«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.
Es licenciado en periodismo; doctor en Economía Aplicada y BA (Hons) en la Universidad de Essex (Reino Unido). Dedicado durante décadas al periodismo económico y de investigación trabajó para El País, Le Monde, Diario 16, Cambio 16, Le Soir, Avui, Radio Nacional de España y El Noticiero Universal. Fue el primer director de Intereconomía Televisión y también director editorial de Grupo Intereconomía. Entre otros premios obtuvo la Antena de Oro de la Televisión por Más se perdió en Cuba.
Es licenciado en periodismo; doctor en Economía Aplicada y BA (Hons) en la Universidad de Essex (Reino Unido). Dedicado durante décadas al periodismo económico y de investigación trabajó para El País, Le Monde, Diario 16, Cambio 16, Le Soir, Avui, Radio Nacional de España y El Noticiero Universal. Fue el primer director de Intereconomía Televisión y también director editorial de Grupo Intereconomía. Entre otros premios obtuvo la Antena de Oro de la Televisión por Más se perdió en Cuba.

Por un plato de lentejas

9 de marzo de 2015

La elección de candidatos del Partido Popular es más divertida que la ceremonia de los Óscar de Hollywood, e infinitamente más emocionante. Deberían plantearse hacerla una vez al año. Resulta que, a pesar de ser los últimos en decidir, y de hacerlo de la forma menos democrática, tienen lapsus de última hora que son flipantes. Es como si al abrir el sobre para decidir al mejor actor,  resulta que está vacío.

Si es preocupante lo de Cristina Cifuentes que, según parece, supo de su designación por una llamada de Cospedal cinco minutos antes de que la hicieran pública. Lo de Esperanza es un espectáculo trascendente. Fíjense en lo de Aguirre. Más de tres horas reunida con Cifuentes dan para mucho, hasta para hablar de los botines ideales para esta primavera. Al salir, Esperanza estaba confirmada a la alcaldía de Madrid -como había anunciado semanas atrás a sus amigos- y con unos deberes por hacer: dejar las riendas del díscolo PP de Madrid.

Los de Rajoy tienen prisa. Querían que lo dejara cuanto antes, como si ese fuera el precio de la designación, del plato de lentejas. Ella se resistió, y llegaron al acuerdo de “cuando sea alcaldesa, lo dejo”. Ni por un momento se les pasó por la cabeza la fórmula democrática de que sean los militantes del PP Madrid los que decidan quien les manda. Eso, ni unos, ni otros. Los de Génova tenían prevista una gestora, con Cifuentes a la cabeza. Mientras Aguirre está en el yo, mí, me, conmigo.

Y de fondo sonaba “Vamos a contar mentiras” versión coral. Muy apropiada para cuando se nos argumenta que la razón para quitar a Aguirre del PP madrileño, es su incompatibilidad con el cargo de alcaldesa. ¿No recuerdan que Aguirre presidió la Comunidad al tiempo que el PP madrileño?. Aun peor, lo dice Lola Cospedal, que es presidenta de Castilla La Mancha y de su PP regional.

Los que valoraron positivamente que el PP madrileño observara posiciones discordantes a las de Génova en diversos temas; tendrán ahora la duda de si es mejor votar a Aguirre, para que salga; o no votarla para que continúe dirigiendo el PP de Madrid. Otros no van a votarla porque ha cedido a la tentación del “plato de lentejas”. Esperanza aceptó el trágala de Mariano Rajoy e incluso la obligación de difundirlo a la que se prestó dese buena hora del siguiente día hábil en tertulias televisivas, que suena a aceite de ricino. Aunque sinceramente, doña Esperanza ya estaba en el círculo de la sospecha, sabíamos que aceptaría lo que fuera. Lo sabíamos porque dejó de defender el método de primarias, justo cuando tuvo que pelear por su plato de lentejas.¡ Qué momento!Es como cuando el presentador de los Óscar se quedaba en gayumbos…

La gran ventaja del ticket electoral Aguirre-Cifuentes es que ambas se han mostrado refractarias con la corrupción. Aguirre cesó sin contemplaciones a los trincones del PP madrileño, aunque se le escapara Francisco Granados, y Cifuentes, en su partido lo saben, es la más firma partidaria de la “tolerancia cero” con la corrupción. Por mucho que quiera Rajoy, el PP de Madrid seguirá siendo “diferente”.

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