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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Aleppo y el principio del fin

15 de diciembre de 2016

Algunas gotas mojaban anoche la ciudad de Aleppo. Aunque ninguna consiguió aguar el ánimo de los habitantes de la ciudad, que sacaron al tiempo que sus capuchas, sus coches, sus banderas, y sus corazones para gritar, celebrar, vitorear y cantar de alegría, lo que no sucedía desde julio del 2012 en que comenzaron las incursiones terroristas por obtener el control de la ciudad comercial y financiera más importante de Siria. Banderas desplegadas, coches pitando por las calles polvorientas y ruinosas de la ciudad maltratada. “Que Dios bendiga al ejército”, “es el mejor día de mi vida” fueron las declaraciones más repetidas de ciudadanos emocionados a los medios locales, que fueron los primeros informadores. 

Acaba poco a poco la pesadilla de Aleppo, el Nueva York sirio. La agencia Sputnik afirma que las fuerzas armadas sirias le han confirmado la liberación total de la ciudad, y Ahmed Saleh Ibrahim, el secretario de Baaz en Aleppo (el partido gubernamental) afirmaba que “en las próximas horas” se confirmaría la liberación oficial. El ejército controla ya prácticamente la totalidad de la ciudad, y únicamente queda un pequeño resquicio de milicias de cuatro kilómetros cuadrados totalmente rodeado en la parte centro occidental de la urbe. Siete mil personas han vuelto a sus casas, aunque pronto han salido de ellas para celebrar con lo poco que les queda, que se acerca el principio del fin.

Aleppo es la victoria política y militar más relevante de la guerra civil. Pero en Occidente se resisten al optimismo, y personas como Steinmeier en lugar de “liberación” se decantan por “caída” de la ciudad más importante de la contienda. Quizá el ministro de exteriores alemán hubiera preferido una nueva capital del Estado Islámico en pleno corazón del país. En Bruselas tampoco parecen muy contentos con Federica Mogherini a la cabeza, afirmando que la situación en siria no es “esperanzadora”.

Pero ellos están deprimidos en sus cómodos sofás, mientras que los sirios están eufóricos entre sus edificios derruidos, y esto es lo único importante.

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