Europa crece, pero crece poco. Sigue el fantasma del paro y en el horizonte asoma su cabecita el demonio de la deflación. El BCE con Draghi a la cabeza ataca de nuevo apostando por la liquidez: bajada de tipos, inyección de euros y fomento para que la banca de crédito y de hecho, añade que lo que haga falta. Cuando Don Mario añade esta coletilla siempre hace de Midas y se genera riqueza.
¿Me gusta? Más bien sí. ¿Es tarde? Es probable. Pienso que ha esperado a que después de los primeros rescates, después de que España e Italia reaccionaran , Francia se haya puesto las pilas. Hasta que los distintos países no han hecho los deberes, Midas no ha rematado la faena. Pero, ¿qué deberes? Ahí viene mi desilusión. Tengo la sensación de que para el Banco Central, para la propia UE y para los distintos gobiernos hacer los deberes es que los ciudadanos y las empresas se dejen la piel. Poco contemplan, o más bien nada, que el problema de Europa es que tenemos Estados supradimensionados y que la compra de votos se hace en base a dar migajas en servicios a los europeos de a pie.
