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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El acoso, una forma de maltrato invisible

Al terminar una relación, una de las partes de la pareja puede sentir tanto resentimiento hacia el otro que decida hacerle la vida imposible. Un caso muy habitual es el acoso, que suele provocar graves alteraciones en la vida de la víctima y de sus familiares.

Los delitos de acoso están castigados con penas de prisión de entre 3 meses hasta 2 años o una multa, según la Ley Orgánica 1/2015 del Código Penal. Este tipo de delito consiste en acosar a una persona de forma insistente y reiterada, sin estar legítimamente autorizado, mediante alguna de las siguientes conductas:

  1. Vigilancia, persecución o búsqueda de cercanía física.

  2. Establecer o intentar establecer cualquier tipo de contacto a través de algún medio de comunicación o, incluso a través de terceras personas.

  3. A través de la utilización indebida de sus datos personales, mediante los cuales pueda adquirir productos o mercancías, contrate servicios o haga que terceras personas se pongan en contacto con ella.

  4. Atentar contra la libertad o contra su patrimonio o contra la libertad o patrimonio de una persona próxima a ella.

En los casos en que la persona acosada sea de un colectivo vulnerable, las penas serán mayores, de entre 1 ó 2 años de prisión o trabajos a la comunidad que van de los 60 a los 120 días.

Para que el delito de acoso sea investigado, debe existir una denuncia previa de la víctima, ya que en caso de no existir la misma, no se actuará, al no ser que sea una persona de uno de los colectivos especialmente vulnerables.

Es importante que el hombre decida denunciar siempre que sienta que es acosado por su expareja y que presente todos los datos, capturas de pantalla o cualquier otro detalle que demuestre que está viviendo esta situación.

 

En muchas ocasiones resulta complicado identificar uno de estos comportamientos como acoso, y más cuando este se produce a través de las nuevas tecnologías y la mujer que ha decidido acosar a su expareja no muestra un comportamiento agresivo. Lo ideal, en cualquier circunstancia, es hablar del asunto con otras personas, incluso con la Policía, y poner en marcha las medidas oportunas sin esperar a que la situación vaya a mayores.

Por Víctor Martínez-Patón de Patón&Asociados

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