«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Un cura de Mondoñedo-Ferrol a quien su obispo debería decirle algo

Porque un cura no puede ser un showman del disparate

No es la primera vez que hablamos del cura de Xermade. Y nunca bien. Pero es lo que ocurre con esta gente con afanes de protagonismo que nadie les corrige. Se crecen y la montan más gorda. El mirar para otro sitio no resuelve nada. Es mucho mejor ponerse una vez colorado que cien amarillo. Y, además, necesariamente habrá que ponerse colorado en alguna ocasión si nose quiere mostrar una ictericia permananente y cada vez más acusada.

Un sacerdote católico no debe pensar lo que quiere sino en sintonía con la Iglesia. Pero si no es así no puede declararlo. ¿Qué diría el señor obispo de Mondoñedo-Ferrol si mañana un sacerdote de Segorbe-Castellón hiciera público que usted le parece un imbécil impresentable? ¿Y con qué cara se presentaría ante usted el obispo levantino que consienta tales manifestaciones de un sacerdote suyo contra su hermano en el episcopado?

Pues, más o menos.

El obispo gallego tiene un grave problema. O varios. Una diócesis extensa y sobre todo complicada. Herencia en lo segundo de sus antecesores, uno de ellos de infaustísima memoria y el siguiente que no supo y no pudo reconducir la situación anterior. Hoy Mondoñedo-Ferrol es la diócesis más conflictiva de Galicia. Muy por delante de Santiago, que es la que le sigue, y a gran distancia de Lugo, Orense y Tuy-Vigo. Modélicas si las comparamos con la de San Rosendo. Además Don Manuel no tiene curas. Ni seminaristas. Y los que tiene se le van. Que me vengan ahora a la memoria, y la mía es frágil, tres sacerdotes jóvenes se le acaban de ir. Uno secularizado, otro monje y un tercero a una diócesis vecina. Y dos pesos pesados uno a Santiago, nada menos que de deán compostelano y otro de profesor a Salamanca. Algo así en Toledo o en Madrid ni se notaría. En Mondoñedo es una tragedia.

Pues diócesis extensa, sin curas, y unos cuantos de los que quedan muy malos, entre ellos el de Xermade, son un gravísimo problema que supongo angustiará cada día al obispo. Y hasta entiendo que muchas veces no sepa que hacer. Donde no hay harina todo es mohina. Y en Mondoñedo-Ferrol no la hay. No por que el obispo la haya malgastado sino porque se encontró sin ella desde que llegó. Y milagros no sabe hacer. Tampoco se le puede culpar por ello.

Don Manuel tiene unos cuantos curas, dentro de sus escasos curas, impresentables. Y el de Xermade es uno de ellos. El belén que ha montado este año es una vergüenza. Y hasta un sacrilegio. O a mí me lo parece. Pero si el obispo no lo enmienda puede esperar muchos más belenes que le va a montar este cura. Y que le explotarán en las manos. No estoy revelando secretos diocesanos. Podría decir muchas cosas que llevo tiempo callando sobre parte del clero mindoniense. Que tiene más mihuras, o victorinos, que los que aparecen en los carteles. De lidia dificilísima, muy arriegada y de poco lucimiento para el torero. Se necesitan pases efectivos, cuadrar al toro y arriesgarse en la estocada. Sabiendo que no habrá aplausos. Pero si no, el toro se hará dueño del redondel, el obispo oculto en un burladero, y las almoadillas cubriendo la arena.

Este crítico taurino quiere ser objetivo. No estamos ante un torero que desaprovecha un toro que sale al ruedo con las orejas entregadas y que el maestro no quiere ni ver. Son morlacos dificilísimos que miran a la femoral. Yo no he organizado la corrida. Ni siquiera la narro. Solamente recojo lo que otros dicen. Porque eso está en las crónicas. Como ésta:

http://www.lavozdegalicia.es/noticia/lugo/2014/01/03/gays-prohibidos-belen-terra-cha/00031388780350306591479.htm

Y La Voz de Galicia es el periódico más leído en mi tierra. Ese belén, señor obispo, es una vergüenza. Y el cura que lo ha montado, también.  

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