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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El fusilamiento de José Antonio

El 20 de noviembre de 1936 era fusilado en Alicante el líder de Falange Española de las JONS, José Antonio Primo de Rivera. Para entonces la Falange, multiplicada por la guerra, había dejado de ser el pequeño partido que era para convertirse en uno de los principales brazos políticos del bando nacional. Aún lo sería más en los años posteriores, agigantando la figura de su fundador.

 

 

José Antonio, encarcelado en Madrid en el mes de abril anterior, había sido después trasladado a Alicante. Estalló la guerra y José Antonio, que hasta entonces había sido un preso político de categoría B, se convirtió en categoría A. Su vida empezó a correr muy serio peligro. Unos falangistas de Alicante formaron una columna para sacarlo de la cárcel a viva fuerza, pero la Guardia de Asalto los repelió a tiros. José Antonio, mientras tanto, se ofrecía al gobierno del Frente Popular como mediador en el conflicto: propuso que se le permitiera salir de prisión para buscar un acuerdo con el bando nacional, restaurar la legalidad, formar un gobierno de concentración compuesto por republicanos de talante moderado (sin militares), promulgar una amnistía y permitir la reincorporación de los militares sublevados a sus unidades. La propuesta cayó en el vacío.

‘Tiempos Modernos’, el programa presentado por José Javier Esparza en Intereconomía TV, dedicó un programa al fusilamiento de Primo de Rivera.

Hubo numerosos intentos de sacar a José Antonio de la cárcel por vía de canje. Todos fracasaron. Se ensayó también la vía de la fuerza: liberarle mediante un golpe de mano. Pero esta opción fracasó igualmente, en buena medida porque el consulado alemán en Alicante, clave de la operación, se negó a participar. Finalmente José Antonio fue juzgado por un “tribunal popular”, es decir, un jurado designado por los partidos del Frente Popular bajo la presidencia de tres jueces de carrera.

¿De qué acusaban a José Antonio? De conspiración para un levantamiento militar. Bajo ese cargo se le condenó a muerte. Como el cargo era ostensiblemente endeble, porque el reo llevaba en prisión desde mucho antes de que estallara el alzamiento, los jueces, contrarios al veredicto del jurado, trasladaron al Gobierno su solicitud de que se le conmutara la pena. Pero el gabinete de Largo Caballero votó contra la conmutación. Sólo los dos ministros de Izquierda Republicana, Esplá y Just, trataron de evitar la condena. Contra lo que dice una extravagante leyenda, el socialista Prieto, entonces ministro de Marina y Aire, votó por la pena de muerte, así como los ministros anarquistas. José Antonio fue fusilado el 20 de noviembre en el patio de la cárcel de Alicante junto a otros dos reos.

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