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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Lo de Monedero

30 de enero de 2015

Lo de que los representantes públicos se envuelvan en la bandera para tapar las chorizadas propias es tan viejo como la política. Lo hizo Pujol cuando en 1984 echó a cientos de miles de catalanes contra el poder socialista de la época por cometer la osadía de encargar a la fiscalía investigar sus turbios manejos en Banca Catalana: ‘Van contra Cataluña’, dijo entonces. Al igual que aquel exhonorable, hoy también en serios apuros, un nuevo líder político, que aspira a gobernar, un tal Juan Carlos Monedero, mal apellido para un comunista, culpa al Estado y al ministro de Hacienda de sus líos fiscales.

Monedero, el amigo de esa destacada líder obrera llamada Carmen Lomana, tendrá que dar muchas explicaciones a cuentra de esos famosos 425.000 euros pagados por el régimen bolivariano al que tanto admira y que está matando de hambre a sus ciudadanos, que no tienen ya ni papel higiénico en las estanterías de los comercios. Cristóbal Montoro ya le ha indicado, amablemente, que el falseamiento del sujeto pasivo siempre ha sido considerado una irregularidad por Hacienda, que no ha cambiado nunca de criterio en éste aspecto. Y que constituir sociedades para canalizar a través de ellas ingresos de caracter estrictamente personal y aprovechar un menor gravamen por sociedades en vez de por IRPF, amén del beneficio que supone deducirse todo tipo de gastos que éste tipo de tributación permite merece, cuanto menos una investigación. De lo de registrar esas sociedades 85 días antes de la formación del partido que dirige para dar ‘cobertura legal’, o ‘canalizar’, vamos a llamarlo así, unos ingresos cuyo devengo corresponde a tres ejercicios anteriores ya ni hablamos. Habría que escuchar a éstos si la golfada la hubiera perpetrado un ministro o alto cargo del PP o tal vez algún destacado dirigente socialista, que tanto da. Estos tipos tan de izquierdas – le suele pasar también a mucho actor que anda suelto por ahí –  siempre son muy partidarios de subir los impuestos a los ricos… salvo que los ricos sean ellos. Y de acabar con la propiedad privada salvo cuando es la suya. 

El jueves reapareció, en un mitin en Leganés, el héroe popular, que últimamente sale a la calle embozado con bufanda y gafas. Y cargó contra todos, después de expulsar a los periodistas gráficos del acto público, mostrando así el respeto que éstos tipos guardan hacia la libertad de expresión. ‘Podemos’ es el pueblo, dice. Y ‘nuestro enemigo es el Estado’. ¿En qué quedamos? Ah, que su enemigo es el Estado… cuando les exige responsabilidades. Las mismas por ciento que a cualquier ciudadano español. Pues no. Podemos parece más bien un grupo de chicos listos que aspiran a ‘pillar’ todo el poder posible, a costa de canalizar la indignación y el descontento de los españoles de clase media, de buena fe, para seguir haciendo éste tipo de cosas con total impunidad. En España ha habido agrupaciones políticas que llegaron a ser consideradas auténticas organizaciones para delinquir, como aquella malhadada Unión Mallorquina cuya sencilla y humilde líderesa, María Antonia Munar, ¿la recuerdan?, terminó pintándose las uñas en prisión. Se trababa de partidos, cómodamente instalados ya en el poder desde hacía años y que habían incurrido en los peores vicios de eso que los chicos de Podemos han dado en llamar ‘la casta’. Lo llamativo en el caso de los ‘coleteros’ es que, aún no hayan ‘tocado pelo’ como dice mi admirado Santiago González, y ya se hayan visto contaminados por el ansia viva del vil metal. Algo parecido a lo que, según parece, le ocurre a la familia de Tania Sánchez en Rivas y su más de un millón de euros en contratos públicos. Un pastizal que sale de los bolsillos de todos los contribuyentes, total nada. Ya se sabe que los que duermen en el mismo colchón…

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