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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

1954: Perón, Franco y lecciones de la historia

BUENOS AIRES.- La proyección internacional del justicialismo es bien vista en el resto del mundo en mayor o menor grado según sepan los peronistas de turno interpretar el legado político de su líder. El diccionario de la Real Academia Española (RAE) define el justicialismo cómo un ‘movimiento político argentino surgido a mediados del Siglo XX en torno a la figura de Juan Domingo Perón’. Desde nuestro punto de vista se convierte en doctrina si está desprovisto de los errores que cometió su fundador en vida y tiene la capacidad de reformularse o adaptarse a los tiempos.

La política de la Hispanidad le permitió al general Franco compensar el aislamiento internacional impuesto por los vencedores de la Segunda Guerra mundial como consecuencia de la neutralidad española

El nuevo peronismo está representado en buena medida por el pensamiento del político y economista Guillermo Moreno (64) (ver foto), quien ha ocupado cargos de relevancia durante las últimas décadas: Subsecretario de Producción de la ciudad de Buenos Aires (1990-93), Secretario de Comunicaciones de la Nación (2003/06), Secretario de Comercio Interior de la Nación (2006/13) y Agregado Económico de la Embajada Argentina en Italia (2013/15).

Dice Moreno: ‘Basta de Laclau, hay que leer a Perón’ (1/12/2017) y nos recuerda una frase del General en el exilio: «La política puramente interna ha pasado a ser una cosa casi de provincias; hoy todo es política internacional, que juega dentro o fuera de los países, influenciando la vida de las naciones y de los pueblos en forma decisiva» (JDP, 1967).

En materia de geopolítica internacional hay un sector del peronismo que ha tomado como un postulado que la unidad latinoamericana es una bandera histórica del Partido. No les importa si está bien o no. Ni se han preocupado en investigar o indagar el porque de las cosas, que es lo único que nos permite generar un pensamiento propio.

El general Perón quedó inmerso en la nueva planificación de los vencedores de la Segunda Guerra mundial. Ellos nos impusieron la vieja «idée latine» del emperador Napoleón III a través de la CEPAL y los nuevos organismos de posguerra.

Su pensamiento también estuvo condicionado por la ideología fascista durante su agregaduría militar en Italia entre los años 1938 y 1940, y las relaciones tejidas por Perón con la política romana a partir de esos años.

Hemos analizado los discursos públicos de Juan Domingo Perón en lo que se refiere a su visión de la latinidad y el concepto geopolítico Latinoamérica. Hay un resumen publicado en la Pág. 25 del trabajo de investigación «El movimiento panlatino francés desde 1851» (enlace).

La primera vez que detectamos a Perón utilizar el concepto es en relación al embajador norteamericano Spruille Braden. El argentino critica las actuaciones de éste repitiendo el lenguaje diplomático que comienza a imponerse desde la nueva ONU. En el acto de proclamación de su candidatura el 12/2/1946 Perón copia la terminología utilizada por el Senado de los EE.UU.

En sus discursos públicos posteriores hasta su caída en 1955, prácticamente no se lo escuchó utilizar el concepto. Es en el exilio cuando Perón comienza a hacer propia la terminología. En el escrito «La fuerza es el derecho de las bestias» (Panamá, 1956) el ex presidente Perón habla de «latinoamericanos», «continente latinoamericano» y «países latinoamericanos».

Desde el exilio, Perón acompañó la nueva tendencia impuesta por los medios de comunicación internacionales. En su escrito de Panamá, en el Cap. II – La Tercera Posición Doctrinaria – Perón expone su famoso principio. Una alternativa a las dos hegemonías políticas dominantes: el capitalismo y el comunismo.

En 1967 el General escribió en Madrid: «Latinoamérica: Ahora o Nunca» publicado en la ciudad de Montevideo, Uruguay. Al año siguiente Perón integró dicho texto a su nuevo libro «La Hora de los Pueblos» (1968). En ese escrito aparece la frase que el Lic. Guillermo Moreno trascribe en el artículo: «Integración regional: un nuevo ciclo» (BAE, 3/5/2020) (enlace).

En su discurso del 21/9/1973, por radio y televisión argentina, al cierre de la campaña electoral para los comicios del día 23/9, Perón se refirió a la «unidad latinoamericana».

Peronismo a la deriva

La foto que elegimos para este análisis corresponde al año 1947 y resume las buenas relaciones con España durante el primer gobierno de Perón. El caudillo Francisco Franco y su esposa Carmen Polo, junto a Eva Duarte de Perón distinguida con la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica.

Al igual que el ex presidente Hipólito Yrigoyen, el general Perón es en esos años un baluarte del hispanoamericanismo. Así se interpreta en su discurso del 12/10/1947 en la Academia Argentina de Letras (AAL) donde se refiere al pueblo argentino como parte de la Comunidad Hispánica. No es un discurso para diplomáticos españoles sino para los argentinos del ámbito literario.

