«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La jauja europea

29 de enero de 2015

Ha ganado Syriza las elecciones griegas, y todos estamos contemplándoles para ver si, efectivamente, pueden. Bien, nadie espera que un partido salga del poder con todas las promesas en el “debe”, y la labor de gobierno en el “haber”, pero el caso de las promesas de Syriza es distinto: Es lógicamente imposible cumplirlas todas a la vez.

Quiere dar fin a las reformas y a la racionalización del gasto. Para ello quiere que se le condone una parte de la deuda, pero promete asimismo mantener a Grecia en el euro, lo cual exige un adversativo categórico; si se da uno, no se da el otro. Además, quiere que los nuevos gastos del Estado griego los financie el resto de Europa, pues la capacidad de gastar de los griegos es muy limitada. El ministro alemán de Agricultura Hans-Peter Friedrich, que ha hablado con mucha claridad en los últimos días, ha sentenciado: “Los griegos tienen derecho a votar por quien quieran, pero nosotros tenemos el derecho de no financiar la deuda griega”. Y esta es la clave. Esta es.

La política es ese juego en el que el Estado reparte renta y riqueza de unos grupos a otros y a sí mismo. Y el juego democrático consiste en ocupar el poder con la promesa de que unos pocos pagarán las necesidades de los muchos. Ese es el funcionamiento en el ámbito nacional, pero las instituciones europeas han creado la ficción de que el terreno de juego es ahora el europeo, y eso es lo que han interpretado los griegos. De hecho, el nuevo ministro de finanzas, Yanis Varoufakis, sólo ha tenido que proponer una profundización de las instituciones europeas (eurobonos, rescates a bancos…) para llegar al mismo resultado: gastos griegos, pagos alemanes.

La política democrática se ha revestido de una ideología que justifica el latrocinio y el reparto del botín. ¡Qué reconfortante resulta oír la promesa de que recibirás lo que paga otro! Para acallar la conciencia, que sufre al oír los golpes que da la atávica distinción entre el bien y el mal, se le llama a ese proceso “justicia”. Los griegos han sido los primeros en interpretar que esa “justicia social”, ese “proceso democrático”, es netamente europeo. Y le tocará a Alemania desmentirles.

 

.
Fondo newsletter