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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La historia de Juana Rivas (y Daniel, Gabriel y Francesco)

‘No quiero destrozar la vida a nadie. Sólo quiero lo mejor para mis hijos’, dice Francesco mientras Juana sigue en paradero desconocido supuestamente junto a sus hijos

El pasado lunes el Tribunal Constitucional rechazaba el recurso presentado por Juana Rivas, la madre de Maracena (Granada) que se niega a entregar a sus dos hijos a su expareja, un hombre italiano condenado por maltrato. El motivo de la decisión del Tribunal, que no llegó a analizar el fondo del asunto, es que la mujer no ha agotado sus opciones de recurso ante los tribunales ordinarios.

Rivas, en paradero desconocido junto con -se supone- sus dos hijos de 3 y 11 años desde el pasado 26 de julio, deberá agotar la vía judicial antes de pedir amparo al Constitucional, una medida que su asesora ya ha anunciado que tomarán.

La versión de Juana

Si bien la historia de Juana ocupa desde hace días titulares en periódicos e informativos, La Gaceta ha preferido mantener un prudente silencio en torno a este asunto sobre el que, hasta hace no mucho, se sabía poco.

Juana Rivas debía entregar a sus dos hijos menores de edad a su expareja, un hombre italiano condenado en 2009 por lesiones contra ella. Un hombre con el que Juana volvió a establecer una relación sentimental fruto de la cual nació el segundo hijo de la pareja (hoy de tres años) y al que la mujer denunció de nuevo hace un año; una denuncia aún pendiente de tramitar por la justicia italiana.

Cuando se conoció el caso de Juana, explicaba a los medios de comunicación Francisca Granados -asesora jurídica del centro municipal de la mujer de Maracena-, la movilización social y el hecho de que la Junta de Andalucía ofreciera a Juana personarse en la causa convirtieron el asunto en “hito histórico”.

El día convenido para la entrega de los menores Juana no se presentó en el punto de encuentro y se mantiene, desde entonces, en paradero desconocido, aunque no hay orden alguna de búsqueda alguna hacia ella ni sus hijos. (Anoten mentalmente este punto, sobre el que luego volveremos).

La última hora sobre el ‘caso Juana’ la explicaba este martes la asesora de la mujer, Francisca Granados, que anunciaba que se había renunciado al recurso de queja planteado ante el Tribunal Supremo (TS) y que esperaba volver a recurrir al Constitucional.

Tras señalar la urgencia con que se debe actuar en este caso dado que los dos progenitores están citados el próximo 8 de agosto ante el Juzgado número 2 de Granada, ha negado haber recibido propuesta alguna del padre de los menores: «[Juana] nunca ha vetado a ese padre para que se ponga en contacto con sus hijos», decía Granados que, preguntada por el paradero de Juana afirmaba: “Habrá creado un hogar para que lleven una vida lo más normal posible y se sientan bien y estén bien».

La versión de Francesco

Mucho menos escuchada y difundida, la versión sobre el asunto que ofrece el padre de los niños, Francesco Arcuri, difiere, como era de esperar, de la de Juana.

Tomando como referencia la descripción que de Arcuri hace un columnista del diario El Mundo, se sabe de este genovés de 50 años que no ve a sus hijos desde hace más de un año y que trabaja como responsable de un hotel rural en la Isla de San Pietro.

Allí vivieron, hasta mayo de 2016, Juana y sus hijos. Entonces la mujer se fue a pasar unos días en España, y hasta hoy.

Siempre según el testimonio del propio Arcuri, Juana y él se conocieron en Londres en 2005 y poco después nació su primer hijo, Gabriel. Llegamos así a 2009, la primera denuncia: Juana, Gabriel y Arcuri vivían en Granada. Una mañana, después de que Juana “llegara a casa después de una noche de farra”, discutieron. Insultos y golpes de Juana contra el ordenador y los auriculares de su pareja. Él trata de coger los auriculares y daña a Juana en la mano. Ella va al médico y, tras ser tratada de una lesión leve, presenta una denuncia contra Francesco.

Esa tarde, cuando Francesco pasea al niño -él se encargaba de la crianza del niño y Juana regentaba una tienda- el hombre es detenido. Tras pasar una noche en el calabozo y quedar en libertad con cargos y con una orden de alejamiento de Juana, se encuentra sin poder ver a su hijo. Francesco explica que prefirió “evitar el juicio y aceptar una condena de tres meses y un año de alejamiento” para ver al pequeño.

Se quiebra la orden de alejamiento

De forma voluntaria Juana y Francesco incumplen esa orden de alejamiento; vuelven a vivir juntos y tienen un segundo hijo, Daniel, nacido en enero de 2014.

Segunda denuncia

En mayo de 2016 Juana se marcha de Italia con sus hijos asegurando que volverá. Dos meses después confirma que no regresará y meses más tarde, en noviembre, Francesco deja de poder hablar con sus hijos por skype. Llega la segunda denuncia por agresión contra Francesco.

La última hora del asunto en el lado del padre de los niños la explicaba, también este martes, su abogado, Adolfo Alonso, militante socialista: intentan abrir nuevas negociaciones con los letrados italianos de las dos partes y están dispuestos a retirar las denuncias que hay contra Juana si los niños llegan a Italia antes del día 7 de agosto. «No quiero destrozarle la vida a nadie. Aquí hay mucho sufrimiento y solo quiero lo mejor para mis hijos», decía a la agencia EFE el propio Arcuri.

En paradero desconocido

Regresamos ahora a esa nota mental que habíamos guardado en la mitad de esta información. Hay tres personas -un adulto y dos menores- en paradero desconocido.

Que los menores están con su madre es, salvo que las autoridades sepan algo que no ha trascendido a la opinión pública, sólo una suposición. Quizá por eso, en la red social Twitter son muchos los que se preguntan bajo la etiqueta #Juananoestáenmicasa por qué las autoridades no buscan a los menores ilocalizados y piden que se encuentre a los niños.

Cartel de reivindicación de la búsqueda de los hijos menores de Juana y Francesco

También cuestionan si la actuación judicial o policial sería la misma si el desaparecido presuntamente con sus dos hijos fuera un hombre y señalan sin tapujos que Juana ha secuestrado a sus hijos.

Otros, los más, cuentan con que los niños estarán bien con su madre y subrayan el sufrimiento que puede causar el hecho de entregar a sus propios hijos a alguien condenado por maltrato.

Y esto es, ahora mismo, lo que se sabe de la historia de Juana. Que es, en realidad, la historia de Daniel, Gabriel, Juana y Francesco.

 

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