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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Crítica de Julieta: Almodóvar guarda silencio

Silencio porque Julieta desembarca sin apenas promoción tras el escándalo fiscal de Pedro Almodóvar; Silencio porque así era originalmente el título de un melodrama de aires clásicos que se vale de los gestos para narrar el dolor de una vida. Julieta (sin Romeo) no llora, pero arrastra su dolor por generaciones en una película de corte íntimo, sumamente contenido y calculado en el que Emma Suárez y Adriana Ugarte se complementan en un férreo pulso interpretativo encarnando a una misma mujer.

La fortaleza y la independencia de la ‘chica Almodóvar’ vuelve a marcar el ritmo de la película número veinte del cineasta español, un trabajo femenino que alcanza la madurez en su exploración de la relación madre-hija. En ella, una enigmática mujer explica en una carta todas las decisiones de su juventud que, inconscientemente, le llevarían a la pérdida de su hija.

Los planteamientos metafóricos y poéticos con alguna pincelada onírica decoran, a veces de forma excesivamente pomposa, una película que marca distancias con el espectador basada en los relatos breves de Alice Munro “Destino”, “Pronto” y “Silencio”.  Los personajes, construidos sobre sus silencios como meros títeres del destino, se expresan sin visceralidad alguna y, a pesar de todo, logran generar una cierta empatía con su dolor, real y alejado del cliché. 

La importancia de la repetida contención de la película puede ser una de las razones por las que Julieta siempre se llamó ‘Silencio’. Una coincidencia nominal con el próximo trabajo de Martin Scorsese llevó a Almodóvar a bautizar su film con el nombre de la absoluta protagonista, una magnífica Adriana Ugarte a cargo de la evolución de Julieta desde su juventud y una rota y enigmática Emma Suárez en el presente.

Todo en la película resuena tragedia sin apenas tintes de humor, comenzando por el shakespeariano nombre de Julieta que protagonizaba los relatos de Munro. Perdida y navegando sin rumbo, llega a puerto cuando asume el dolor tal y como es.

Puntuación: 3,5

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