«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Arrancando sujetadores

22 de agosto de 2014

Las recientes y desafortunadas palabras de Javier León de la Riva, alcalde de Valladolid, que ya se había hecho hace unos años trístemente famoso -que decíamos antes en periodismo- por ciertas consideraciones sobre los morritos de Leire Pajín, han devuelto al primer plano de la actualidad un asunto que, como el Guadiana, aparece y desaparece. El machismo en la política. Vaya por delante que los políticos no son ni más ni menos machistas que la sociedad a la que representan y que los españoles tienen los representantes que se merecen, también en ésto. Escribo ésta columna calentito porque hace un rato, viniendo hacia el periódico, he presenciado una discusión absurda entre una señora de mediana edad que casi tropieza con la manguera (con perdón) de un portero de finca urbana y ante las protestas de ella, que además eran justificadas, el susodicho, de forma insuperablemente grosera, espetaba a la pobre mujer un sonoro: ‘me cago en tu puta madre’, ante lo cual el arriba firmante que caminaba sólo tres pasos por detrás ha tenido una reacción desconocida en él a lo largo y ancho de sus últimos 44 años: lo primero un ‘¿por qué no te callas?’… lo segundo un ‘¿por qué no me lo dices a mí?’. Reconozco que lo tenía fácil por tono de voz y por envergadura, algo superior a la del tigre hispánico de la mañana. Pero estoy absolutamente convencido de que en realidad, lo que ha hecho a nuestro campeón  darse media vuelta y esconderse de nuevo en su portal ha sido el mero hecho de que yo fuera un varón. Quiero decir con todo ésto que la sociedad española sigue siendo, desgraciadamente, machista. Podríamos valorar hasta qué punto por culpa de algunas mujeres que, con determinadas actitudes en perjuicio de otras por ejemplo en el ámbito laboral, propician ese machismo pero esa es ya harina de diferente costal.

De si es más machista la derecha que la izquierda o al revés ya ni hablamos. Por higiene intelectual me niego a entrar en ése debate. León de la Riva se ha hecho un extraordinario lío con los sujetadores y los ascensores que me hace suponer que sigue vigente aquello que decía mi pobre abuela, Dios la tenga en su gloria, de ‘dime con qué pan sueñas y te diré el hambre que pasas’, pero lo del socialista García Page dudando que ‘Cospedal sepa ni pasar la aspiradora’ tiene su punto, ¿eh?. Seguro que el toledano tampoco y que, como buen socialista, tendrá ecuatoriana en casa que se encargue de tal menester. O lo del comunista Valderas elogiando ‘las tetas’ de una nueva responsable de Educación en presencia de Cayo Lara. Lo cierto es que, también en ésto, la izquierda trata de aprovechar las torpezas conceptuales de la derecha y apropiarse de la bandera de un pseudofeminismo de tercera, de cuotas y otras mandangas, que no se compadece con su realidad. Que se lo digan al presidente de los socialistas vascos, un tal Eguiguren, al que un juez condenó por maltratador. Lo hicieron ya en campaña con el pobre Cañete para tratar de enmascarar las carencias programáticas e intelectuales de Elena Valenciano durante el famoso debate y tratan hacerlo de nuevo, atrapados en sus contradicciones sobre la reforma o no reforma constitucional o la negativa de su líder, el tal Sánchez, a negociar con el PP la elección directa de alcandes que ellos mismos llevaban hace pocos años en su programa electoral. La izquierda, cada vez más vacía de ideas. la izquierda, cada vez más llena de propaganda. La izquierda, en liquidación y cierre ideológico e intelectual.

 

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