de información actúen con más cuidado al difundir noticias de esta naturaleza, lo que nosotros denominamos periodismo social.

Erróneamente se enfatiza en la publicidad que se proporciona a este tema, pero la divulgación también permite hacer un equilibrado y adecuado ejercicio de toma de conciencia de la ciudadanía hacía un fenómeno que debe ser tratado con el mayor de los esmeros. En eso seguiremos.

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