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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Tomárselo literalmente o tomárselo en serio

14 de noviembre de 2016

Intentar entender al presidente electo Trump se ha convertido en una obsesión, especialmente de los que no apostaban por su victoria. Peter Thiel, empresario de Silicon Valley y partidario de Trump, dijo hace tiempo que una cosa era tomárselo en serio y otra literalmente, que él se lo tomaba en serio. No cabe duda que la distinción, aparte de lo ingeniosa, introduce un alto grado de incertidumbre para entender al hombre desde hace una semana más influyente de la política y la economía mundiales. Quizás reflejando esto desde Wall Street se ha transmitido que “estamos a un tweet de la catástrofe”.

La reacción europea ha sido típicamente indisciplinada y nada constructiva para unas relaciones esenciales para la UE, casi existenciales. El proceso de Unión Europea ha sido desde su inicio respaldado por EE.UU, sus políticos y sus ciudadanos, por todos sus Presidentes, sin ello la Unión Europea no habría sido lo que es. Este proceso no puede separarse de la existencia de la Alianza Atlántica, en la vertiente política y de defensa. Trump será Presidente en dos meses y hasta ahora literalmente ha apostado por la salida de UK de la UE y por replantearse la OTAN, esto es de lo más serio que puede haber en la política mundial pero no sabemos si la literalidad cambiara.

Con la victoria de Trump los mercados se han dividido geográficamente y por activos. En renta variable los norteamericanos han subido y los europeos han bajado; en renta fija todos han bajado de precios y subido en tipos. El dólar se ha reforzado frente a todas las monedas, pero las que más han caído han sido las Emergentes incluida la moneda china.

En política económica los mercados apuestan por más crecimiento en EE.UU con más inflación, más gasto público en infraestructuras y defensa, menos impuestos para empresas y familias, menos regulación energética y financiera. El aumento de tipos de la deuda norteamericana era previsible cuando la FED subiera tipos , pero las previsiones sobre la política económica de Trump ha impulsado los intereses al alza, arrastrando a los bonos alemanes y con ellos a los europeos. Un cambio en los tipos y también en las perspectivas de inflación en Norteamérica es un cambio de escenario macroeconómico, que anticipa un cambio de ciclo. Japón y hasta ahora más la zona euro se han visto arrastradas, lo que al no coincidir los ciclos exigirá medidas fiscales y monetarias adicionales en estos países, que les protejan de un calentamiento norteamericano si eso es posible. Pero una norteamericana creciendo es buena noticia para todos, de duración incierta.

 

En cuestiones de comercio internacionales la literalidad de Trump ha sido abandonar o renegociar todos los grandes acuerdos: Nafta, Pacífico y Europa. Cambios comerciales con grandes repercusiones económicas y políticas. Afectan todos a los grandes aliados de EE.UU desde 1945. China ya ha ofrecido liderar a los países del Pacífico en un acuerdo de libre comercio sin EE.UU. El primer ministro japonés, Senzo Abe, va a entrevistarse con Trump la semana que viene. El presidente mexicano, Peña Nieto, también lo hará en esas fechas. Por lo tanto la seriedad va a ser necesaria cuanto antes mejor.

Las cuestiones de seguridad, OTAN y Pacífico, probablemente vendrán después y se verán afectadas por lo que pase en otros temas. La distinción entre literal y serio no podrá mantenerse mucho tiempo. El aumento del riesgo político es proporcional a la importancia relativa de cada país, lo que es obvio. La actual tendencia a riesgos políticos provenientes de países desarrollados es nueva en la realidad mundial. Claramente esto aumenta el riesgo político mundial.

El deseo de cambio de muchas sociedades desarrolladas ante una política percibida como injusta y distante de los problemas reales de la población es ya realidad política en Europa y en Norteamérica. Los efectos sobre los mapas políticos son serios y profundos, cambios que nos alejan de los consensos políticos y sociales de las últimas décadas. No será fácil substituir consensos y equilibrios conseguidos en momentos históricos que ya no se dan. EE.UU fue entonces y es ahora protagonista de primer orden.

Entonces quiso extender su modelo político democrático y su modelo económico de libre mercado, no siempre desde luego de manera desinteresada y no en todos los sitios con los mismos modos. En Europa es donde más respetuoso se ha sido con las soberanías locales y donde mejor ha salido. El mayor éxito de la política exterior norteamericana en setenta años son la UEJapón y Korea del Sur. Desde luego la literalidad y la seriedad tendrán que adaptarse a lo que los votantes quieren de cara al futuro. Trump ha abierto tantos debates serios que literalmente no podrá abordarlos todos al mismo tiempo.

 

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