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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Bob Dylan entregado al espíritu de Frank Sinatra

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Bob Dylan sigue siendo Bob Dylan, y aún así se permite hacer tributos. En su más reciente disco, este hombre excepcional presenta un momento brillante de los que han abundado durante su carrera de 50 años, que no ha estado exenta de momentos oscuros. Shadows in the night, un álbum de versiones para rendir homenaje a las canciones de Frank Sinatra, lo ha mostrado honesto, humilde y aún en forma aunque sea cantando letras de otros.

Y el asunto le ha gustado porque, según ha informado Daniel Lanois al The Vancouver Sun, ya tiene listo un segundo disco del mismo tenor. Lanois, quien produjo a Dylan en los discos Oh Mercy y Time Out of Mind, ha escuchado todas las canciones grabadas para el proyecto. «Él vino a mi casa hace seis u ocho meses y pasó varias horas. Escuchamos 21 canciones, porque él ha hecho dos discos» del proyecto homenaje a Sinatra.

Ya antes se había comentado la existencia de más de 20 piezas registradas por Dylan. Incluso el ingeniero de grabación del áñbu, Al Schmitt, ha admitido la existencia de 23 grabaciones, pero ha negado saber qué pasará con las aún inéditas. Lanois es el primero en decir que habrá un segundo disco.

Con una nueva entrega, Bob Dylan se sumaría de lleno a la ola que ha surfeado Robbie Williams y en la que casi se ha ahogado Rod Stewart: revisar el cancionero americano de estándares. Algo que ya con Shadows in the night ha hecho sin ostentación sonora y sin siquiera tocar la guitarra, porque se dedica a cantar a rasparle sonidos a su voz cansada, con la madurez de un músico que lo ha vivido todo. Por eso mira la vida hacia atrás con cariño, pero también con melancolía y soledad, ya resignado ante el amor perdido. De allí que las piezas tengan ritmo lento y reflexivo, en la mayoría de los casos.

En Shadows in the night hay 10 canciones de las menos conocidas del crooner norteamericano, de su período con Columbia Records entre 1943 y 1952, todas recreadas con un sonido crepuscular, sin las grandes orquestaciones originales. La excepción es la recontra conocida «Autumm leaves».

Hasta ahora, si de versionar se trata, Dylan lo había hecho con músicos rurales, como Hank Williams o Woody Guthrie. Incluso, ha dicho que él fue la causa de hundir a Tin Pan Alley, aquella factoría de canciones que dominó el mercado musical con compositores produciendo catálogos incesantes que eran otorgados a cantantes contratados. Allí estaba Tony Bennett, el último mohicano de ese estilo de trabajo de la primera mitad del siglo XX, antes de la llegada de los autores autosuficientes como Bob Dylan o Los Beatles.

Pero Dylan versiona desde una óptica personal. «Cuando empecé a platearme el disco no podía obviar a Frank», ha dicho el músico a la AARP The Magazine de Estados Unidos, porque «Frank te cantaba a tí, no para tí». A la revista le ha confesado además que que aunque no compraba discos de Sinatra, era imposible sustraerse a escucharlos en cualquier parte.

Shadows in the night, que produce el propio Dylan bajo el conocido pseudónimo de Jack Frost, no recurre al homenaje retro, como pudo ser Swing when you’re winning (2001) de Robbie Williams o los discos de Michael Bublé. «No he tenido valor para reconvertir los arreglos hechos para treinta músicos para un grupo de cinco», ha admitido Dylan, por lo que trató de darle una nueva visión a canciones que también fueron cantadas por Billy Holliday o tocadas por Louis Armstrong.

Dylan grabó Shadows in the night en el mismo estudio que Capitol Records tiene en Los Ángeles en el que Frank Sinatra grabó sus inmortales discos para ese sello. Solo un tema, «That lucky old sun», no termina en tono triste, sino que eleva un poco el espíritu y estratégicamente cierra el álbum.

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