«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Revolución Isco

27 de febrero de 2017

Cuatro de la tarde. La menda en Sanlúcar de Barrameda, dándole a la Manzanilla. Carnaval de Cádiz de mi vida. Tebas, lo del horario, revisited. ¿Puede ser el Atleti-Barcelona, de ayer, el peor desde el siglo V a.C?  Acostumbrándonos al espanto como ciencia, que decía Panero. Luis Enrique pensando en la banda lo bien que estaría subiendo en su bicicleta el Tourmalet. Incluso, un ochomil. Para colmo, los revolcones sobre el césped de Neymar. Dicen que han llegado a categoría de gag de Cràckovia. Ya lo decía Truman Capote: “La vida ya es suficientemente difícil sin necesidad de las películas de Meryl Streep”. Y eso que no llegó a ver lo de después… Sigo con lo del juego, la imagen que ofreció el club catalán es la de un animal herido. Adormecen a la pelota. Ahí se adormece hasta El Tato. En la radio, Petón decía en el minuto 60 que “metería un estimulador, un Fernando Torres”. Le habrán llamado cosas a El Niño, pero estimulador… Gol de Rafinha y a Simeone se le empieza a poner cara de Echenique aguantando la bronca de Fernando Ángel Barredo en la Asamblea Ciudadana de Podemos. Llamó a Torres, claro. Godín, empata. El faraón, según los de la COPE. ¿Faraón? Si a Simeone le toman la temperatura, en ese momento, es un camaleón. Luis Enrique volvía a la cara de estar tomando Almax. Llega el gol de Messi. Échale guindas al pavo, que tarareaba Miguel Ligero, después del juego horroroso que desplegaron los de Can Barça toda la santa tarde. A Messi le pasa lo que dice Martin Amis, “es un novelista de trozos buenos”. El entrenador blaugrana se enroscó la bufanda que no llevaba a lo Umbral.  Esta victoria no tapa el malísimo partido y el mal juego.  A este paso, los seguidores televisivos en China se borran. Estaban los dos para correrles a gorrazo limpio Gran Vía arriba.

En el exMadrigal no cabía ni un alfiler. Arranca la alineación blanca con Ramos, Pepe y veo que Màxim Huerta sigue vistiendo de verde como en el sofá de Ana Rosa. Regreso al futuro. La tarde era Vietnam. Los de basket perdiendo ante los canarios y los de fútbol cuesta abajo y sin frenos ante otros con camiseta amarilla.  Las peores pesadillas me rondaban en forma de aquella fiebre amarilla del año pasado. No suelo recordar lo que sueño, pero sé que tengo sueños recurrentes.  Zidane ve la luz. Hace un cambio antes de San José. Lo que vino después, ya lo sabemos. Isco le dio la vuelta al partido. Cómo está el de Arroyo. Si Ray Loriga decía que él no salía a la calle sin Bresson y Dreyer, yo no pongo un pie sin Isco, Carvajal…. Lo de Isco es ahora mismo poesía, tal cual W.H. Auden, “puedes ver un cuadro y te gusta y ya está. Pero un poema lo necesitas o no”. Al final,  afiladas subidas de  Marcelo aupadas con las asistencias de Alarcón. Y, Morata marcando otro gol importante.

 Real Madrid, desde aquí te lo digo, vas a acabar con mi salud. Durante hora y diez minutos ya me veía como la Mosquera, hablando sola tras las cortinas de la López Ibor. El partido del Estadio de la Cerámica podría haber optado a Óscar a mejor filme con suspense y giro final en el argumento. En Villarreal creo que aún continúan sacando pañuelos. Por no hablar de las ‘acusaciones’ de Fernando Roig. De traca, ahora que se acercan Las Fallas. Decía Ambrose Bierce, “un escritor debe saber y tener siempre presente que éste es un mundo de idiotas y rufianes, atormentados por la envidia, consumidos por la vanidad, egoístas, falsos, crueles y bajo la maldición de sus propias ilusiones”. Ahora sólo nos queda salir así de enchufados y, desde el primer minuto, sin goles en contra. En otras palabras, ganando.

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