La política de la Hispanidad le permitió al general Franco compensar el aislamiento internacional impuesto por los vencedores de la Segunda Guerra mundial como consecuencia de la neutralidad española. En 12/1946 la ONU intentó deslegitimar el gobierno de Franco y excluyó a España de los nuevos organismos internacionales.

Entendemos por Hispanidad a la vertiente más conservadora del hispanoamericanismo surgida en los años treinta, en la cual la religión católica es un elemento fundamental.

En 4/1948 España y Argentina firman un importante acuerdo comercial. El Protocolo Franco-Perón le aseguró al país ibérico el abastecimiento de cereales y paliar la prolongada crisis económica después de la Guerra Civil. A su vez Argentina se beneficiaba con una zona exclusiva libre de impuestos en el puerto de Cádiz con instalaciones para almacenaje y elaboración de sus productos destinados a toda Europa.

A partir de 1949 comienza un acercamiento entre los gobiernos de EE.UU. y España, debido a la posición estratégica de este último para enfrentar la amenaza soviética.

En 1950 España ofrece su ayuda en la Guerra de Corea para combatir el comunismo y la ONU revoca la resolución de 1946.

Proceso que culmina con la firma de los Pactos de Madrid de 1953 de colaboración militar, instalación de bases y ayuda financiera para España, y su ingreso definitivo a la ONU en 1955. Pactos que se suman a otros de colaboración militar celebrados entre EE.UU. y países americanos.

El general Perón interpretó el acuerdo con los Estados Unidos como una debilidad española que afectaba sus ambiciones de liderazgo. Es aquí cuando Perón comienza a romper la tradición americanista de los criollos con una impronta geopolítica diferente y poco meditada. 1954 es un año de ruptura en las relaciones entre Argentina y España.

A los pocos meses de la creación oficial de la Unión Latina (UL) impulsada desde Francia mediante un tratado celebrado en Madrid el 15/5/1954, Perón desafía abiertamente al general Franco. Abandona el concepto de Hispanidad y se vuelca decididamente al de Latinidad promovido por la nueva organización.

En los primeros días de octubre Perón ordena una feroz campaña periodística contra España, difamando y ridiculizando al general Franco. Un ataque de la prensa peronista encabezado por los diarios Crítica, El Líder y La Época.

Como contrapartida los españoles invitan al Dr. Mario Amadeo French (Bs. Aires, 1911 – id, 1983) como orador principal en los festejos del Día de la Hispanidad en Zaragoza. Reconocido jurista y diplomático argentino. Amadeo era un ferviente católico y rosista enfrentado públicamente con Perón. Vale decir, un nacionalista de pura cepa descendiente del prócer de la emancipación Domingo French y Urreaga.

El doctor Amadeo se encontraba en España invitado por el Instituto de Cultura Hispánica para dictar un curso en la Universidad de Santander y pronunciar conferencias en Madrid.

Inmediatamente Perón suspende los tradicionales festejos del 12 de Octubre y se apoya en la colectividad de inmigrantes italianos.

En esos días se produce un acercamiento político entre el ministro Ángel Borlenghi y exiliados republicanos residentes en Argentina tales como el ex diputado Luis Jiménez de Asúa y el ex ministro masón Augusto Barcia, ex Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del grado 33º para España, llevando las relaciones diplomáticas hasta el límite.

El 10/11/1954 el presidente Perón pronuncia un discurso en lengua italiana durante la ceremonia inaugural del Congreso Extraordinario de FEDITALIA. Su interpretación de la latinidad nos ilustra acerca de la verdadera esencia del latinoamericanismo en la mentalidad de Perón. Trascribimos algunos pensamientos del ex presidente en castellano:

«Nuestro país, donde crece el laurel y la encina de Roma, quiere ser la vanguardia de la latinidad…
La cultura de esta Argentina mía, actualmente en marcha ascendente hacia sus nuestros destinos, desea quedar encuadrada en la de la Urbe milenaria …
Amigos: para terminar, me permito decir a todos aquellos hombres que en el mundo latino piensan como nosotros, que en el antiguo Lacio debe levantarse la luz de una firme esperanza para la humanidad…
Somos portadores de ideas ecuménicas que han vencido a través de tres mil años de una historia que destruyó más de quince civilizaciones anteriores.
Nuestras ideas, como nuestros sentimientos, son latinos, decididamente latinos.
Ni Oriente ni Occidente, por su concepción colectivista o individualista, y ninguno de los dos, por el materialismo en que viven, pueden disputar el derecho supremo a la bandera de la latinidad.
Es menester reconstruir un nuevo Imperio Romano en el terreno espiritual…
Pueblos libres de América, sentimos la necesidad de reconstruir un nuevo mundo latino. Y para comenzar esta empresa gigantesca, sólo pedimos nos sea permitido decir, en forma de saludo o de juramento, la antigua frase de los legionarios del Imperio: ¡Salve Roma Inmortal!»

