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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El asesor Enríquez-Ominami o un abrojo con tufillo francés

BUENOS AIRES.- ‘Vamos a volver para ser mejores’ decía hace unos meses el candidato justicialista Alberto Fernández (28/6/2019). Sin embargo, en política exterior va camino a cometer los mismos errores del pasado. En el ámbito doméstico no dudamos que Fernández tiene todas las condiciones e inteligencia necesaria para componer el zafarrancho económico y social que nos deja Mauricio Macri. Pero en geopolítica, lamentablemente está orinando fuera del tarro.

Marco Antonio Enríquez-Ominami Gumucio, también conocido por su apodo MEO tiene mucho que ver en las ideas que está esbozando Alberto Fernández en materia de política exterior. La influencia de este nuevo coach trasandino, asesor en comunicación y armador de agendas internacionales, está transformando a un dirigente peronista muy capaz en otra marioneta del progresismo internacional.

Habiendo tantos peronistas estudiosos haber recurrido a este personaje acusado de corrupción en Chile con un pedido de cuatro años de prisión, es una falta de respeto hacia todo el Justicialismo.

Cineasta y político franco-chileno nacido en 1973. Marco Enríquez es hijo de un guerrillero asesinado durante la dictadura de Pinochet. Su madre periodista se exilió en París con Marco Antonio durante 14 años. Allí formó nuevamente pareja con otro exiliado, el ex ministro Carlos Ominami. El pequeño Marco Antonio fue educado como un muchachito francés retornando a Chile en plena pubertad.

Estudió filosofía en Santiago y volvió a Francia para hacer un curso de cine. Dedicado a la producción de contenidos televisivos, está casado con una popular conductora de TV del país trasandino.

En 2005 ingresó al Partido Socialista (PS) y fue elegido diputado (2006/10). En 2009 renunció al PS y se presentó a las presidenciales como candidato independiente apoyado por grupos progresistas, humanistas, ecologistas, diversidad sexual y otros. En 2010 fundó el Partido Progresista (Pro).

Mediático, payasesco y travesti político. Tapa de revistas gay y pro marihuana. MEO no se parece en nada a los señores chilenos que conocemos desde siempre.

Enríquez-Ominami ya se presentó tres veces como candidato presidencial en Chile. En 2017 obtuvo el sexto lugar con el 5,7 % de los votos. Después de su último fracaso aparece como asesor iluminado del argentino Alberto Fernández, candidato presidencial del Frente de Todos.

Alberto Fernández estrenó su candidatura visitando el 4/7/2019 a Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva preso en la cárcel de Curitiba. Uno de los bandidos más carismáticos y queridos del Brasil. ¡Lula livre! ¡Lula livre! dice Alberto Fernández. El pobrecito Lula es una víctima inocente de la persecución política. Todo es una mentira producto de un complot de la derecha maldita… bla, bla, bla.

Sin embargo, la ex presidenta Dilma Rousseff fue destituida en 2016 con el repudio de la mayoría de los brasileños y el ex presidente Lula da Silva condenado en 2017 a nueve años y seis meses de prisión.

Está bien probado judicialmente que Lula da Silva no es ningún santo ¿Qué necesidad tiene Fernández de identificarse con la corrupción de un país vecino?

Después lo vimos en España disertando en el Parlamento en una conferencia organizada por los podemitas. Resultado de los misteriosos viajes de Iglesias, Errejón y Monedero a la Argentina para entrevistarse con Cristina Fernández de Kirchner y otras personas.

¿Hay una conexión financiera entre el chavismo, la corrupción kirchnerista y los españolitos de Podemos? Sinceramente, como el título del libro de CFK, esperemos que no sea así y que la ex presidenta no termine como Lula da Silva.

En la disertación madrileña Fernández sostuvo: «Hoy le decía al presidente Sánchez que… para que América Latina florezca como continente tiene que ser un continente». «Hay una primera tarea a realizar que es reconstruir la unidad latinoamericana. La unidad latinoamericana no sólo en términos históricos, que lo tenemos, culturales, sino también en términos de intereses económicos» (AF, Madrid, 5/9/2019).

Las vinculaciones de Marco Enríquez-Ominami con la corrupción brasileña son investigadas por la justicia chilena. MEO enfrenta un juicio oral por fraude de subvenciones en el Caso OAS, que también le toca de cerca a la actual Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los DD.HH., la señora Michelle Bachelet.

La constructora brasileña OAS financió candidaturas de izquierda a cambio de contraprestaciones. Lula da Silva le habría pedido fondos a OAS en 2013 para la campaña de Bachelet, según declaraciones del empresario José Adelmário Pinheiro Filho.

El actual asesor de Alberto Fernández utilizó para su campaña presidencial del año 2013 un lujoso jet privado cedido por OAS que no fue declarado como gasto en la rendición de cuentas ante el Servicio Electoral (Servel).

Sus abogados defensores pretenden restarle importancia pero el hecho revela una relación de connivencia con los brasileños que alienta sospechas y abre las puertas a una investigación más profunda acerca de los aportes ilegales que vienen utilizando algunos políticos de la región.

