«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Enseñados desde la escuela a ser víctimas

Cuando una sociedad enseña a las niñas a ser víctimas y a los hombres a ser maltratadores, perjudica a ambos por igual. A la mujeres por acción y a los hombres maltratados por inacción.


Cada legislatura, cuando se cambia de gobierno, tenemos una nueva ley educativa. Y vemos continuamente las mismas disputas. ¿Religión o Ética/Educación para la Ciudadanía? ¿Filosofía o Educación Financiera? ¿Recortamos antes en los profesores de Educación Física o en otros?
Son debates que se mantienen periódicamente sin llegar a ningún consenso. Actualmente, otro se ha abierto camino: el del lenguaje machista en los libros. Un problema enfocado desde un prisma feminista, que trata de evitar la posición de las mujeres como víctimas. Pero que impide que los hombres puedan ser vistos como víctimas de la violencia.
Un problema yacente, mucho más escondido que el horrible drama que la violencia machista, pero no por ello mejor ni peor. Vemos cómo mientras a las niñas se las bombardea con mensajes sobre el recato, el decoro en situación inferior al hombre. A los niños se les transmite mensajes de fuerza y predominancia, volviendo a unos cuantos maltratadores encubiertos y a otras víctimas de maltrato socialmente inadaptadas. El revisionismo actual es casi tan nocivo como lo que quiere evitar. Porque sepulta todavía más la posibilidad de que en algún momento los hombres puedan ser aceptados como víctimas.
Sin ánimo de hacer política ni propaganda, un hecho curioso sucedió en las pasadas generales. Un partido político propuso la igualdad de penas entre hombres que maltrataban a mujeres y mujeres que maltrataban a hombres. Da igual cual fuera, eso no es relevante. Porque la respuesta del resto hubiera sido igual. Aunque la propuesta era lógica, por tacticismo el resto se lanzó encima de ellos y actualmente esa propuesta no aparece en ni uno solo de los idearios de los principales partidos. ¿Si nuestros propios políticos, supuestamente personas ilustradas (no en estudios quizá, pero si en capacidad), tienen miedo a estas propuestas que nos queda?
Una sociedad que educa a sus propios niños en que unos son naturalmente víctimas y otros son naturalmente abusadores, perjudica tanto a unos como a otros; dando el amparo por acción en el caso de las mujeres y por inacción en el caso de los hombres maltratados. Por suerte, bufetes como el de Patón y Asociados se esfuerzan en cambiar esto, no solo dando una defensa jurídica experta para los hombres maltratados sino apoyo para conseguir ese cambio social tan necesario.
Por Juan Rivera Crespo, de Patón y Asociados

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