El discurso de Perón omite hablar del Cristianismo como pilar fundamental de la cultura de Occidente. Un cambio de rumbo que le valió el rechazo del nacionalismo argentino que lo había apoyado durante su primer gobierno.

En 12/1954 Perón envía al canciller Jerónimo Remorino a Italia para estrechar relaciones diplomáticas.

El resto de la historia es bien conocido. La ruptura con España y el nacionalismo argentino lo lleva a una inmediata pelea con la Iglesia que inclina la balanza a favor de la oposición harta de Perón. A los pocos meses el presidente argentino es expulsado violentamente del poder.

La Revolución Libertadora encabezada por el general Eduardo Lonardi designa al Dr. Mario Amadeo como nuevo Ministro de Relaciones Exteriores y Culto. Una gestión de sólo siete semanas pero que fue intensa. El nuevo canciller veló por la seguridad de Perón e intercedió para que se le otorgue un salvoconducto y se cumplieran las normas internacionales del derecho de asilo.

El embajador Amadeo llegó a presidir el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en 1959-1960, entre otros cargos relevantes, y ser uno de los fundadores del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).

El general Francisco Franco Bahamonde (Ferrol, 1892 – Madrid, 1975) olvidó la rencilla de 1954 y recibió a Juan Domingo Perón (Lobos, Pcia. Bs. As., 1895 – Buenos Aires, 1974) como amigo en su destierro. Franco protegió a Perón desde 1960 hasta que las condiciones políticas de Argentina le permitieron volver (ver video, Madrid – 3/1973).

Unión Latina: un proyecto de constructivismo social fallido

L’Union Latine (UL) nació el 14/6/1948 como proyecto de la política exterior francesa simultáneo a la imposición del término Latinoamérica en las Naciones Unidas. Fue impulsada por Pierre Cabanes, colaborador del presidente del Consejo de Ministros de Francia, Robert Schuman (1).

El primer encuentro institucional se realizó en Santiago de Chile el 30/12/1949 con Pierre Cabanes como primer Secretario General (2). En 1951 se realizó un Congreso en Río de Janeiro y en 1954 se firma el convenio de Madrid que intenta comprometer a los españoles en el proyecto panlatino.

La primera o única vez que un funcionario argentino se refirió públicamente a la latinidad en una campaña electoral coincide con la promoción de la nueva organización. El 12/10/1949 el coronel Domingo Mercante, Gobernador de Buenos Aires e íntimo amigo de Perón, habló de «raza de la latinidad» y «las veintidós hermanas naciones de Latinoamérica» en un discurso en la ciudad de Tandil.

La Unión Latina (UL) permaneció inactiva durante casi treinta años hasta que el gobierno de François Mitterrand en 1983 la reflotó a través de Philippe Rossillon, designado nuevo Secretario General.

Siempre con la misma idea de querer tutelar los países de la región para contrarestar el expansionismo o imperialismo cultural estadounidense. Vieja estrategia explicada por el emperador Napoleón III en su famosa carta al general Forey del 3/7/1862.

Establecieron una sede simbólica en la República Dominicana y oficinas reales en París. Allí funcionó su Secretaría General hasta que la unión fue disuelta en 2012 debido a las críticas suscitadas por la polémica gestión del embajador italiano Bernardino Osio al frente de la institución.

Desde la Unión Latina (UL) se puso en marcha un ambicioso plan de eventos culturales en los países sudamericanos que comprometían la diversidad cultural de la región. Así mismo la Dirección de Terminología e Industrias de la Lengua de dicho organismo también impulsó una serie de herramientas informáticas panlatinas que condicionaban el desarrollo natural de nuestros idiomas.

La latinidad es un concepto artificial divorciado con el mundo real. La remota herencia del Lacio no permite establecer una comunidad multinacional de base lingüística.

Las lenguas neolatinas fueron definidas como tales por los mismos romanistas franceses. Definiciones que forman parte de una batería de conceptos ideados con fines políticos en la segunda mitad del Siglo XIX para darle sustento al proyecto del Segundo Imperio.

En la realidad práctica son las grandes lenguas ibéricas vehiculares, el portugués y el español, las únicas recíprocamente comprensibles que posibilitan articular en forma natural un espacio de cooperacion multinacional.

Cuando el presidente argentino Alberto Fernández se refiere al «continente latinoamericano» está repitiendo los errores del general Juan Domingo Perón. Desde nuestro punto de vista no se debería insistir en imponer conceptos que generan conflictos de identidad cultural. MGB 24/5/2020.

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(1) y (2) Emb. Omar Mesa González. CAIRN.INFO 2016/2 Nº 75. Pág 126.

 

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