«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.
Julio Ariza. Empresario. Su campo de emprendimiento, inversión y trabajo han sido los medios de comunicación, en donde comenzó con la renovación de Radio Intereconomía en 1996. Posteriormente fue ampliando el grupo Intereconomía con una televisión y una cabecera de prensa, La Gaceta, que evolucionaron hasta ser medios digitales. Actualmente, Julio Ariza lidera Intereconomía TV, que ha pasado a denominarse El Toro TV, y como autor de Rebelión en la Granja
Julio Ariza. Empresario. Su campo de emprendimiento, inversión y trabajo han sido los medios de comunicación, en donde comenzó con la renovación de Radio Intereconomía en 1996. Posteriormente fue ampliando el grupo Intereconomía con una televisión y una cabecera de prensa, La Gaceta, que evolucionaron hasta ser medios digitales. Actualmente, Julio Ariza lidera Intereconomía TV, que ha pasado a denominarse El Toro TV, y como autor de Rebelión en la Granja

No nos van a callar

30 de noviembre de 2011
  • Las sutiles amenazas de Francesc Homs a Intereconomía TV, agravadas por la sede parlamentaria donde fueron proferidas, son inaceptables. 

    No podemos dejar pasar una referencia tan desafortunada de una persona que ostenta un cargo institucional, una posición desde la que representa a todos los catalanes, incluidos los cientos de miles que cada día siguen los medios de nuestro Grupo y que, con estas manifestaciones, se ven injustamente discriminados. La sensibilidad de algunos representantes del nacionalismo les hace sentirse más cerca de los radicales de Esquerra Republicana que de los que, pacífica y democráticamente, defendemos un modelo para Cataluña de normalidad e integración con el resto de las comunidades españolas.

    Resulta una carga penosa tener que desmentir constantemente ese presunto anticatalanismo que se nos atribuye. De nada sirve explicar que en el Grupo Intereconomía muchos de sus directivos y periodistas son catalanes: el vicepresidente y el director general de Recursos Humanos son de Lérida. El director de Asuntos Jurídicos es catalán. Dos de los seis miembros del Comité Editorial son asimismo catalanes. El director de los Servicios Informativos, Javier Algarra, es de Barcelona. Xavier Horcajo, uno de los periodistas más relevantes del Grupo y director de Más se Perdió en Cuba, es barcelonés, como también los es Gonzalo Bans; Carlota Lladó es de Igualada. Josep Pedrerol, director de uno de los programas clave de nuestra Casa como es Punto Pelota, es de Barcelona, y así otros muchos más, decenas de catalanes que forman en Intereconomía equipo con otros más de 800 hombres y mujeres de toda España.

    ¿Creen ustedes que todas estas personas formarían parte de una empresa que realmente sintiera algún tipo de resquemor, desprecio o animadversión por esa tierra?

    Es completamente cierto que muchos de los que expresan opiniones políticas en El Gato al Agua, en Más se Perdió en Cuba o en Dando Caña disienten frontalmente de la manera como ven y conciben Cataluña los dirigentes del nacionalismo. Como es cierto que en Cataluña vota más gente la posición política del PP que la de ERC, a pesar de que estos últimos han tenido a su servicio todos los medios públicos de comunicación.

    Intereconomía no ha recibido un solo euro de la publicidad institucional repartida por decenas de millones de euros entre todos los medios de comunicación en los últimos 10 años. Ese dato es ya injusto y prevaricador, porque ese dinero repartido es también el de nuestros lectores, oyentes y espectadores. No hemos sido adjudicatarios de una sola licencia de radio o de TDT y hemos tenido que alquilar una licencia de FM en Barcelona, por precios desorbitados, a personas vinculadas al poder, para que Radio Intereconomía pudiera ser escuchada al menos en Barcelona.

    Es verdad, no somos gratos al nacionalismo catalán. El problema es que sí lo somos a los ojos de más de medio millón de catalanes. Y eso sí es un problema para don Francesc Homs y sus compañeros de monopolio. El señor Homs, con sus declaraciones, ha dicho en voz alta algo muy sencillo: si no estuviéramos en España, cadenas de televisión como la nuestra serían cerradas en Cataluña, porque el nacionalismo no permitiría la libertad de expresión a los discrepantes. Esa misma libertad que reclaman para que Amaiur pueda defender la independencia del País Vasco nos debe ser negada a los que creemos que no hay que separar nada, sino unir y sumar, para que España y los españoles seamos más fuertes y más prósperos.

    No volveré a salir a la palestra pública para defender algo tan evidente como que cuando criticamos la normalización lingüística lo hacemos en Galicia, Valencia o Euskadi, no sólo en Barcelona, y no por eso tenemos un ápice de antigallegos, antivascos o antivalencianos, tan sólo estamos defendiendo un ecosistema de libertad tan defendible, al menos, como el que ellos defienden.

    He escuchado con desagrado calificar al nacionalismo catalán radical de nazionalismo como he tenido que sufrir que, desde ese mismo ámbito nacionalista, se nos calificara repetidamente de fascistas o representantes de la extrema derecha a quienes llevamos ya muchos años defendiendo la libertad, el Estado de Derecho y la Constitución. Jamás hemos militado, apoyado o jaleado posiciones de extrema derecha, pero parece que, sin embargo, estamos obligados a aceptar que desde el poder se trate de asfixiarnos con actitudes flagrantemente totalitarias como la del portavoz de la Generalitat, usando su cargo y su influencia de forma ilegítima e ilegal.

    Pueden seguir –y seguro que lo van a hacer– excluyendo a nuestros medios y, por tanto, a nuestros telespectadores, de las subvenciones públicas. Seguro que va a ser así; pero tengan esa misma seguridad en que nuestra voz y la de los catalanes que nos acompañan no la van a callar. 

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