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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Conciencia y cultura de Defensa

9 de marzo de 2017

La primera vez que conocí el término Conciencia de Política de Defensa (entonces no se decía Conciencia de Defensa)   fue allá por el año 1991 cuando era Subdirector General de Estudios y Planes, dependiente  del Director General de Política de Defensa, Teniente General Veguillas Elices (que años más tarde sería asesinado por la ETA). Éste me comunicó que yo iba a trabajar con el Gabinete del Ministro de Defensa, Narcís Serra y con el Gabinete del Presidente del Gobierno Felipe González, cuyo Director era Roberto Dorado Zamorano, en la redacción de una Directiva de Defensa Nacional. Tras unos meses de trabajo el texto de la Directiva fue presentado en la Junta de Defensa Nacional que se celebraría el 20 de febrero de 1992 en el Palacio de la Zarzuela, bajo la presidencia del Rey D. Juan Carlos I. A la misma tuve el honor de asistir por indicación del General Veguillas, que era el Secretario General de la misma, previa autorización del Ministro de Defensa. Mi responsabilidad fue la de redactar el Acta de lo que allí se tratase.

Informados  los asistentes a la Junta de Defensa Nacional del texto de la Directiva, ésta sería sancionada con su firma por el Presidente del Gobierno el 22 de marzo. Era la primera vez que se daba conocimiento a la Opinión Pública de los asuntos tratados por la Junta de Defensa Nacional mediante un texto entregado para su difusión a los Medios de Comunicación Social.

En esta Directiva de Defensa 1/92 se fijaron unas Directrices para el desarrollo de la Política de Defensa, la primera de las cuales decía:

“Fomentar en el pueblo español la Conciencia de una Política de Defensa acorde con la realidad social y económica de España y sus compromisos internacionales, así como su imprescindible vinculación y participación en la Defensa Nacional, además de renovar los lazos de unión entre la Sociedad y las Fuerzas Armadas. Nuestros compatriotas  deben ser conscientes que Defensa somos todos y que esta responsabilidad recae sobre todos los sectores e instituciones de la Nación”.

Desde entonces, algunos de los diferentes Ministros de Defensa de España,  han venido intentando crear una Conciencia de Defensa en la población española, explicando los riesgos y amenazas existentes para nuestra Patria y la necesidad que la opinión pública comprendiera la necesidad de la existencia de una Fuerzas Armadas. Éstas, de acuerdo con el concepto de la Defensa Nacional definido en la Ley Orgánica 6/1980, “Tienen que  garantizar la unidad, soberanía e independencia de España, su integridad territorial y el ordenamiento constitucional, así como proteger la vida de la población y los intereses de la Patria, conforme a lo establecido en el artículo 97 de la Constitución”.

Conciencia de Defensa

Pero cabe preguntarse si la Conciencia de Defensa que tienen los españoles ahora, coincide con lo definido en dicha ley como Defensa Nacional. Por otra parte, el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española dice que Conciencia es el conocimiento exacto y reflexivo de las cosas, por consiguiente en este caso, Conciencia de Defensa sería pues El conocimiento exacto y reflexivo de la Defensa de la Nación española.

Tras sesenta y dos años de vida militar, soy bastante excéptico, que mis compatriotas tengan hoy día ese conocimiento exacto y reflexivo sobre la Defensa Nacional, que comprenda la importancia de la Nación, de los intereses y de los valores nacionales. Es cierto que se organizan actos con motivo del Día de la Fiesta Nacional, del Día de las Fuerzas Armadas, que se conceden Premios por parte de las tres Fuerzas Armadas, que se da información sobre la actuaciones de nuestros Ejércitos en el exterior en misiones de imposición o mantenimiento de la Paz, que se organizan Juras de Bandera de personal civil, visitas a  unidades y organismos militares y un largo etcétera, pero cada día que pasa, mi impresión es que a la sociedad actual no le interesa gran cosa la Defensa Nacional.

