«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Por qué estoy en Irak

31 de agosto de 2015

Estoy en Irak porque hay que implicarse.

Estoy en Irak porque los cristianos de Oriente Medio fueron los primeros en convertirse, nos llevan tres siglos de antigüedad en la fe y no podemos abandonar a quienes fueron los pioneros de nuestra civilización y hoy, por los azares del devenir histórico, son minoría en su tierra y sufren persecución.

Estoy en Irak porque los cristianos de aquí ya llevaban cinco siglos practicando sus ritos y difundiendo nuestra civilización cuando apareció Mahoma y comenzó su calvario, que dura hasta hoy.

Estoy en Irak porque el Estado Islámico ha llegado a cotas de refinamiento en su crueldad que nunca antes habíamos visto. Esto no hace buenos a sus terribles homólogos de esta y otras regiones del mundo, pero solivianta más nuestro espíritu y la razón.

Estoy en Irak porque quienes tienen el deber y la capacidad de hacer algo que revierta esta situación, es decir, los gobiernos de Occidente, cristianos o de tradición cristiana, sencillamente no lo hacen. El laicismo militante, el odio a todo lo que huela a cristiano, el buenismo suicida imperante, el miedo a ser etiquetados de «cruzados» y el espíritu perroflauta de no hacer nada que disguste al Islam, han tenido un efecto devastador: nuestros gobiernos miran a otro lado.

Estoy en Irak porque a nivel particular e individual nuestra sociedad está dormida. Pocas y débiles voces se alzan para concienciarnos. MasLibres y HazteOir han recogido el testigo, y lo han hecho con fuerza y valentía. Este viaje, el primero de muchos que probablemente vendrán, no sólo sirve para dar aliento y apoyo a nuestros hermanos, para llevar ayuda material que necesitan (dinero, medicinas, juguetes y muchas otras cosas) y para colaborar durante 15 días en las tareas que la diócesis nos asigna, a cada uno según su oficio y habilidades. No sólo eso, repito, pues quizá la labor más importante es la de propagar, comunicar y concienciar en España la existencia de estos cristianos, lo que han sufrido y sufren como desplazados huidos de la barbarie yihadista y sus necesidades. Sólo de esta forma, informando, se podrá recabar más ayuda material y se podrá crear una corriente de opinión pública lo suficientemente fuerte como para presionar a nuestro Gobierno a actuar.

Y, por último, estoy en Irak porque la homilía de esta mañana del monje caldeo no se escucha en ninguna parroquia de Madrid, París o Londres. Ha recordado las persecuciones de los primeros cristianos, animando a su rebaño a seguir sus pasos y a bucear, encontrar y asumir como propias las razones que ellos encontraron para continuar, para no rendirse y para mantener su fe. Les ha confesado que ahora la situación es peor que entonces, pero que las armas del rezo y la meditación siguen siendo sus armas más poderosas 2000 años después.

Y el monje ha pedido por sus soldados, para que sean los mejores, sí, pero también para que sean capaces de conjugar el ser guerreros con el ser cristianos, tomando las decisiones correctas cuando llega el momento, por muy difícil que este sea, sin caer jamás en el crimen de guerra. No, esto no se escucha en Occidente.

 

Por todo esto estoy en Irak. Porque hay que implicarse.

¿Qué es el #CampamentoIrak?

Se trata de una iniciativa de Hazte Oir y MasLibres.org cuyo objetivo principal es llevar ayuda humanitaria a los cristianos refugiados y mostrar a la sociedad las dificultades de su vida diaria. Una docena de voluntarios se han desplazado a Irak, donde el yugo del yihadismo hace sufrir a la población, para realizar todas las tareas que desde el obispado de Kirkuk consideran necesarias.

Mientras Occidente y sus Gobiernos han decido mirar hacia otro lado, este grupo de voluntarios, finalmente sólo han podido viajar 12, trata de ayudar a la construcción de instalaciones, a la ayuda a familias de refugiados o la atención sanitaria.

 

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