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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El aventurado juego de los pronósticos

4 de enero de 2017

Siempre que llegamos a estas fechas todos los medios se hacen eco del comprometido ejercicio de intentar pronosticar la que ha de suceder en el año que comienza. Hay varias maneras de emprender este ejercicio especulativo, una de ellas, la más frecuente, es la que se limita convencionalmente a hacer un listado de deseos para el nuevo año, dentro de la corrección política, para no alarmar; en realidad se trata de una manifestación de apetencias con el propósito no declarado de conjurar al destino.

Si bien es imposible adivinar lo que va a suceder en el corto plazo, y un año es corto plazo, ya que estamos sometidos a una batería de variables que pueden alterar sustancialmente las perspectivas, sí es posible conociendo un determinado marco político, económico y social, su evolución en el pasado y las posibles variantes representar unos escenarios con un grado de probabilidad en líneas generales bastante previsible. Los acontecimientos y hechos concretos y el orden en que estos se van a producir, es jugar a la lotería.

Ahora bien dentro del esquema de escenarios actuales, que viene amueblado por hechos, realidades, actos concretos, y decisiones tomadas que implican unas consecuencias, se puede, sin precisar el horizonte temporal, hacer uno una idea de lo que podemos al menos esperar con mayor probabilidad.

Por ejemplo, no es aventurado afirmar que en el actual contexto de interconexión y dependencia mundial existe un orden de prelación a la hora de intentar evaluar el futuro de nuestro inmediato futuro, de ahí que la sorprendente, para muchos, victoria del Sr.Trump como presidente de los EE.UU. y la política nacional e internacional que este vaya a desarrollar influirá de manera decisiva en cualquier pronóstico que quiera hacerse, no solo el próximo año, sino los próximos cuatro años. Es innegable que este hecho introduce una variable sobre la pasada evolución económica y geopolítica de los últimos años, es un factor no previsto por las élites vigentes en el juego político y económico que podría hacer descarrilar esa tendencia pasiva hasta ahora imperante a la hora de enfocar una serie de temas trascendentales.

Sería, valga la comparación, un poco como la presencia del personaje de “la mula” en la trilogía de “La Fundación” de Isaac Asimov. Lo que nos depare el 2017 no será, al menos en determinadas cuestiones esenciales, para EE.UU., lo que había venido siendo en el pasado inmediato, y aquello que influya en los EE.UU. tendrá necesariamente una repercusión muy importante en el resto del mundo.

Económicamente no es ilógico pensar que el dólar americano respecto al euro, a pesar de que intenten evitarlo los propios americanos por todos los medios, llegue a la paridad e incluso rebase la paridad del mismo para volver a niveles de hace años. Pues el dinero es temeroso y los gobiernos fuertes de corte conservador le resultan muy atractivos, y a pesar de que el nivel de la bolsa de EE.UU. esté relativamente alto, en función de las previsiones de beneficios, seguirá dicho mercado sirviendo de refugio.

Especialmente cuando pensamos que la renta fija sufrirá considerablemente ante cualquier subida de los tipos, cuestión que parece darse por sentada a lo largo del año. Es decir, podemos prever una bolsa no significativamente alcista, ya que no se dan los fundamentales para una subida significativa, con vaivenes, pero rentable en comparación con sus alternativas, apoyada sobre todo en la apreciación del dólar. La renta fija sufrirá un batacazo serio y más a medida que pase el tiempo, cuando se tenga que dejar de publicar dinero y la financiación tenga que volver a sus fuentes ortodoxas normales: El ahorro personal e institucional. Habrá tremendas victimas.

¿El resto de las bolsas y mercados? ¿Qué sucederá? Las europeas en líneas generales seguirán los vaivenes de la americana, con el inconveniente del lastre de la moneda, con lo cual, es previsible que desciendan aunque no excesivamente, porque la renta fija se estará yendo al garete y la variable siempre es un refugio. No debemos olvidar que los grandes gestores de carteras institucionales no administran su dinero, sino el de miles de clientes, y son evaluados por tablas comparativas, no por resultados objetivos, es decir quieren mantenerse en el pelotón de cabeza aunque pierdan dinero, el problema es no perder más que el vecino.

Esto, en un reducidísimo y escueto resumen general, es lo que creo que puede suceder en los mercados de capitales en Occidente y Japón, España incluida (somos un apéndice).

En cuanto a la política, esta ejercerá una influencia enorme el año que viene, ya que parece anunciarse un cambio de rumbo sustancial en la orientación ideológica de los gobiernos, parece que se está produciendo una vuelta a criterios sociales y culturales más conservadores, por ejemplo, el tan ensalzado “multiculturalismo” está claramente a la baja entre muchos gobiernos europeos. EE.UU. ya ha dado el giro, se avecina una aproximación a Rusia, una confrontación pacífica con China y una mayor responsabilidad de Occidente colectivamente, en el mantenimiento del orden mundial. Muchos políticos se están teniendo que revestir de ideas, que hace tan solo unos años, se habrían rechazado por políticamente incorrectas. Las elecciones en Francia y Alemania son cruciales., en el Este de Europa el cambio ya se ha producido por presión de las mismas circunstancias.

Tangencialmente podemos aventurar que el coqueteo y conversión islámica al régimen turco se le está escapando de las manos, por tanto cualquier intento de seguir la senda europea se está descartando por momentos. Ellos lo saben y por eso se arriman a Rusia, buscando mayor influencia a la hora del reparto que ha de producirse en Oriente Medio tras la voladura del famoso acuerdo Sykes- Picot. Es una medida desesperada, pues ese es un matrimonio geopolíticamente inviable. Se trata de dar celos a Occidente, aunque el gran peligro, que podría salpicar a la misma Europa en su corazón sería una mayor islamización radical de la tradicionalmente moderna Turquía, invirtiendo la revolución del gran Mustafá Kemal “Ataturk” El nuevo Califato del Bósforo, el Imperio Turco resucitado…

Una breve nota sobre España: el actual gobierno continuará presionando a la ciudadanía con la amenaza de un posible asalto al poder de una izquierda montaraz, arrastrando los pies mediante pactos y alianzas puntuales, en una situación práctica de ingobernabilidad, abandonado todo programa ideológico coherente, salvo que a alguien se le ocurra presionar al propio poder, no a los principios del partido, y entonces fuerce a la oposición a unas elecciones anticipadas. Entretanto los movimientos secesionistas frente a un gobierno débil nos llevaran a una ruptura nacional “de facto” aunque tendrán buen cuidado de disfrazarlo con otra terminología. Tal independencia económico-social de regiones representativas de la unidad nacional, llevará, aunque no probablemente este año, a un replanteamiento de todo el esquema territorial.

Estos son evidentemente unos ligerísimos esbozos que habrá que ir viendo como se suceden y evolucionan a lo largo del año, no pretende ser una predicción, sino un simple planteamiento de hechos, situaciones y escenarios que ya podemos ver sin necesidad de intentar adivinar el futuro.

 

En fin mucha cautela, huir de la renta fija, en la variable agilidad, liquidez, inmobiliaria calidad, situaciones puntuales, moneda base dólar USA. En política inestabilidad generalizada, grave en España, cuyas consecuencias habrá que jugar de oído: pegarse al terreno.  

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