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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La cultura en las Fuerzas Armadas

30 de marzo de 2017

Por José-María Blanco Núñez

Salvo el propio Ministerio de Cultura, quizás ningún otro dedique tantos recursos a la Cultura como el de Defensa que dispone de un sólido precedente histórico en la defensa del patrimonio nacional pues, gracias al Ejército de Tierra se han podido salvar de la destrucción palacios como el de la Aljafería de Zaragoza o el de Polentinos de Ávila, alcázares como el de Segovia, iglesia y monasterio como el de San Marcos de León, sinagoga como Santa María la Blanca de Toledo, convento como el de la Merced de Barcelona, etc. La Armada ha sabido conservar sus tres grandiosos arsenales dieciochescos, aunque sus notables edificios se utilicen hoy en día para cometidos distintos, por supuesto, a los del proyecto original; además mantiene dependencias tan distinguidas culturalmente como el Real Observatorio de la Armada de San Fernando, el palacio del marqués de Santa Cruz en el Viso del Marqués, el cuartel de guardias marinas de Cartagena, la Torre del Oro de Sevilla, etc. El Ejército del Aire, creado en 1939, ha tenido el acierto de recuperar el ruinoso castillo de Villaviciosa de Odón para instalar en él su archivo histórico y en sus magníficas bases ha preservado con mimo lo heredado de las antiguas aviaciones militar y naval, así en Cuatro Vientos con su histórico Faro, en Los Llanos (Albacete), en la Escuela del Aire de San Javier, etc.

Desde la creación del actual Ministerio de Defensa, figura, entre sus cometidos, el de «gestionar el programa editorial y las publicaciones, así como coordinar las bibliotecas, archivos y museos del Departamento y su patrimonio cultural», lo cual es responsabilidad de la Subdirección General de Publicaciones y Patrimonio Cultural cuyas funciones son:

* Gestionar el programa editorial y las publicaciones.

* Coordinar las bibliotecas, archivos y museos del Departamento y su patrimonio cultural.

* Gestionar los servicios de reprografía del órgano central y coordinar las imprentas del Departamento.

* La gestión de los servicios bibliotecarios y de documentación y del subsistema archivístico del Órgano Central.

Como solía decir el primer Presidente de la AEME, el general D. Miguel Alonso Baquer, los historiadores no escriben de «memoria» sin que tienen que interpretar la mucha o poca documentación que sobe el hecho a historiar exista en los archivos, dependencias que deben merecer la mayor atención de las autoridades pues son las verdaderas custodias de nuestra esencia histórica.

La Constitución de 1978 ha supuesto el cambio de la dependencia exclusiva de los archivos militares de la Administración militar y convertirlo en servicios públicos; por tanto al Ministerio de Defensa compete, hoy en día, difundir y poner al servicio de la ciudanía el patrimonio documental militar.

El Servicio .Archivístico de la Defensa (SAD. R.D. 2598/1998, de 4 de diciembre) tiene como órgano de dirección a la mencionada Subdirección General de Publicaciones y Patrimonio Cultural (de la SEGENTE) y dos órganos de carácter asesor y consultivo, la Junta de Archivos Militares y la Comisión Calificadora de Documentos de la Defensa.

El SAD cuenta con cuatro subsistemas: el Subsistema Archivístico del Ejército de Tierra, el Subsistema Archivístico de la Armada, el Subsistema Archivístico del Ejército del Aire y el Subsistema Archivístico del Órgano Central, cada uno de los cuales con sus respectivos órganos de dirección y planificación, así como con una red de archivos de diverso tipo (gestión, centrales, intermedios e históricos). En total gestiona ocho archivos históricos de carácter nacional (Archivos Generales Militares del Alcázar de Segovia (oficiales), Madrid, Guadalajara (suboficiales y tropa) y Ávila (operaciones de la guerra civil; palacio de Polentinos, antigua Academia de Intendencia), Archivo Cartográfico y de Estudios Geográficos del Servicio Geográfico del Ejército, Archivo General de la Marina «D. Álvaro de Bazán», Archivo del Museo Naval y Archivo Histórico del Ejército del Aire instalado en el castillo de Villaviciosa de Odón, a los que se ha sumado el Archivo General e Histórico de la Defensa; diecisiete archivos intermedios, correspondientes a los de los tres respectivos Cuarteles Generales y a los de las antiguas capitanías generales de los tres Ejércitos. Al grupo de archivos históricos cabría añadir también, aunque no sean nacionales, los de los establecimientos científicos de la Armada: el Real Instituto y Observatorio de la Armada y el Instituto Hidrográfico de la Marina (Cádiz).

Museos y Bibliotecas (Guardia Real)

La columna vertebral de la red de museos militares está compuesta por los tres Museos Nacionales del Ejércitos de Tierra, la Armada y del Ejército del Aire, el primero trasladado hace pocos años al Alcázar de Toledo y los otros dos en Madrid. Además existen los Museos Regionales en el Ejército de Tierra (en las sedes de las desaparecidas capitanías y comandancias generales y en Mahón) y las Secciones Delegadas del Museo Naval (en los tres antiguos Departamentos Marítimos, en Las Palmas y en La Torre de Oro sevillana) que completan la labor de divulgación de la Historia y Cultura Militar y permiten al ciudadano conocer de una manera más cercana la historia, técnica y sucesos llevados a cabo por sus Fuerzas Armadas.

