«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Au nom du peuple, español

11 de febrero de 2017

Confieso que sigo con notable interés –y gozo, ¿por qué no?- las pataletas verbales que nuestros proféticos, y en su mayoría, bien pagados periodistas, sacuden contra quien casi recién pisado el Despacho Oval, ha puesto en riesgo todos los sucios propósitos de las élites globalistas. Si es que había alguno pulcro. Y con Trump, el ocaso de ese sueño totalitario de centralización absoluta del poder de la mano de esta nueva, imparable y necesaria Derecha Alternativa a la que también nos queremos sumar en España.

Pero hay para todos, y Marine Le Pen no iba a escapar de los sicarios del Nuevo Orden Mundial o de los esputos de los ya predecibles liberaloides de guardia. Al menos aquí, donde Trump es una especie de enviado de Satán a este mundo de falsos aunque interesados bonachones, y Le Pen, la hermana gabacha a la que si sugieres públicamente pasas poco menos que a ser pariente no muy lejano del mismísimo Hitler. Sea como fuere, nadie dijo que el análisis de la progresía patria fuese inteligente. Sin embargo, y para socorro de zurdos y señoritingos enfundados en banderas de una más que cuestionable libertad, los españoles seguimos a la cola de nuestros vecinos europeos, observando con resignada paciencia lo que ocurre al otro lado de los Pirineos; donde los que un día pueden llegar a ser nuestros homólogos galos, no tardaron en advertir de la quiebra entre dirigentes y pueblo y que esto viene dado por el abandono de los primeros a estos últimos; donde saben sobradamente que estamos en guerra; y donde han palpado de primera mano el fracaso de estos pretendidos Estados Unidos de Europa y sus políticas.

Cierto que Trump ha representado un terremoto político, pero el cambio de ciclo histórico en Europa pasa por Francia, aun con los comicios holandeses por delante.

En cuanto a las propuestas presentadas por la hija de Jean-Marie en la ciudad de Lyon hace una semana y con las que pone rumbo al Eliseo bajo el hábilmente escogido eslogan “en nombre del pueblo”, son, en su mayoría de extrema lógica. Que no derecha. El Frente Nacional de Marine ha apostado por la supervivencia de Francia con promesas como la realización de un referendo sobre la salida de la catastrófica Unión Europea que supondría la recuperación de la soberanía nacional; el abandono del espacio Schengen por el que han circulado sin problemas terroristas como el tunecino que atentó en Berlín el pasado mes de diciembre; la salida de la OTAN que arma y protege a los mal llamados “rebeldes sirios” cuando son asesinos pertenecientes a Al-Qaeda; prioridad nacional en empleo con la creación de un impuesto sobre la contratación de asalariados extranjeros o la reducción de impuestos y trabas burocráticas a las pequeñas y medianas empresas. Además de otras que perfectamente podrían resumirse como un combate despiadado contra la delincuencia, el terrorismo y fundamentalismo islámico.

Ya hemos comprobado que no todas las rosas son rojas ni las lágrimas tienen porqué sabernos siempre saladas. Ahora, tomemos nota. Au nom du peuple, español.

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