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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Del eterno ‘dramón’ de Víctor Sandoval a la farsa de Tejado

Supervivientes se ha convertido durante muchos años en el tema de cuchicheos y en el centro de los grupos de whatsapps que se envían cada jueves y domingo noche. Sin embargo, los últimos acontecimientos no han hecho más que despertar indignación de aquellos seguidores que aún confiaban en el ‘fair play’ o que simplemente pretendían que las andanzas de los nuevos concursantes consiguieran rescatarlos de la rutina y distraerles por unas horas.

Pero dos de los supervivientes se han saltado la ética y los principios del concurso, uno por beneficio propio y el otro para saciarse de ese afán de protagonismo que le alimenta diariamente.

Antonio Tejado se vio obligado a abandonar la isla el pasado jueves por segunda ocasión. Sus problemas de espalda volvían a jugarle una mala pasada. “Más de uno va a tener que meterse la lengua en un sitio que no le va a gustar porque ahí están las pruebas médicas”, señalaba el concursante después de que el presentador le comunicara la decisión de la organización y tras las críticas que había recibido por presuntamente estar fingiendo.

No obstante, parece que algunos de esos argumentos no eran del todo erróneos. Este domingo el programa emitía, en presencia de la avergonzada madre de Tejado, unas imágenes en las que el ahora exconcursante se tiraba de cabeza a una piscina y demostraba estar en su mejor forma. Un comportamiento que fue duramente criticado por los colaboradores del programa que calificaron el comportamiento de Tejado de auténtico fraude.

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Víctor Sandoval también hizo de las suyas. El ‘palmero’ de Mila Ximénez no dudó en decir adiós a su nueva gran amiga en una despedida lleno de tintes dramáticos. “Estoy en un bucle de autodestrucción”, señalaba a su salida.

 

Sin embargo, una conversación con el director del programa fue suficiente para que el presentador de ‘Mamma Mïa’ volviera a la isla con las pilas puestas y que prometiera incluso pescar: «Voy a pescar pero no voy a matar el pez«, aseguraba. 

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