Cuando existía el Servicio Militar obligatorio, con todos sus inconvenientes para los jóvenes que tenían que cumplirlo y con todos sus defectos, la Juventud tenía un conocimiento directo y real de  las Regiones de España y de nuestras Fuerzas Armadas y también se creaban unos lazos de amistad entre aquellos muchachos de distinta clase y condición. Desaparecido el Servicio Militar en el año 2001, la mayoría de los hombres españoles menores de 40 años, no creo que se sientan vinculados hoy día con la defensa de España.  

Pero hablando de Valores, uno de nuestros más preciados Valores es el Idioma Español, no como algunos sectores de la población denomina   Castellano  con la insana intención de disminuir su Valor. El término Castellano  desde el punto de vista histórico y lingüístico es totalmente erróneo, aunque así haya sido recogido en el Artículo 3 punto 1 de la Constitución Española en vigor desde 1978, pues como afirma el Catedrático de Historia y Académico de la Real Academia de la Historia, Luis Suárez Fernández,  el modo de hablar propio de Castilla ha desaparecido al fundirse en la habla común. Esa lengua no es tan solo el medio de expresión para entenderse en el ámbito universal iberoamericano, sino también el soporte de una cultura muy rica a cuya formación han contribuido personas procedentes de todos los rincones del mujndo hispano, sin limitación ni preferencia algunas. De tal modo esto es cierto que  la Real Academia se denomina “de la Lengua Española“, no Castellana y el Diccionario que edita se elabora también con las aportaciones de las Academias de la Legua Española iberoamericanas. El español es resultado también de fusión entre lenguas romances que la han enriquecido y de haber incorporado muchos vocablos árabes y modernamente de otros idiomas, en particular del mundo anglosajón. Por otro lado, conviene recordar que en las instituciones internacionales cuando se refieren al idioma común de nuestra Nación se le denomina  Español no Castellano. Esto es también Conciencia de Defensa. Sin embargo hoy día, en España no se defiende este rico Patrimonio único, siendo  absurdo que en el Senado se utilicen las otras lenguas regionales y se tengan que utilizar traductores.

Cultura de Defensa

El  Diccionario  de  la  Real Academia  de  la  Lengua, desde un punto de vista sociológico,  define Cultura como el Conjunto de manifestaciones de la vida espiritual de un pueblo o de una época, en que están comprendidos, la Historia, la Religión, el Arte, la Literatura, etc. Por consiguiente debemos entender como Cultura de Defensa todo aquello relacionado con nuestra Historia Militar y el patrimonio de nuestras Fuerzas Armadas y el conocimiento de los riesgos y amenazas actuales a nuestra Seguridad y de los medios existentes para garantizar nuestra Defensa.

Pero hoy día el concepto Defensa Nacional ha quedado comprendido dentro de un término más amplio, el de Seguridad Nacional, tal como contempla la Ley 36/2015, de 28 de septiembre. En su Preámbulo define la Seguridad Nacional como “La acción del Estado dirigida a proteger la libertad, los derechos y bienestar de los ciudadanos, a garantizar la defensa de España y sus principios y valores constitucionales, así como contribuir junto a nuestros socios y aliados a la seguridad internacional en cumplimiento de los compromisos asumidos, concepto que, hasta la fecha, no había sido objeto de una regulación normativa integral”.

Pero para mí resulta llamativo que no se contemple en dicha definición “La defensa de la unidad, soberanía e independencia de España y su integridad territorial” ni tampoco el “Proteger la vida de la población “, tal como decía la Ley Orgánica 6/1980 antes citada, porque creo que la vida de los ciudadanos es más importante que su libertad y bienestar.  

La nueva Ley de la Seguridad Nacional, señala que los desafíos que afectan a la sociedad revisten en ocasiones una elevada complejidad, que desborda las fronteras de categorías tradicionales, como la defensa, la seguridad pública, la acción exterior y la inteligencia, así como otras más recientemente incorporadas a la preocupación por la seguridad, como son el medio ambiente, la energía, los transportes, el ciberespacio y la estabilidad económica.  

