«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Dame un besito aquí… que estoy muy solito

6 de mayo de 2015

Puestas de largo, bodas y prebodas. Fiestas de cumpleaños, de disfraces, despedidas de soltera y de casada, babyshowers, tardes cubanas, noches italianas, calçotadas, gymkanas, capeas y porkicapeas en las que el bicho es un cochino envuelto en manteca al que disparar con una pistola de Paintball, concursos gastronómicos, ferias de abril, de Jerez y de juerga hasta la semana grande de San Sebastián. Findes de montería, reuniones de jóvenes vestidos de rusos blancos en la Granja de San Ildefonso cuyo único propósito es honrar a un amigo muerto a base de chupitos de vodka a palo seco, chocolatadas, tuppersex, fiestas para adoptar a un soltero, para rescatar al ex novio de otra e incluso preparación del Turduken austriaco con entrada restringida. Un tiovivo festivo encaminado sólo a tirarse a la piscina. Siempre y cuando, claro, ésta esté llena.

Es la agenda de todas las mientrasmecaso-, esas chicas jóvenes y no tan jóvenes que ocupan su tiempo en diseñar jardines, trabajar en un jardín de infancia o decorar escaparates ajardinados- mientras encuentran al Richard Gere que las llevará de compras por las boutiques de Rodeo Drive.

Ese braguetazo que las conducirá en primera clase al lugar al que otros sólo acceden por rancio abolengo o como cachorros de la burbuja inmobiliaria. Aquellas románticas sin más vocación que la de Susanita la de Mafalda y que hoy comparten los dogmas de la elongación peneana de Maitena: un gran auto, una buena chequera: ¡Es re-lindo!

Las hay que se rinden a los pies de un noble príncipe que les suplique un beso:

PalomasSegrelles de la vida, NuriasFernández del lugar, Genobobas a la caza de viudos enfriando cadáveres, presentadoras reconvertidas en royal, misses transformadas en coleccionistas, MarinasCastaños enamoradas de premios Nobeles… Haberlas, haylas; pero no todas están dispuestas a besar  sapos con tal de trepar. No todas las mujeres tienen un precio, o al menos son Holly Golightly.

–       Si tuvieras dinero me casaría contigo al instante

–       Al instante

–       Por suerte ninguno de los dos es rico

–       Sí

Las hay que huyen de la lista de solteros de ¿oro? del Vanity Fair como del Hospital Carlos III en pleno brote del Ébola. Las hay que se conforman con ser el támpax de un heredero al trono en lugar de la princesa de corazones, que canjean el status por un escalofrío, que trocan el Villa d’Este por una semana bajo los Puentes de Madison. Las hay que prefieren unas horas de esplendor en la hierba.

Aunque a muchos les consuele pensar que si ella no les quiere es porque no tienen suficiente. Las trepadoras sociales son el premio de consolación de los machistas.

.
Fondo newsletter