«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La increíble historia de un hombre que lo arriesgó todo

26 de julio de 2016

La niña estaba en clase de dibujo, tenía 6 años y se sentaba al final, cuenta la maestra que esta niña normalmente no prestaba atención, pero en esta lección de dibujo lo hacía. La maestra estaba fascinada, se dirigió a ella y le preguntó: “¿Qué estás dibujando?» y la niña le dijo, «Estoy haciendo un dibujo de Dios.» Y la maestra le dijo, “Pero nadie sabe cómo se ve Dios» y la niña dijo: «Lo sabréis en un minuto.»

Escuché esta historia a Sir Ken Robinson y me di cuenta de que necesitamos desaprender lo aprendido, romper esquemas y volver a ser niños para poder avanzar. Recuerdo que gran parte del tiempo empleado en el Master que estudié hace años, iba encaminado a que rompiésemos los esquemas de nuestro cerebro, a entender una nueva forma de avanzar, con el llamado “método del ensayo – error”. Probar y equivocarse, volver a probar y volver a equivocarse, hasta que se alcanza el objetivo.

No es estudiar una carrera, no es saber idiomas…es arriesgarse por conseguir algo mejor y fracasar, pero seguir intentándolo. Es querer algo con más ímpetu que el deseo de no hacer nada, de quedarse quieto aunque se esté mal. Nos empeñamos en aplicar nuestros prejuicios antes de escuchar al erudito en cualquier tema, un tipo está equivocado incluso antes de abrir la boca, porque ya sabemos que nosotros tenemos la razón.

Los grandes cambios de la historia se producen por personas que se han arriesgado, cruzando el océano, atravesando la estratosfera, liderando pequeños batallones que han tomado colinas fortificadas, desafiando fusiles con rosas, tapando una granada con tu propio cuerpo para que no mate a tus amigos. Pero también haciendo esa llamada que no había que hacer, acudiendo a esa reunión que todos desaconsejaban, diciendo lo que nadie quería decir o negándose a lo que hasta ahora era normal hacer.

Nuestros hijos se arriesgan desde que nacen y poco a poco les vamos obligando a que no se arriesguen. Somos el freno a su creatividad, somos el agente de seguros que les obliga poco a poco a olvidar sus maravillosas locuras con un “no hagas eso”, “eso es una tontería”, “no pierdas el tiempo con esas cosas”, sin valorar lo que realmente les motiva y les empuja a mejorar. Ellos nacen preparados para arriesgar en su primer paso, en su primera carrera, su primer salto, su primer filete, la primera vez que montan en bici, el primer día viajando solos en el autobús y así podríamos seguir, hasta que decidimos que es momento de dejar de probar y tienen que seguir el camino marcado por el libro no escrito de “lo que hay que hacer”.

España necesita grandes creativos en su Gobierno porque si tenemos grandes gestores pero no tenemos grandes creativos, podremos gestionar muy bien la economía asignando de forma eficiente los recursos escasos, pero no podremos crecer, no avanzaremos como País ni como potencia. Si no tenemos creativos dirigiendo los sectores que más aportan al PIB no podremos mantenerlos en 50 años, y si no tenemos aventureros para los servicios en los que España no es un referente…¡pues seguiremos así toda la vida, sin ser un referente!. Hay que perder el miedo a fracasar, hay que acostumbrar a la población al error y a seguir intentándolo, pero eso tiene que venir de nuestros líderes, que son los que empujan o frenan, los que animan o desmotivan.

Si nuestros líderes políticos y empresariales no fomentan esa creatividad serán el freno, serán el tapón al desarrollo, al progreso como sociedad. Para reconvertir la industria minera o naval se necesitan grandes capacidades creativas. Para reinventar el turismo es necesario un visionario, igual que para transformar el sector educativo (tan necesario en España, tan hablado, pero tan poco realizado) o acabar con las duplicidades administrativas.

Es el momento de los creativos, de los aventureros, de los arriesgados, debemos pedirles que ocupen los puestos de gestión y que dirijan las naves hacia lugares inhóspitos. No es un capricho, es una urgencia porque España está en ese momento de la historia en el que muchas naciones se reinventan o se quedan paradas. Empecemos por nosotros mismos, no tengamos miedo a decir que si a una locura, o a decir que no a lo que siempre se estaba haciendo así. Sigamos por nuestros hijos y por nuestros empleados, apoyemos sus proyectos y fomentemos su creatividad, aunque no lleguemos a entenderla.

Hoy quería transmitiros que ese hombre/mujer que lo arriesgó todo se llamaba Colón, se llamaba Gandhi, Washington, Gagarin, Wojtyla, von Paradis, Milholland… y se podrá llamar como tú, pero solamente si decides que el riesgo es parte de la vida, es parte del progreso.

Quedarte quieto es la mejor forma de no avanzar y así lo resume el creador de Facebook Mark Zuckerberg “El mayor riesgo es no correr ningún riesgo. En un mundo que cambia muy rápidamente, la única estrategia que garantiza fallar es no correr riesgos.”

 

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