A su vez, en el Caso SQM (Sociedad Química y Minera de Chile) Cristián Warner, ex asesor de comunicaciones y hombre de confianza de Enríquez-Ominami, es investigado por traspaso de fondos a una sociedad constituida en las Islas Vírgenes durante la campaña presidencial de MEO ¿Cuál es el origen de ese dinero que necesita ser ocultado en guaridas fiscales?

¿Hay dinero de la corrupción kirchnerista en cajas chilenas? ¿Hubo dinero de la corrupción kirchnerista que circuló vía Chile a otros destinos más seguros?

Pareciera ser que los dineros de la corrupción política no siempre terminan repartiéndose entre los corruptos para gastos privados ligados al placer. Hay cajas oscuras de la corrupción destinadas al financiamiento político de grupos cerrados de poder. Ahorros sucios o dineros invisibilizados que se utilizan eventualmente para compra de favores, asuntos de campaña y otros chanchullos.

Habrá que estar muy atentos a los movimientos de MEO. Algún beneficio busca intentando reinventarse junto a Alberto Fernández. Que no terminemos los argentinos financiando indirectamente la cuarta campaña presidencial del cineasta franco-chileno.

La presencia de MEO en el entorno de Alberto Fernández le quita seriedad a su candidatura y lo vincula con la corrupción regional. Todo lo contrario de lo que necesita el peronismo.

El chileno Marco Enríquez-Ominami es el promotor principal del nuevo Grupo de Puebla, criatura surgida del Foro de Biarritz (Fr.). Un ámbito francés creado en el año 2000 para empaquetar a los sudamericanos o conducir nuestra integración regional.

Enríquez-Ominami convocó a los compañeros justicialistas Julián Domínguez, Felipe Solá, Carlos Tomada y Jorge Taiana en la ciudad de Puebla (México) el pasado 12, 13 y 14/7/2019 para la presentación del primer encuentro PogresivaMente 2019. Una movida internacional de MEO que busca comprometer al peronismo con su proyecto personal.

También organizó la gira de Alberto Fernández por Bolivia y Perú. El 19/9/2019 el candidato argentino se reunió con Evo Morales en Santa Cruz de la Sierra y el 20/9/2019 estuvo en Lima con el presidente peruano Martín Vizcarra.

En Argentina el activista Pedro Brieger (ver foto) director del portal de noticias Nodal es uno de los entusiastas e impulsores periodísticos del Grupo de Puebla. Quieren construir un eje progresista en América. Un largo eje desde México hasta la Patagonia para imponer las ideas raciales de Chevalier y Luis-Napoleón.

Ahora pretenden que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador impulse la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (Celac). Aquel engendro integracionista lanzado en Caracas por Hugo Chávez (Sabaneta, 1954 – Caracas, 2013) en 12/2011.

AMLO debería repasar la historia de México antes de seguir los consejos del Grupo de Puebla. Nos referimos al capítulo en que el tabasqueño Gregorio Méndez Magaña, Ignacio Zaragoza y Porfirio Díaz cubrieron de gloria las armas mexicanas expulsando las tropas imperiales de Napoleón III. ¿No se acuerdan los mexicanos de la famosa Batalla de Puebla del 5/5/1862?

Aquella aventura militar francesa le costó más de 20.000 vidas a nuestros hermanos mexicanos entre los años 1861 y 1867. Punto de origen de «Amérique latine» o Latinoamérica, y también de la CELAC.

El continente latinoamericano del que habla Fernández sólo existe en la geografía dictada por los intereses franceses o en una película de Enríquez-Ominami. No ha existido nunca la unidad latinoamericana que Alberto Fernández quiere reconstruir. No ha existido ni tampoco existirá, por que tiene su origen es un concepto racial equivocado (leer más).

Los sudamericanos no necesitamos ningún proyecto regenerador de identidades culturales. Estamos integrados naturalmente con México y América Central a través de la lengua española. Cualquier acuerdo comercial o económico puede ser resuelto desde el Mercosur o en negociaciones bilaterales.

También existen las Cumbres Iberoamericanas para canalizar o potenciar todas las inquietudes políticas de nuestros países. Sin olvidar a la Organización de Estados Americanos (OEA), que continúa activa desde su fundación.

El Mercado Común del Sur (Mercosur) fue subestimado por Cristina Fernández de Kirchner que ponderó otras ideas. La falta de conocimientos de Alberto Fernández y el Grupo de Puebla están poniendo en riesgo el único proyecto de integración autóctono que tenemos los argentinos.

Lo mejor que puede hacer el candidato del Frente de Todos es alejarse de sujetos como MEO y dejar que Lula se las arregle solo con sus problemas de corrupción.

Alberto Fernández debería empezar a buscar el lado más agradable del brasileño Jair Bolsonaro. Por que si llega a ser presidente de los argentinos, con él se va a tener que dar la mano y sentar frente a una mesa de negociaciones para reimpulsar el Mercosur, proyectar una moneda común y discutir como socios los términos del Acuerdo Mercosur – UE, previa aprobación del Congreso Nacional. MGB 1/10/2019.

Seguir a @garciabarace

Foto. Alberto Fernández, Dylan, y el chileno Marco Enríquez-Ominami.

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