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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.
Es licenciado en periodismo; doctor en Economía Aplicada y BA (Hons) en la Universidad de Essex (Reino Unido). Dedicado durante décadas al periodismo económico y de investigación trabajó para El País, Le Monde, Diario 16, Cambio 16, Le Soir, Avui, Radio Nacional de España y El Noticiero Universal. Fue el primer director de Intereconomía Televisión y también director editorial de Grupo Intereconomía. Entre otros premios obtuvo la Antena de Oro de la Televisión por Más se perdió en Cuba.
Es licenciado en periodismo; doctor en Economía Aplicada y BA (Hons) en la Universidad de Essex (Reino Unido). Dedicado durante décadas al periodismo económico y de investigación trabajó para El País, Le Monde, Diario 16, Cambio 16, Le Soir, Avui, Radio Nacional de España y El Noticiero Universal. Fue el primer director de Intereconomía Televisión y también director editorial de Grupo Intereconomía. Entre otros premios obtuvo la Antena de Oro de la Televisión por Más se perdió en Cuba.

El “no” escocés, una derrota para Mas

17 de septiembre de 2014

Artur Mas reconocía a la periodista de moda en el mundo anglosajón que los partidarios de la independencia en Cataluña son minoritarios. A pesar de que la ley de consultas les permite el voto a los menores de edad (votan desde los 16 años) a los extranjeros residentes e incluso a los que entreguen su voto a un policía local, Artur Mas sabe que los partidarios de la independencia son muy ruidosos, pero menos que los catalanes que quieren seguir en España. Por eso el “no” en el referéndum escocés es un mazazo para la consulta del 9-N.

Gracias a Cameron (no a Rajoy) y a sus advertencias a los escoceses de lo que perderán si se van (la libra, el pasaporte y el acervo comunitario), algunos catalanes van conociendo los riesgos del “si a las dos preguntas que Mas les piensa hacer el 9-N. Por primera vez encontramos intereses comunes en el Gobierno entre los que no quieren que se haga la consulta y los chicos de Mas que –tras la derrota escocesa- van a recibir la visita del fantasma de la derrota del “soberanismo” de Cataluña.

El Presidente Mas maneja el mismo informe que conocemos todos y que dice que ninguna de las 27 ciudades catalanas que tienen más de 42.000 habitantes tiene mayoría independentista, Y a eso habrá que sumar los efectos: Primero, desengaño tras el “caso Pujol”. Segundo, el efecto miedo-reflexión sobre lo que pagarían los catalanes por el irredentismo de los dirigentes políticos en sus vidas: salarios, renta per capital, valores inmobiliarios, barreras arancelarias, financiación de sus entidades financieras, pérdida de la UE, etc. etc.

Terminada la teatralidad de la convocatoria y producido el recurso y suspensión de la ley que diseñada para amparar el referéndum, volveremos a donde estábamos, centímetro más o menos. Ambas partes se sentarán a negociar una reforma constitucional que podrá fin a la idea de “una España unida e indivisibles” que dice la Constitución. Cataluña será un Estado, en una especie de confederación sometida a la Corona. Eso y una bagatela, dar a Cataluña, una comunidad con peso en el PIB español, un concierto fiscal equiparable al que disfrutar vascos y catalanes.

Para entendernos, es como conseguir casi todo lo que conlleva la secesión, pero sin hacer el referéndum. Ese escenario convierte a España en difícilmente viable, desde el punto de vista de la hacienda pública. Alguno dirá que para eso, era mejor ir a las urnas y derrotar a los secesionistas, aun como en Quebec que tuvieron que hacerlo dos veces.

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