«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Amy Martín y las malas ideas

No, hoy no diremos ni una palabra sobre Bárcenas (bueno, sólo al final). Porque hay cosas más interesantes y jugosas que no pueden quedar sin comentario. Por ejemplo, El Mundo ha contado –y hay que aplaudírselo– que la Fundación del PSOE, llamada Ideas y presidida por Caldera –el de los “papeles para todos”–, pagó 50.000 euros por diversos artículos a una supuesta escritora en realidad inexistente. La chica se llama Amy Martin y resulta que no hay nadie que se llame así. Ahora bien, su marca comercial está registrada por el propio director de la Fundación, Carlos Mulas, con lo cual se ha descubierto el pastel. Esto lo han chivado empleados de la propia Fundación, lo cual ya da un indicio de qué tipo de “Ideas” alumbran en esa casa. Hasta 3.000 euros llegó a cobrar por artículo miss Amy Martin, que eso no lo gana ni José Antonio Fúster. 

 Más datos sobre el escándalo: quien pasaba las facturas de Amy era una empresa propiedad de la encantadora señora de Mulas, de nombre Irene Zoe Alameda, que no, no es un seudónimo. De Mulas señalemos, por nuestra parte, que fue uno de los economistas de cámara de Rodríguez Zapatero como subdirector de la oficina económica del presidente del Gobierno. Otro dato: aquí ya nadie se acuerda, porque la memoria de la prensa es breve, pero de este caballero se denunció en su día que se estaba forrando a cuenta –y a cuento– de las subvenciones otorgadas por la entonces ministra Sinde a una productora cinematográfica llamada Storylines Projects (¡argh, esa cutre manía de ponerse nombres en inglés para parecer más interesante!) y de la que Mulas era administrador único. Ahora elija usted qué pecado es mayor: si haberse inventado una identidad ficticia para cobrar, o si haber sido “cerebro económico” (valga el oximoron) en el Gabinete Zapatero.

Personalidad múltiple

Bien pensado, quizá detrás de todo esto haya algo aún más oculto, algo que tal vez tenga que ver con un desdoblamiento de personalidad. ¿Y si Mulas fuera, en efecto, Amy Martin? ¿Y si el economista zapateriano, al caer la noche, se transmutara en escritora progresista? Sólo Irene Zoe Alameda lo sabe, y lo guarda en la intimidad de su alcoba. Pero ahí tiene usted, señora, a Fernando Pessoa, que a veces era Alberto Caeiro, otras veces Ricardo Reis y aun otras Álvaro de Campos. ¡Y el propio Pessoa vivía convencido de ser toda esa gente a la vez! A lo mejor el propio Mulas no es otra cosa que un heterónimo de Zapatero.

Cualquiera sabe…

Usted me perdonará, pero no cabe dejar sin comentario el titular-consigna de La Razón, cuya fidelidad al Jefe ya parece más propia de la prensa norcoreana que de un periódico europeo. En vísperas de la publicación de la EPA, con el consuetudinario sofocón que nos dará hoy la cifra del paro, Gaoping Marhuenda nos tranquiliza: “Los parados seguirán cobrando los 400 euros en las mismas condiciones”. Y en el interior, aún más claro, con llamativo giro hacia el culto a la personalidad: “Rajoy mantendrá los 400 euros para los parados”. De su bolsillo, hay que suponer.

Vamos a la orilla izquierda. Júbilo en El País –el periódico– porque la Audiencia de Barcelona obliga a investigar los bombardeos de aviones italianos –del bando nacional– entre 1937 y 1939, durante la Guerra Civil española. La edición web del periódico añade el inevitable reportaje lacrimógeno en clave de “memoria histórica”: “Tenía siete añitos cuando llegaron los aviones, veía caer las bombas y lloraba”, recuerda una anciana. Los historiadores pro republicanos dicen que en Barcelona murieron bajo aquellas bombas unas 2.700 personas y quedaron heridas más de 7.000.

Fueron bombardeos –recuerda el periódico– ordenados directamente por Mussolini sin conocimiento de Franco. El País coloca a Barcelona en la lista de ciudades mártires como Dresde (unos 25.000 muertos), Hamburgo (35.000 muertos y 125.000 heridos) o Hiroshima (120.000 muertos y 360.000 heridos). Que se sepa, ningún juzgado ha abierto diligencias contra los Estados Unidos o Gran Bretaña por esas cosas. Tampoco por el bombardeo republicano, con aviones soviéticos, de la ciudad cordobesa de Cabra el 7 de noviembre de 1938: 109 muertos y más de 200 heridos. Pero la “ley de memoria histórica” sigue haciendo su camino.

Los hijos de Amalec

Abandonemos los dramas y vayamos a las comedias. Elplural, el periódico digital de Sopena, aprovecha que el Pisuerga pasa por Valladolid y usa el asunto Bárcenas para sacudir a Intereconomía.

¿Y eso? Pues verá usted: resulta que Luis Bárcenas hizo un viaje a Armenia para esquiar. “Viaje exclusivo”, dice Elplural (claro: no iba a ser un viaje comunal, ¿no?). Y va y añade: “Su hijo, colaborador del programa de Intereconomía Punto Pelota, publica en Internet fotos y vídeos de sus “aventuras” para “conquistar la gloria”. ¡Revelación sin precedentes! O sea que Intereconomía y Bárcenas mantienen oscuros lazos. Y usted se preguntará: ¿y qué culpa tiene el hijo de Bárcenas en los enjuagues de su padre? Ninguna, pero Enrique Sopena es hombre de profunda formación religiosa y tal vez haya recordado aquel pasaje bíblico de la venganza mosaica: no haya piedad para los hijos de Amalec. 

Es verdad que la propia Biblia –el Deuteronomio– dice también lo contrario: “No se matará a los padres por la culpa de sus hijos, ni a los hijos por la de sus padres. Cada cual pagará por su propio pecado”. Pero ese día Sopena debió de hacer pellas en el círculo de formación.

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