«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El Edén populista

18 de agosto de 2016

Cuenta el Decamerón las andanzas de Fray Puccio, adinerado y felizmente aparejado con una veinteañera. Acaeció que por aquel tiempo volvió de su estudio de París Don Felices, monje docto como el que más, quien le recomendó rezar infinitud de pater nostres antes de maitines para conseguir la Salvación Eterna. Mas, mientras el beato Fray Puccio diligentemente e incesantemente hacía penitencia, Don Felices yacía con su mujer, pronunciando ella: “Tu has hecho hacer a Fray Puccio tal penitencia que, con ella, él nos ha, a mí y a ti, ganado el Paraíso”. Como bien sabrán los avispados lectores, las cosas del Señor no funcionan de esta manera.

Suministrando placeres idiotizantes a los españoles, los populismos proponen soluciones simplistas a problemas muy complejos y exacerban las bajas pasiones contra un enemigo común: los ricos, la tan denostada “casta”. Disfrazan a las rentas altas de Fray Puccio y convierten la subida de impuestos a los ricos en la panacea a la crisis en nuestro país. Nos prometen el Edén terrenal: salir de la crisis sin el mínimo ápice de esfuerzo, pagando “los otros”.

Un denominador común de los populismos de diverso pelaje, entre otros es la poca concreción a la hora de concretar qué consideran ricos: ¿A partir de qué nivel de renta lo serían? ¿Entraría en esta categoría el terrateniente Salellas, diputado de la CUP? No obstante, se nos plantean muchos interrogantes y pocas certezas: ¿Cómo se evitaría la fuga de capitales como ha sucedido en Francia motivado por la asfixia fiscal? ¿Realmente se aumentaría la recaudación total o el incremento impositivo llevaría a un nivel de saturación y a la reducción de la recaudación como demuestra la curva de Laffer?

Ante tanta confusión, la única propuesta más o menos palpable resulta ser la del mesiánico Iglesias. Consiste en aumentar el gasto público en 120.000M€ que se financiarían gravando solamente al 2% de los españoles más ricos. Estos sólo representan 33.000M€, por los cuales el Estado recauda 11.000M€. Inverosímil resulta la pretensión de obtener una recaudación 4 veces mayor del propio objeto al que se pretende gravar. Por lo tanto, inexorablemente, las políticas populistas las pagaremos todos los españoles, especialmente las clases medias.

 

Presumían ufanos los trolls y otras criaturas podemitas que circulan por las redes sociales que el programa de Podemos lo habían avalado 167 economistas. El de Syriza fueron 300….y en verdad, los resultados son sobradamente conocidos. Más le hubiera valido a Fray Puccio no fiarse del adulador Don Felices, prometedor de grandes glorias, populista en tiempos pretéritos, ya que como indica el refranero popular, A quien de otro se fía, válganle Dios y Santa María. 

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