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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El alarmismo artificial

Tampoco quiero ser crítico con este organismo oficial, donde tengo muy buenos amigos, y donde sé que trabajan sin descanso para que no ocurra nada.


Ayer por la mañana, como cada día, estaba revisando toda la prensa nacional, a nivel general y hasta local, y me topé con un artículo en el periódico El Plural que me llamó la atención. El titular “Silencio sobre el mensaje que alerta de un nuevo atentado en España”. El periodista, citando la fuente inicial que es un artículo de Alejandro Requeijo, hacía una crítica sobre el silencio desde el Ministerio del Interior acerca de la infografía que apareció en canales de propaganda islamistas el pasado 2 de marzo, contrastándolo con la información que nosotros distribuimos entre nuestros Clientes sobre el qué, por qué y quién estaba detrás del poster.
Dejando de lado las críticas, merecidas o no, del artículo sobre la no respuesta ministerial, eso es política y yo no entro en ese jardín, creo que lo que subyace es un aspecto muy importante ante este tipo de informaciones, y me refiero a las oficiales que no a las periodísticas. Y este aspecto también está relacionado con el hecho de la filtración de una nota informativa de CNPIC, motivo principal del revuelo.
Tampoco quiero ser crítico con este organismo oficial, donde tengo muy buenos amigos, y donde sé que trabajan sin descanso para que no ocurra nada.
Como decía, el problema de base es la no diferenciación entre información e Inteligencia, lo que se traduce en lanzar informaciones, con marchamos de oficialidad, pero que no tienen un sustento de análisis que las ajuste a sus proporciones reales. Y me refiero a la veracidad y peligrosidad de las mismas. Que la nota informativa de CNPIC era corta pero breve, escueta y sin comentarios ampliatorios, valoraciones y conclusiones es un hecho. Que esa misma nota era más una retransmisión de la información que proporcionaba determinada agencia privada de Inteligencia y que también podía leerse en su cuenta de twitter, también. Y que la filtración creó una alarma social innecesaria, por supuesto. Y por último, que se podía haber evitado, pues seguramente.
En el fondo, todo se reduce en una falta de procedimientos o, más concretamente, en un desajuste en esos procedimientos.
Existen dos tipos de amenazas en el entorno del terrorismo islamista. Las que son reales, que anuncian un atentado inminente, y que obligan a una reacción inmediata. Nosotros las denominamos “Time-Sensitive”, y de las que en España se han producido muy pocas. Este tipo de acciones, como la ocurrida contra el Estadio Santiago Bernabeu el pasado septiembre, nos obligó, según nuestros procedimientos operativos, a activar los canales de comunicaciones directos con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Lo importante era dar la información, aún no Inteligencia, con el fin de activar las medidas adecuadas. Ya posteriormente vendrán los análisis y las valoraciones de Inteligencia. Este tipo de amenazas, y los mensajes que se derivan, son clasificados y se transmiten punto a punto. No hay que dar publicidad sino facilitar la reacción.
En segundo lugar, aparecen las amenazas que no son tan sensibles, que no requieren de una inmediatez en su transmisión y que no instan a una acción inminente. La del pasado 2 de marzo es una de ellas. En este caso, como en muchos otros que se producen a lo largo del año, sí es imperativo realizar un análisis de la misma, determinar el quién, el por qué y el para qué. Saber el alcance y seguimiento de la misma, su veracidad, y su potencial peligro. Técnicamente no son amenazas, sino llamamientos a la acción. Formas de movilizar a los simpatizantes de una organización terrorista como Estado Islámico, ya que por ella misma ya no tiene la capacidad de hacerlo.
Solo este análisis permite reducir el impacto que una posible filtración puede tener sobre la población, no acostumbrada a este tipo de mensajes. Esa es la diferencia entre una información y un producto de Inteligencia. Obviamente, una información se puede dar simplemente copiando y pegando un texto, y un producto de Inteligencia implica la concurrencia de más elementos como los analistas.
