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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Perros de rescate, los otros héroes del 11S

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27 horas después del derrumbe de las Torres Gemelas de Nueva York,  y cuando creía que su vida había llegado a su fin, Genelle Guzman-McMillan fue rescatada de entre los escombros de la Zona Cero. Está viva gracias al perro de rescate que dio con su rastro y no paró hasta encontrarla. Rendimos homenaje a Roselle, Salty, Bretagne… A los otros héroes de aquel terrible 11 de septiembre de 2001.

Fue la última superviviente encontrada en las ruinas de la zona cero, y debe su historia a un perro de rescate. “Sentí que la vida volvía a mí. Fue un momento increíble”, recordaba años después Genelle para el documental de Animal Planet Hero Dogs of 9/11, dirigido por la documentalista Tanya Kelen.

Vamos ahora con Salty. Se entrenó como perro guía en Nueva York. Estaba acostumbrado al tráfico, al ruido del metro… pero no a la explosión de una bomba ni a descender en medio del caos desde un piso 71. Aún así, demostró un valor y una fidelidad que su dueño, el invidente Omar Rivera, no olvidará nunca. Rivera y su perro se encontraban en la planta 71 de la Torre 1 cuando se estrelló el avión. Quienes estaban con ellos trataron de separar al perro de su dueño pensando que sería más fácil para Rivera salir solo. Salty se negó a separarse de Omar. Estuvo con él todo el rato, y consiguió sacarlo de la torre.

Siete pisos por encima, en la planta 78, estaba trabajando Michael Hingson. Bajo sus pies dormía una labrador de tres años llamada Roselle. Ella era el quinto perro guía de Hingson.  Cuando se produjo la explosión, Roselle se despertó, condujo a Michael y a otras 30 personas por la escalera de incendios en un descenso que duró una hora, y los sacó del edificio. Poco después de pisar la calle, la Torre 2 se desplomó dejando tras de sí una estela de humo, cascotes y fuego que, si bien desató el pánico entre muchas personas, no logró inmutar a Roselle, que permaneció concentrada en su trabajo hasta que consiguió llevar a Michael a una boca de metro cercana. Roselle y Michael vivieron juntos hasta 2008, cuando ella, ya retirada, murió. En su honor, Michael escribió un libro, Thunder Dog, la historia de un hombre ciego, su perro guía y el triunfo de la confianza en la Zona Cero.

La labor que los perros, más de 300, desempeñaron en la zona cero fue determinante. No sólo porque consiguieron salvar la vida de Genelle o guiar con acierto a Michael y Omar, sino porque su presencia fue un bálsamo para cientos de bomberos, policías y personal sanitario que hacían frente al día más trágico de sus vidas. Los animales, recuerda el documental de Kelen, eran los únicos capaces de dibujar una sonrisa en la cara de los rescatadores.

Aunque la mayoría de los perros no pudo encontrar a ningún superviviente, su labor detectando restos humanos fue, aunque desagradecida, esencial para poder devolver a las familias de los desaparecidos el cuerpo de su ser querido.

En la imagen, la perrita de rescate Bretagne. 

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