Ya he comentado alguna vez que la prensa diaria, en fin de semana y a falta de alguna catástrofe, varía más en sus portadas que el resto de la semana.
Eso es, desde nuestro punto de vista, bueno y malo. Es malo porque no hay ningún asunto con suficiente entidad para que coincidan todos y se retraten al retratarlo. Y es bueno porque la elección de lo que se considera más importante en un día relativamente anodino resulta revelador.
De este sábado ya decíamos que solo El País abría con el fin del rescate para España, y cuestionábamos la elección por cuanto asunto arcano que difícilmente se puede llevar al bar. Uno imagina que es bueno pero le cuesta entender por qué, no viendo mucho de ese dinero que supuestamente entra a espuertas en nuestro país según Alierta, Botín et al. Quizá sea que les entra a ellos y, como nunca han carecido personalmente de él, no nos parece demasiada noticia.
Pero si el otro día el diario global daba la de cal europea, este domingo da la de arena, que no todo iban a ser alegrías: ‘Bruselas exige a España 35.000 millones en nuevos ajustes’. Hay que ver qué poco dura la alegría en la casa del pobre y qué empeñada parece ‘Bruselas’ en caernos fatal a los españoles, hasta ahora los más europeístas del club, que hasta aprobamos por abrumadora mayoría la constitución que rechazaron los demás solo porque nos venía del otro lado de los Pirineos. Hace nada un tribunal europeo nos decía que teníamos que poner a los etarras en la calle -junto con un pintoresco grupo de violadores, asesinos y demás ralea- y ahora que tenemos que apretarnos el cinturón unos cuantos agujeros más. Y, además, ‘exigiendo’, que es algo que solo hace con los países del sur, que a París o a Londres les exige e iban a comprobar que, pese a la llegada del euro, la peseta no ha muerto.
La derecha oficial se dividía este sábado, una para volver al asunto del tribunal nefando y otra para vislumbrar esperanzas. La Razón abría así: ‘La Audiencia ordenará la puesta en libertad de otros diez etarras la próxima semana’. Mucho nos tememos que titulares como este pueden seguir abriendo el diario de Marhuenda durante muchos días aún.
Por su parte, ABC nos quiere dar esperanzas a los madrileños, hechos ya a convertir nuestros trayectos a pie en una gymkhana entre cordilleras de basura y cerros de desperdicios: ‘Pacto de madrugada. Preacuerdo en la huelga de limpieza’, leo sobre la fotografía de dos hacendosos y sonrientes basureros municipales. No sé si será real, pero yo quiero vivir en el mundo en el que vive Bieito.
No es que su rival directo ignore el asunto, y de hecho le dedica su foto de portada. Es solo que Marhuenda, quizá contagiado por la indignación que le provoca la excarcelación de etarras, prefiere tomárselo por la tremenda y nos llena la primera de desperdicios, dicho sea sin la menor ironía, bajo el titular: ‘Batallón para limpiar Madrid. La alcaldesa pone en marcha un plan de limpieza mientras se negocia acabar con la huelga’.
El Mundo tira, insólito, por la decisión de la cúpula china de mitigar la política del hijo único: ‘China permite a más parejas que tengan un segundo hijo’, y subtitula: ‘Bastará con que uno de los padres sea hijo único’. Oh, vaya, qué generosidad la del liderazgo chino: basta con ser hijo único para tener la mareante cifra de DOS hijos. Ver la maravillosa evolución desde Mao y sus 77 millones de muertos a esta indulgencia liberal me hace entender mejor los afanes y la vehemencia de mis queridos compatriotas rojos, que seguramente estarán suspirando por traernos estas glorias a suelo español.
Carlos Esteban