En lo que se refiere a la Cultura de Defensa, ésta es sustituida por Cultura de Seguridad Nacional, que el artículo 5 de dicha Ley, dispone que debe favorecer “La implicación activa de la sociedad en su preservación y garantía, como requisito indispensable para el disfrute de la libertad, la justicia, el bienestar, el progreso y los derechos de los ciudadanos”. En este sentido, dice la Ley citada que “El Gobierno pondrá en marcha acciones y planes que tengan por objeto aumentar el conocimiento y la sensibilización de la sociedad acerca de los requerimientos de la Seguridad Nacional, de los riesgos y amenazas susceptibles de comprometerla, del esfuerzo de los actores y organismos implicados en su salvaguardia y la corresponsabilidad de todos en las medidas de anticipación, prevención, análisis, reacción, resistencia y recuperación respectos a dichos riesgos y amenazas”. Pero se vuelve, una vez más a omitir la Protección de la vida de los ciudadanos.

Esta Ley en su artículo 6, sobre Cooperación con las Comunidades Autónomas, establece que las materias propias de la misma se realizará a través de una Conferencia Sectorial para asuntos de Seguridad Nacional que es el órgano de cooperación entre el Estado y las Comunidades Autónomas en aquellas cuestiones de interés relacionadas con la Seguridad Nacional, para lo cual dicha Conferencia elaborará para su funcionamiento un reglamento interno. Ignoro en este momento cuántas reuniones de la Conferencia Sectorial se han celebrado y también, confieso, porqué la Ley no incluye a esta Conferencia entre los Órganos competentes de la Seguridad Nacional que son definidos en los Títulos I y II  de la citada disposición, porque en el Título IV sí señala a  las Comunidades Autónomas el cometido de contribuir con sus recurso a la Seguridad Nacional. Por otro lado, algunos Presidentes de las Comunidades Autónomas ignoran la celebración de nuestro Día Nacional del 12 de Octubre y olímpicamente no asisten a los actos que se organizan por el Gobierno de la Nación.

En el artículo 9 la citada Ley define como componentes de la Seguridad Nacional a la Defensa Nacional, la Seguridad Nacional y la Acción Exterior y define cómo los Servicios de Inteligencia e información del Estado pueden apoyar permanente mente al Sistema de Seguridad Nacional. En su artículo siguiente señala a estos efectos cuales son los ámbitos de especial de interés, que entre otros, son la ciberseguridad, la seguridad económica y financiera, la seguridad marítima, la seguridad del espacio aéreo y ultraterrestre, la seguridad energética, la sanitaria y la preservación del medio ambiente. Curiosamente no se menciona la lucha contra el crimen organizado y contra el narcotráfico, y aunque pudiera éste último considerarse incluido en la seguridad sanitaria, creo que por su importancia debiera ser enumerado por separado.

Considero que esta Ley, aunque pretende desarrollar todo lo relacionado con la Seguridad Nacional, es bastante farragosa y con lagunas importantes en sus definiciones. No critico la buena intención del legislador, pero creo que para fortalecer los conceptos de Conciencia y Cultura de Defensa o de Cultura de Seguridad Nacional, dicha disposición  quizá no llegue a que la opinión pública española se sensibilice con estos conceptos.

Por todo lo expuesto creo que en España no existe ese concepto de Cultura de Seguridad Nacional, como en Francia, el Reino Unido o los Estados Unidos norteamericanos, que desde niños en los Centros de Enseñanza les enseñan el amor a la Patria,  el respeto a los símbolos nacionales como la Bandera o el Himno Nacional y además se celebra a nivel nacional el Día de Los Caídos, que está considerado como festivo, homenaje que en España  no existe para honrar a los que dieron su vida por la Patria

Estas son mis reflexiones, que creo no se diferencian de la realidad.

Por José Sánchez Méndez (General de División del Ejército del Aire)

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