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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Lugares de cine III: Lindisfarne Castle

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Lindisfarne Castle es una construcción del siglo XVI ubicada en Holy Island, en el condado de Northumberland, Inglaterra. El lugar que una vez fue frontera entre Inglaterra y Escocia y que soportó ataques vikingos, en 1901 pasó a ser propiedad de Edgard Hudson, un publicista millonario propietario de la revista Country Life. El magnate decoró el castillo según el estilo arts and crafts de la mano del arquitecto Edwin Lutyens, considerado uno de los más grandes arquitectos británicos. Hoy en día el castillo es propiedad del National Trust y puede ser visitado por el público. Al parecer, el escritor romántico Sir Walter Scott escribió Rob Roy en el interior de Lindisfare castle, una anécdota que ha aumentado la fama del lugar.

 

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El 1966, el director polaco Roman Polanski se traslada hasta el castillo de Lindisfarne para rodar una de sus grandes obras y su tercer largometraje: Cul-de-sac, ganador del festival de cine de Berlín y que obtuvo además el premio de la crítica de Venecia. La fantástica dirección de fotografía de Gilbert Taylor tiñó de oscuridad y misterio el castillo inglés empapando de esa atmósfera a la cinta. Cul-de-sac tiene todos los elementos clásicos del cuento de terror: una bella princesa (Françoise Dorléac), su esposo (Donald Pleasence), un villano (Lionel Stander) y un lúgubre castillo; sin embargo, Polanski este cuento lo interpreta a su manera, con grandes dósis de humor negro y situaciones absurdas. 

Polanski eligió como nombre para la película Cul-de-sac, que en francés viene a designar un ‘callejón sin salida’, un punto muerto, como lo era aquel castillo de Lindisfarne, donde una serie de excéntricos personajes viven momentos de auténtica claustrofobia. El papel del castillo en la historia es fundamental, ya que las personalidades neuróticas de los protagonistas evolucionan y se llevan al extremo al encontrarse encerrados en el interior de los muros de piedra. El personaje femenino es caprichoso, infantil, infiel; mientras que su marido es tímido, débil, vive a merced de su esposa y es incapaz de llevar las riendas de su hogar.

Lindisfarne castle es un personaje más, funciona como un detonante que conducirá a la desesperación y al drama psicológico, a intentar huir de ese fantasmagórico paisaje emocional, pero lo único que hallarán es un mar de desolación, sin salida.

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