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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Los bigotes del gato

Muchos creen que son solo pelos corrientes algo más gruesos y largos, pero los bigotes del gato son mucho más que eso, son una herramienta esencial para la vida del gato.
Les facilitan la exploración de su entorno, permiten expresar estados de ánimo e incluso les ayuda a ver mejor en distancias cortas.

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Estos pelos tan especiales (que en realidad se llaman vibrisas), poco tienen que ver con el resto del pelo de su cuerpo. Crecen y se caen con el tiempo para ser sustituidos por otros nuevos, como el pelo y las uñas, pero son bastante más rígidos, gruesos y profundos; enraizados en zonas muy ricas en vasos sanguíneos y nervios. Y lo más importante, son extremadamente sensibles.
Así que jamás pienses en recortárselos cuando lleves a tu gato a la peluquería.
Un gato cuenta con entre 8 y 12 vibrisas en cada lado del bigote, aunque dispone de otros de estos pelos tan especiales en otras partes de su cuerpo (encima de las cejas, en la barbilla y en la parte posterior de sus patas delanteras). Pero lo que me interesa en este artículo son las funciones del bigote del gato:

Navegación
Los bigotes permiten al gato “sentir” lo que pasa a su alrededor. El más mínimo cambio de la dirección del viento es recogido por estos pelos tan útiles. Puede parecer algo poco importante pero esta habilidad les permite desenvolverse mejor por la noche, cuando la oscuridad es total. Cualquier obstáculo hace variar la dirección del aire y si esa información es recogida por un sensor tan eficaz como los bigotes de un gato, se puede evitar tropezarse con ellos sin necesidad de luz.
O imagina a un gato dormido. Los sensores de sus bigotes le pueden avisar de algún peligro sin necesidad de abrir los ojos.

Vista de cerca
En general todos lo felinos tienen muy desarrollada la vista, muy necesaria para la caza. Pero el sentido de la vista se ve algo comprometido cuando se trata de ver algo muy cercano (30cm o menos). En esas situaciones el gato tiene dificultades y acude a sus bigotes para solucionarlo.
Echando sus bigotes hacia delante el gato puede tocar con ellos lo que sus ojos no aprecian con nitidez, recibiendo una imagen en su cerebro mucho más real.

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Regla de medir
El uso más curioso de los bigotes de un gato es el de medidor de espacios.
Lo que suele hacer un gato antes de entrar por un espacio reducido en meter la cabeza. Y no lo hace para ver su interior, lo hace porque puede saber si va a caber por ahí gracias a sus bigotes. Los extremos de los bigotes son muy sensible y si el gato mete la cabeza por un hueco pero sus bigote tocan las paredes, sabrá que por ahí no es conveniente pasar porque es posible que no quepa el resto de su cuerpo.
Si el bigote de un gato tiene una longitud similar a la anchura de su torso, la habilidad para saber si cabe por un orificio se pierde si el gato ha ganado algo de peso. Supongo que más de un gato doméstico de habrá quedado encajado en algún hueco por no haber tenido en cuenta que el tamaño de su panza ya no es el que era (para esos casos, no conozco un pienso mejor que Arden Grange Light).

Estado de ánimo
Por último, son una forma de comunicación reflejando el estado de ánimo del gato según coloque sus bigotes.
Si un gato está relajado tendrá su bigotes también relajados en su posición natural.
Echando los bigotes hacia atrás, el gato reflejará su enfado o que está asustado (le hace la cabeza más pequeña y por tanto menos visible), muy útil para saber si es momento de tocarle o esperar a que se relaje.
Si en cambio el gato está alerta por algún ruido extraño por ejemplo, colocará sus bigotes hacia delante y aprovechará su impresionante sensibilidad para localizar el posible peligro.

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