En el caso que me lleva a escribir este artículo, nuestros análisis nos llevaron a concluir que se trata de un grupo muy pequeño, que solo buscan crear ansiedad, que están radicados en Europa y que uno de ellos podría ser español. Son oportunistas del terror. Tienen cierta simpatía por Estado Islámico, o bastante, pero no son parte contratante de la organización terrorista. Utilizan sus producciones mediáticos para, con ciertas modificaciones y manipulaciones, crear su propia propaganda. De hecho hoy mismo han publicado otro cartel amenazando a Francia, pero que esta sacado de contexto ya que pertenece a un vídeo de Estado Islámico de principios de enero y que amenazaba a todo Occidente.
Que este nuevo póster es importante, por supuesto que lo es. Que es crítico en cuanto a peligrosidad, pues no. Y esto se puede afirmar con esta rotundidad precisamente porque en su momento se hizo un análisis de la propaganda que este grupúsculo emite. Porque se consultaron las Fuentes propias y se llegó a la conclusión que antes mencioné.
Toda propaganda es potencialmente peligrosa, porque puede mover voluntades. De hecho, para eso se hace. Pero es importante valorar hasta qué nivel es crítica y eso solo se hace analizando esa misma propaganda y conociendo el entorno de quien la emite. Básicamente, lo que reiteradamente repito en los Seminarios a las Fuerzas de Seguridad: conocer la amenaza.
Los medios de comunicación tienen una misión principal que es informar. Pero el resto, organismos oficiales y empresas privadas como la que dirijo, tenemos la misión de hacer fácil su trabajo y, sobretodo, comprensible y ajustado a la realidad. Esto es especialmente importante cuando nuestros productos son parte de su granero de información. Una información sin valorar, sin contrastar y sin analizar, en el campo del terrorismo islamista, puede llevar a situaciones desagradables y a preguntas basadas en suposiciones lógicas, pero que se pueden subsanar con el trabajo de Inteligencia. Nosotros así lo hacemos y hasta ahora nadie nos ha podido reprochar que somos alarmistas. Básicamente, porque cuando hay algo realmente crítico, se usan los canales que se deben y que no están abiertos a terceros.
Y por último me gustaría hacer una reflexión. En Estados Unidos, como en otros países, existe una cosa que se llama externalización de servicios para la seguridad. Esto, que suena un poco extraño, no es más que contratar a empresas privadas que colaboren con los organismos oficiales en la obtención de información y la producción de Inteligencia que redunde en la Seguridad Nacional. Es sencillo, no es caro y, por encima de todo, es productivo y útil. En España no.
No son pocas las ocasiones que desde AICS salen documentos de Inteligencia clasificados dirigidos a organismos oficiales. Son análisis de informaciones obtenidas por nosotros y que afectan a la Seguridad Nacional. Lo hacemos porque así debe ser, por lo menos yo así lo veo, lo siento y lo vivo. Pero nosotros somos una empresa privada que vivimos, o eso intentamos, de nuestro trabajo. Que muchas veces esas
informaciones nos cuestan dinero, porque en este mundo nadie trabaja gratis, y que nadie se preocupa de pensar en ello. Sin embargo, en otras ocasiones, cuando la información no es crítica, cuando no está en juego la Seguridad Nacional, como es el caso de los postres mencionados, esa información solo llega a quien realmente paga por ella.
Tenemos un concepto en general de desconfianza hacia nosotros mismos, de pensar que contratar al alguien externo va a tener un final escenificado en programas de televisión, que, sinceramente, está fuera de lugar. Una empresa como la mía, como AICS, trabaja todos los días del año, un organismo oficial no, y pruebas hay de ello. Nosotros vivimos de identificar, analizar y producir Inteligencia y el enemigo no descansa.
Me pregunto cuándo alguien caerá en la cuenta que el modelo que en otros países funciona, y en el cual nosotros también estamos implicados (es curioso pero cierto), también se pude aplicar aquí.
Quizá este soñando en algo que debería ser.
Salvador Burguet
CEO AICS

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