«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

¿Es necesaria una Defensa Común, un Ejército y un Ministro de Defensa europeos?

21 de diciembre de 2016

La generación a la que pertenezco, tengo 60 años, es la primera de europeos y naturalmente españoles que no han conocido la guerra en Europa o en España en los últimos cinco siglos. La generación anterior, la de nuestros padres conocieron la última de niños. El llamado “continente salvaje”, Europa, dejó de guerrear después de la aparición de las Comunidades Europeas y de la OTAN, que nacieron inicialmente con la intención de proporcionar estabilidad, seguridad y defensa en Europa. Desde entonces hemos vivido dos periodos de orden y estabilidad en Europa, el de la guerra fría desde 1945 hasta 1992, año de disolución de la URSS, y el de la hegemonía de los EE.UU desde entonces hasta que en 2012 el Presidente Putin despertó a una nueva Rusia y reclamó “un nuevo orden con nuevas reglas”.

Desde 2014 vivimos en otro escenario mundial, incierto, inseguro e inestable basado en el desorden y el desistimiento, que es la característica de la política actual de los EE.UU y también de la UE. La falta de liderazgo en la OTAN y en la UE, unida al desconcierto creado por el BREXIT, a la nueva Presidencia de los EE.UU y a la crisis europea derivada de las migraciones masivas, determinan la situación de incertidumbre actual y abren la puerta a populismos de diferente signo que ponen  en peligro la misma UE y por tanto cualquier iniciativa como la Defensa Común y acciones derivadas.

Antes de analizar brevemente la Europa de la Defensa, la Defensa Común en Europa, es imprescindible recordar sus antecedentes y como ha sido la construcción de la Europa de la Seguridad que permitió el establecimiento de un espacio de Libertad, Justicia y Seguridad europeo y euroatlántico del que aún seguimos disfrutando. Ese proceso se inicia después de la II GM en mayo de 1947, con el Tratado de Dunkerque de defensa mutua entre el Reino Unido y Francia, éste dio lugar al Tratado de Bruselas entre Bélgica, Holanda y Luxemburgo, que al unirse al anterior dio lugar a la Unión Occidental. Poco después se estableció una estructura militar europea denominada la “Organización de Defensa de la Unión Occidental”, con el Mariscal Montgomery como primer jefe.

En 1948 se invitó a participar a los EE.UU para contrarrestar la inquietante amenaza de la URSS en la Europa Central lo que llevó en abril de 1949 a la firma del Tratado del Atlántico Norte y a una organización más ambiciosa y trasatlántica que se denominó la Alianza Atlántica. En diciembre de 1950 se transfirió toda la estructura militar de la Unión Occidental a la Alianza, incluyendo su Cuartel General en Fontaineblau, Francia, que se convirtió en el primer Cuartel General de la OTAN al mando del General Eisenhower, dando paso en 1951 a la Estructura Militar Integrada OTAN. La República Federal de Alemania ingresó en la Alianza Atlántica en 1955 y precisamente en mayo de ese año la URSS crea el Pacto de Varsovia como reacción a esa entrada y no por reacción general ante la OTAN.

La Comunidad Europea de Defensa (CED), como organización política, nació en agosto de 1950 y fue la primera de las comunidades europeas, marcando el origen de la UE como un espacio de Seguridad. Le siguieron en 1951 la CE del Carbón y del Acero y de la Energía Atómica (EURATOM), con finalidad de seguridad también. En 1954 se rebautizó la CED como Unión Europea Occidental (UEO) para dar acceso a los vencidos de la II GM, la República Federal de Alemania (RFA) y la República Italiana y en 1957 la Comunidad Económica Europea.  La UEO languideció ante el impulso decidido de la OTAN con el liderazgo de los EEUU, la “bella durmiente” le llamaron entonces, y después de varios intentos de reactivación en 1986 con el Tratado de Paris, en 1990 con la entrada de España y Portugal y en 1992 con las llamadas “misiones Petersberg” de mantenimiento de la paz, se disolvió finalmente en 2011, quedando la OTAN como única estructura de seguridad y defensa en Europa.

La OTAN, actualmente vive en un estado de crisis de solidaridad, liderazgo y cohesión que se materializó, a pesar de las declaraciones, en la última Cumbre aliada en Varsovia. Sin embargo, la UE no está mejor que la OTAN, puesto que el BREXIT obliga a reconsiderar la idea inicial de crear un germen de defensa europea sobre la base del Tratado Franco Británico de “Lancaster House”, las dos naciones europeas con capacidades militares y voluntad política de emplearlas en bien de la seguridad y defensa, sin olvidar que disponen ambas de Fuerza Nuclear Estratégica.

En ese escenario, el establecimiento de un “Consejo” de Seguridad y Defensa en sustitución del “Comité” Político y de Seguridad (COPS), cuyas decisiones fueran ratificadas por el Consejo Europeo, para darles mayor respaldo político, sería el primer paso de una verdadera Defensa Común. El desarrollo de una Unión Europea de la Defensa dentro de la UE, con aquellas naciones que lo desearan, presentando una participación “única” y conjunta, tanto financiera como en capacidades militares a una nueva OTAN mucho más europea, resultaría en una cooperación con OTAN más eficiente y con ahorros evidentes.

Finalmente, esa nueva OTAN con liderazgo europeo, con mayores capacidades europeas, con una Agencia Europea de Defensa reforzada, debería buscar un nuevo “contrato”, una nueva asociación trasatlántica con los EE.UU. Por otro lado, una nueva asociación estratégica con Rusia determinaría un nuevo papel de la UE en Seguridad y Defensa, donde el Presidente del Consejo de Seguridad y Defensa de la UE tendría control sobre el planeamiento de capacidades militares de la UE, algo así como el Ministro de Defensa europeo. Estas líneas podrían estar no muy alejadas de la nueva presidencia en Washington.

No obstante, aún no se han valorado las consecuencias del BREXIT en la seguridad y defensa de Europa y en los planteamientos teóricos que he presentado, en particular dentro de un escenario en el que impera la mayor crisis existencial de la UE desde su creación. Se suele repetir que la crisis en la UE se resuelve con “más Europa”, posiblemente sea cierto y las propuestas citadas van en esa dirección, pero para ello se necesita más cohesión, solidaridad y generosidad para ceder espacios de soberanía nunca delegados hasta ahora. Seguramente, los EE.UU estarían encantados con una UE más responsable de su propia seguridad y defensa y con una OTAN más europea, es decir con mayores capacidades militares europeas. Para ello se precisa liderazgo, voluntad política y financiación sostenible en un escenario de recuperación de la crisis financiera y económica.

 

Para avanzar en Seguridad y Defensa en la UE se debe tener muy claro cuál es el proyecto común de los europeos para esos espacios de Seguridad, Libertad y Justicia que permitan un progreso sostenible y el bienestar de los europeos. Por el momento no podemos anticipar que será de la UE en los dos próximos años (2018 fin del proceso BREXIT) y menos aún como se podrán llevar a cabo, si es que se llevan alguna vez, las propuestas arriba indicadas en relación con la Defensa Europea. Lo único cierto es que desde 1947, año de comienzo de las iniciativas de defensa en Europa, hasta el año 2017 que en breve empieza, tenemos 70 años de experiencia que hay que poner de manifiesto, de nuevo, para construir la siempre pendiente Europa de la Defensa.

Por Luis Feliu Bernárdez

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