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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Marruecos: La nueva amenaza del Estado Islámico

Desde mediados de Noviembre del año pasado la propaganda islamista contra Marruecos ha ido en ascenso. Ésta se ha focalizado no solo en la figura del Rey, sino también en los estamentos religiosos del país. Los documentos, videos e imágenes propagandísticas constantes buscan suprimir toda legitimidad con la que han contado y cuentan las Instituciones del Estado, especialmente la de la propia monarquía, la cual es contemplada por la sociedad marroquí con gran admiración y estima.

Marruecos, presionado por potencias externas, envió a finales del año 2014 aviones de combate a Siria e Irak para luchar junto a la Coalición Internacional. La respuesta de los islamistas a la participación marroquí del lado de la Coalición fue lanzar contra Marruecos una campaña de propaganda con el objetivo de desestabilizar el país africano. No obstante, y en comparación con otros países, la propaganda emitida no fue excesiva. Sin embargo, desde hace poco tiempo atrás y hasta ahora, la propaganda contra Marruecos ha ido adquiriendo peligrosamente más fuerza, otorgando a la amenaza terrorista mayor tangibilidad.

Actualmente, las redes yihadistas marroquíes no cuentan con la organización, operatividad y logística necesaria para llevar a cabo acciones violentas de gran nivel, pero esto no quiere decir que no se produzcan en un futuro si no se ponen en marcha políticas adecuadas a la realidad de la amenaza.

La dinastía alauí de Marruecos ha gozado históricamente de un sólido apoyo social por ser descendiente de al-Ḥasan, hijo de Ali y Faṭima, familia directa del profeta Mahoma. Esto le ha concedido un elevado grado de legitimidad religiosa y política, apaciguando movimientos islamistas y siendo relativamente inmunes ante ellos.

En Marruecos, si bien no de tanta envergadura en comparación con otros países de la región como Argelia o Egipto, la existencia de movimientos islamistas ha sido y es un hecho. Con la década de 1970 surgen los primeros grupos islamistas violentos, siendo uno de los más relevantes Juventud Islámica (Shabiba al-Islamiya). Este grupo surgió encontrando inspiración en la organización egipcia Hermanos Musulmanes y teniendo como objetivo establecer un estado islámico regido bajo los dogmas de la Sharía (ley islámica).

La movilización islamista en Marruecos no ha sido tan violenta como en otros países del norte de África, ya que a diferencia de éstos el régimen de Hassan II ha sabido frenar los movimientos más extremistas. Desde el Estado, la respuesta a estos grupos se articuló mediante una fuerte represión policial, consiguiendo así frenar una escalada mayor de violencia potencialmente capaz de desestabilizar el régimen.

Desde el comienzo del reinado de Mohamed VI, la amenaza terrorista en Marruecos es innegable, como se pudo comprobar con los atentados de Casablanca de 2003. Sin embargo, la arquitectura de Seguridad e Inteligencia del régimen alauita, si bien con ciertos síntomas de laxitud frente a la del monarca anterior, ha conseguido limitar la capacidad operativa de terroristas, llegando a desmantelar numerosas células.

Frente a la narrativa de los islamistas, la monarquía marroquí ha sabido implementar políticas de contrapropaganda muy efectivas. Una las medidas más valoradas fue la creación de un canal de radio y televisión en el que se emite exclusivamente temas relacionados con los dogmas del islam tratados desde un punto de vista moderado. Esto fue acogido con gran recibimiento y desde su origen ha sido, tanto en televisión como en radio, uno de los canales y emisoras, respectivamente, de mayor sintonización.

Por otro lado, en cuanto a políticas contraterroristas, las fronteras con Argelia se han reforzado, pues la porosidad de las mismas hacen que miembros de grupos yihadistas que operan en el Magreb, así como armas de contrabando, hayan podido llegar a Marruecos. En relación a esto, es sabido que como resultado de varias acciones policiales se han desarticulado células formadas por miembros de Jund al-Khilafa -franquicia de Estado Islámico en Argelia- cuyo objetivo era realizar labores de reconocimiento en Marruecos. En Argelia la actividad terrorista está yendo en aumento, especialmente la ejercida por el grupo anteriormente mencionado, Jund al-Khilafa. El hecho de que pueda extenderse a Marruecos es un peligro real que puede llegar a amenazar la estabilidad y seguridad del país. Además, en octubre 2014 se puso en marcha el dispositivo de seguridad “Hadar”, a partir del cual se establecieron células de vigilancia repartidas por áreas estratégicas del territorio nacional con el propósito de mantener el control y detectar movimientos sospechosos.

En definitiva, Marruecos ha pasado a ser un objetivo claro para Estado Islámico. La propaganda ha puesto en el punto de mira a Mohamed VI, las menciones al monarca son continuas y giran en torno a su pro-europeísmo, su acercamiento a Estados Unidos y su afecto por Francia como país de referencia. Por otro lado, la presencia de elementos afines al ideario extremista en Marruecos es evidente y significativa. Actualmente el número de marroquíes que han viajado a Siria o Irak es elevado y, aunque muchos de ellos morirán en combate, una significativa parte volverá a territorio nacional. Saber gestionar con efectividad los retornados será una de las claves que dotará de mayor grado de seguridad al país.

Otra de las razones de peso por las que Marruecos está en la lista de objetivos es por su conveniente posición geográfica, siendo ésta un añadido a los planes del terrorismo islamista próximo a Estado Islámico en la región. En ese sentido, la presencia de individuos cercanos al entorno radical en Marruecos pondría, consecuentemente, en jaque la Seguridad de España. Por ello, es necesario mantener una firme cooperación con nuestro vecino del sur, pues solo a través de esta colaboración en materia de Seguridad e intercambio de Inteligencia se podrán contrarrestar futuras aspiraciones del terrorismo islamista en el norte de África que puedan afectar directamente a Europa.

Nora Gómez

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