«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Pujol y Vila desprecian al Parlament de Cataluña

Las situaciones límite a las que se enfrenta una persona suelen ser un buen marco para conocer a fondo la verdadera dimensión de su personalidad. Los políticos ante los focos se disfrazan y recitan los párrafos correspondientes de su guión de comportamiento. Ajenos a ellos, muestran su personalidad real. Claro que esto no solo ocurre con la clase política sino con casi todo el mundo, porque la vida social en su conjunto reclama  disfraces y que todos adecuen al máximo su comportamiento social a los estereotipos que corresponden al disfraz que portan. Por ello en las situaciones límite se alejan inconscientemente de su papel oficial y muestran elementos propios de su verdadero modo de comportamiento y de su modo de pensar.

Un ejemplo en el caso Pujol. Parece que el Parlament de Cataluña va a abrir una comisión informativa o algo así sobre el asunto y se “invita” al ex President a acudir a dar explicaciones sobre su fraude fiscal, y quizás algo mas que esa figura delictiva. Lo lógico es que una persona que ha presidido tantos años el gobierno de la Generalitat y que se considera padre de la patria catalana, respete al Parlamento y no tenga la menor duda en acudir a la llamada. Pues bien, Jordi Pujol ha dicho, respondiendo a la pregunta de si finalmente acudirá a ese encuentro parlamentario, “todavía no lo he decidido, ya se verá”. ¿Qué habría dicho ese mismo Jordi Pujol ante una negativa de cualquier político por asuntos menos graves que el suyo a acudir a una comisión de guante blanco en el Parlamento? ¿No son sus palabras una muestra del desprecio que siente por esa institución de la Autonomía catalana?

Pero lo mas interesante se muestra en las declaraciones de Santi Vila, al parecer Consejero de Territorio y Sostenibilidad. A propósito de esta comparecencia ha dicho, ni mas ni menos, que lo siguiente, que tomo de un diario nacional: “Un expresidente no necesariamente se merece el escarnio del Parlament, donde todo el mundo dice lo primero que le pasa en la cabeza en función del pie con el que se levanta”. O sea, que preguntar a un político significado por los detalles de un fraude gigantesco en duración —y suponemos que en cantidad— es un “escarnio”. Lo que convierte a esa pregunta en “escarnio” es la condición de ex-President…. ¿No sería mas bien lo contrario? ¿No calificaríamos de escarnio al Parlament la negativa a comparecer de Pujol? 

Pero no se detiene ahí Vila sino que define al Parlament como un lugar tan escasamente serio como un sitio en el que todo el mundo —no salva a nadie— dice lo primero que se le pasa por la cabeza, y, además, en función del pie con el que se levanta. Es realmente demoledor. Todos los miembros del Parlament carecen de cualquier seriedad porque dicen lo primero que se les pasa por la cabeza. Tratándose de un asunto de tanta envergadura, resulta que los parlamentarios mirarían a ver el pie con el que se han levantado esa mañana y dirían cualquier chorrada…

Por si no fuera suficiente, aclara que el Parlament es un lugar donde “Se acostumbra a hacer un pim pam pum donde a menudo hay poco rigor en las afirmaciones y mucho ruido”. Claro, si los parlamentarios dicen lo primero que se les pasa por la cabeza y ello en función del pie con el que se levantan, lo normal es que no exista rigor en las afirmaciones y se produce solo ruido. Obvio

Pero algunas preguntas me asaltan. La primera, ¿esta definición del Parlament de Cataluña es válida en todos los casos o solo para evitar que comparezca Pujol? En todas las comisiones que hayan podido celebrarse, ¿siempre han dicho los diputados catalanes lo primero que se les ha pasado por la cabeza sin el menor rigor en sus afirmaciones?. La siguiente pregunta es derivada de lo anterior: ¿tiene sentido que un miembro de un partido secesionista defina así al teórico depositario de la soberanía del supuesto Estado independiente? Añado: ¿qué sentido tiene que dentro del Estado español siga subsistiendo una institución en la que todos dicen lo primero que se les pasa por la cabeza en función del pie con el que se levantan?

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