«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Las elecciones en Francia

La segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia ha dado la victoria a Emmanuel Macron y ha sumido al Frente Nacional en la derrota. Por toda Europa, las felicitaciones por la derrota de Le Pen se han prodigado. No debe de quedar líder político en España que haya guardado silencio ni durante la campaña ni en la noche de la victoria. Leyendo los mensajes de algunos de ellos, uno pensaría que concurrían ellos mismos a las elecciones del país vecino.

 

 

En algún mapa, el Hexágono teñido de azul -el color que representaba los departamentos en que vencía Macron- contrastaba con el amarillo de los dos departamentos del norte-Aisne y Pas-de-Calais- en los que el Frente Nacional ha obtenido la mayoría. En París, Macron ha logrado un resultado cercano al 90% de los votos. En Hauts-deSeine y Val-de- Marne se ha acercado al 80%. He aquí la realidad de un país cuya división, lejos de reducirse, se ha agrandado en estas elecciones. Le Pen ha sufrido una derrota, pero Macron aún no debería cantar victoria con tanto entusiasmo.

En efecto, el verdadero triunfador de la segunda vuelta ha sido el voto contra el Frente Nacional, y no tanto el voto a favor de Macron. Sin partido ni cuadros, le será difícil gobernar Francia. Su resultado es, en buena medida, prestado por aquellos que optaron por el mal menor frente al ascenso del Frente Nacional. La opción de “cualquiera menos Le Pen” ha inspirado a muchos que, en otras circunstancias, hubiesen preferido a Mélenchon o a Fillon.

Sin embargo, los problemas que han llevado al crecimiento del Frente Nacional y a sus once millones de votos persisten. Macron tiene ante sí el desafío de superarlos y satisfacer, al mismo tiempo, a votantes que coinciden en el rechazo al Frente Nacional, pero solo en eso. Desde los socialistas hasta la derecha moderadapasando por la izquierda radical y los liberales, Macron ha logrado aglutinar a muchos que se oponen a algo común, pero que, en realidad, no coinciden en casi nada más.

El paro, la deslocalización de las grandes empresas, la pérdida de soberanía, el sentimiento de alienación en su propio país de millones de franceses, el descontento con la inmigración descontrolada… Es injusta la simplificación de que los votantes de Le Pen son, sin más, nacionalistas, racistas y xenófobos. Sin duda, hay racismo y xenofobia en Francia -como la hay en España, por cierto- pero la lista de agravios que exhiben esos once millones de franceses no podrá resolverse con pretendidas fórmulas transversales que aspiren a satisfacer a todos. Será difícil convencer a esos millones de votantes de Le Pen -y a buena parte de los que han votado a Macron- que profundizar en el proceso de integración europea es compatible con una mayor presencia de Francia en Europa y en el mundo. La paradoja de que más Bruselas significará más París necesitará más explicaciones que los discursos y las fórmulas anti Le Pen que hemos escuchado estos días. 

Así, la tensión entre las grandes capitales y la Francia periférica -tomando la feliz expresión de Guilluy- no ha desaparecido. La división entre los franceses de raíces y los franceses de papeles ha quedado oculta tras el espejismo de una victoria del centro, pero nada más. Los debates históricos que se han abierto en los últimos días de la campaña -la resistencia y la colaboración, la cuestión de Vichy y las deportaciones, la Francia de De Gaulle y la de Pétain- revelan bien a las claras una fractura que no podrá sanarse con medidas de tecnocracia y campañas de relaciones públicas.

El próximo episodio del drama europeo en suelo francés será en las elecciones legislativas de junio. Pocas semanas después, en septiembre, serán las elecciones federales en Alemania. Aún es pronto, pues, para hablar de una remontada del discurso “europeísta”.

TEMAS |
.
Fondo newsletter