Sería muy largo dedicarse a explicar los tesoros que custodian los museos militares, desde joyas exquisitas, como la ciudadela «vaubanesca» de oro y plata que regalaron a Felipe V, hasta el microscopio del capitán médico D. Santiago Ramón y Cajal, como la carta de Juan de la Cosa o el pendón de las galeras de España de los Fernán Núñez pero, del más joven de los tres nacionales, tengo una experiencia personal que relataré. En el mes de agosto del año 2005 se celebró en Madrid el XXXI Congreso Internacional de Historia Militar, del cual fui uno de los organizadores, la primera visita cultural fue al Museo del Aire de Cuatro Vientos, al ver la reacción de los casi 200 congresistas valoré extraordinariamente el contenido expuesto pues los alemanes se entusiasmaron al ver modelos que ellos no tenían (desgraciadamente se me ha olvidado cual era el que dijeron estaban dispuestos a comprar inmediatamente, creo que un Messerschmitt) pero lo más entrañable fue ver a un historiador norteamericano (Willard C.Frank, Jr., uno de los máximos expertos mundiales en la guerra civil española en la mar, fallecido hace pocos años) llorando con gruesos lagrimones al ver el Dragón Rapide del famoso vuelo de Las Palmas a Marruecos de Franco, por si fuese poco el suboficial del Ejército del Aire que nos acompañaba le dijo que podía sentarse en la cabina… y casi se desmaya… en fin al año siguiente en

Potsdam, y en el Museo de la Luftwaffe pude constatar el porqué de la admiración de los alemanes ante el nuestro…

Pero además de los museos anteriores existen otros muchos al modo de los regimentales ingleses, como el que mantiene la Guardia Real en su acuartelamiento de El Prado, donde se puede apreciar el Mercedes-Benz W 31 (G4) «El tres ejes», regalo de Hitler a Franco, que según hemos oído mereció la oferta de un cheque en blanco por parte de la marca alemana. También hemos apreciado el museo de la Brigada Acorazada, en el Goloso, los de las Academias de Segovia, Hoyo de Manzanares, que guarda una espectacular maqueta de Cartagena de Indias cuando la defendieron D. Sebastián de Eslava y D. Blas de Lezo, y que lleva el nombre del general de Ingenieros D. José Almirante, autor del imprescindible Diccionario Militar que tantas veces hemos consultado, en los de las de Zaragoza, Marín, etc., los de la Legión y Regulares en Ceuta y otros que, lógicamente, escapan a nuestro conocimiento.

Mención aparte merece para mí el de la Academia de Caballería de Valladolid, donde sentimos especial emoción al encontrar la orla de la heroica promoción (más de la mitad caída en combate) del alférez José Blanco Moreno, hermano mayor y padrino de nuestro padre, que se perdió (jamás apareció el cadáver) en una carga dada por su sección del grupo de regulares Ceuta nº 3, en las operaciones de la «retirada de Xauen» de 1924, pertenecía al escuadrón del capitán D. Adolfo Botín Polanco, autor del famoso libro «El noble bruto y sus amigos: ideas hípicas, clásicas, de polémica y de actualidad», que causó baja en combate al día siguiente.

De su hoja de servicios, que es también cultura militar, copiamos:

* 12.11.24 con su escuadrón en vanguardia de la columna del comandante D. Guillermo Peña Cusi, protegen retirada guarnición Zoco el Sebt (el escuadrón tuvo 15 bajas)

* El 14.11.24 con escuadrón capitán Botín forma parte columna coronel Benito Martin, para evacuar blocaos Bakali.

* El 5 de diciembre de 1924, vuelve a salir con su Escuadrón con objeto de proteger a la conducción de un convoy a Sidi-Ali-Tahal, recibiendo la orden de ocupar con su sección unas lomas situadas a la derecha de

dicha posición; el ataque lo efectuó bajo intenso fuego del enemigo, desapareciendo en combate.

* Murió como un valiente y como él deseaba: “Defendiendo a su Patria“. Descanse en Paz.

Además del patrimonio museístico, las bibliotecas centrales, las de los Museos, y las periféricas de los Ejércitos son de un valor incalculable, es más algunas de ellas son referencias mundiales para ciertos tipos de investigaciones técnico- históricas. La Red de Bibliotecas de Defensa (RBD) reúne a todas ellas para conservar y difundir el patrimonio bibliográfico e incrementar la calidad de los servicios bibliotecarios.

Según el Reglamento de Bibliotecas de Defensa (O.M. DEF/92/2008, de 23 de enero) «los centros bibliotecarios de la RBD se constituyen en subredes orgánicas integradas en la estructura de su Ejército respectivo o del Órgano Central y de los organismos autónomos adscritos al Ministerio de Defensa». En total contamos con:

* Quince bibliotecas generales e históricas

* Veintitrés bibliotecas especializadas y centros de documentación

* Veintiuna Bibliotecas de centros de enseñanza y formación

Si quisiéramos abarcar todo lo que implica la cuarta acepción de la palabra cultura que encabeza estas líneas, tendríamos que referirnos a la cultura industrial de los Ejércitos, fábricas de armas, astilleros navales, factorías aéreas…a las artes, ahora que el pintor Ferrer Dalmau está haciendo renacer el gusto por la pintura militar, en fin necesitaríamos muchas más folios para ello y la brevedad no obliga a poner aquí el punto final.

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