«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Para entender las dinámicas de lo que sucede en Rusia

Este post no pretende ser agradable; por desgracia la política internacional no suele serlo. Pretende ser realista e intenta aportar elementos para comprender unos hechos a menudo desagradables. Desde esta perspectiva, creo que una de las claves para entender la actuación de la Rusia de Putin en Ucrania es entender el modo de pensar y las motivaciones rusas. Occidente actúa, a menudo, convencido de que el mundo actúa por motivaciones idénticas a las suyas. No es verdad. 

Nos parece, por ejemplo, que las sanciones económicas van a ser insoportables y llevarán a una segura claudicación por el sencillo motivo de que serían insoportables para nosotros. Pero resulta que no lo son para quien las percibe como una agresión exterior ante la que sería humillante claudicar y para quien está dispuesto a sacrificar bienestar material por otras cuestiones. La historia del fracaso de los bloqueos, que habitualmente sirven para cohesionar y consolidar al gobernante de turno, es larga.

Pensaba esto cuando leía las palabras de Randolph Bourne, escritas en 1918, a propósito de la Primera Guerra Mundial: «La guerra es la salud del Estado«. Y continúa escribiendo: «el estado republicano casi no tiene elementos que apelen a las emociones del hombre común. Los que tiene son de origen militar y en una era no militar como la que hemos pasado desde la Guerra Civil [se refiere a la guerra civil en Estados Unidos de 1861 a 1865], incluso esos elementos militares se han visto escasamente. En una época como ésta el sentido del Estado casi desaparece de la conciencia de los hombres”. 

Con la guerra, no obstante, el Estado recupera su vigor. Escribe Bourne: «En general, la nación en época de guerra consigue una uniformidad de sentimientos, una jerarquía de valores que culmina en la cumbre indiscutida del Estado ideal que posiblemente no podría producirse a través de ningún otro medio que no fuera la guerra. La lealtad, o incluso la devoción mística al Estado, se convierte en el mayor valor humano imaginable«

¿Entienden ahora por qué la guerra de Ucrania no está desgastando a Putin como esperaban los países europeos y Estados Unidos?

Por si aún les queda alguna duda acerca del ambiente y las motivaciones que se viven a Rusia, echen un vistazo a este vídeo (que he descubierto gracias a Carlos Esteban):

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