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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El veto a ‘Despacito’ y la absurda censura de lo políticamente correcto

El Instituto de la Mujer del Gobierno vasco ha abierto la veda en lo que a vetos musicales se refiere. Su lista de canciones alternativas libre de machismos ha puesto de relieve los mensajes discriminatorios que envían algunos ídolos a sus masas.

Maluma, Enrique Iglesias, Daddy Yankee, Luis Fonsi o Shakira han sido señalados por asociaciones feministas por el contenido de sus rimas. Piden a la clase política que actúe y que evite que la juventud tenga acceso a un contenido denigrante para las mujeres.
El 90% de los temas que integran esta lista prohibida pertenecen al género del reguetón.

Luis Fonsi ha visto en el centro de la diana a su ‘obra’ ‘Despacito’.

Una de las estrofas más criticadas del ‘boom’ del verano es la siguiente: ‘’Sabes que esa beba está buscando de mi bom bom/ Ven prueba de mi boca para ver cómo te sabe/ quiero, quiero, quiero ver cuanto amor a ti te cabe/ Yo no tengo prisa yo me quiero dar el viaje’’.

El argumento esgrimido es que ‘Despacito’ cosifica a la mujer y la presenta como un mero objeto para uso y disfrute del hombre. Razón puede que no les falta a quienes denuncian esto.

¿Es vulgar? Sí ¿Es simple? Sí ¿Puede resultar ofensivo para algunos colectivos? También ¿Por eso hay que prohibirlo? No

¿Multiculturalismo? Objetivo conseguido

El reguetón desembarcó en España hace ya unos años procedente de Hispanoamérica. Hoy en día es uno -por no decir el mayor- género musical consumido entre la juventud. Todos los adolescentes tienen algún tema de este tipo en las bibliotecas musicales de sus dispositivos. Desde el repulsivo ‘Cuatro Babys’ de Maluma, que ya sólo por lo hortera que es debería estar desterrado de todas las radios, hasta el ‘Back it up’ de Jennifer López, donde la estrella del Bronx reza ‘Dámelo Papichulo’ (sí, ellas también participan de su propia cosificación por enrevesado que parezca, o eso argumentan algunos).

Mujeres, hombres, todos participan de este género, insisto, de pésimo gusto. Sin embargo, prohibirlo resultaría absurdo. El ‘reguetón’ es fuente inagotable de canciones y de seguidores. ¿Establecemos una Policía moral al puro estilo Arabia Saudí para evitar su consumo?

Aquí hace unos años el reguetón no existía, y parece que el debate no había tomado forma. Pero se ha asentado, ha ocupado el trono del género nacional, y parece que no tiene intención de irse. ¿No es ese precisamente el objetivo primordial del multiculturalismo? Pues objetivo conseguido.

Decía antes que la solución no es prohibirlo. Y sinceramente creo que no lo es. La clave, una vez más, está en la Educación. ¿Verdad que los adolescentes que tienen acceso a videojuegos violentos no van matando por las calles? Y si lo hacen, que alguno habrá, es puramente anecdótico ¿Han visto alguna vez en sus barrios a una pelirroja enfundada en un mono amarillo catana en mano emulando a Uma Thurman en Kill Bill? ¿Se les ha aparecido un Jack Nicholson en Punta Umbría a hachazos en un hotel?

La cuestión es más sangrante aún si se tienen en cuenta las letras de otras canciones que parte de la izquierda ensalza y enmarca en el territorio de la libertad de expresión, espectro del que parece haberse adueñado en los últimos tiempos y que moldea a su gusto según qué contexto. Loas a terroristas, Borbones en guillotinas, aplausos al secuestro de Ortega Lara, amenazas de muertes a políticos… Esto también está disponible en plataformas tan accesibles como Youtube, aunque generalmente no suele contar con excesiva simpatía del público. La diferencia es que esto sí roza lo delictivo. Pero qué más da cuentan con el indulto de los trolls de Twitter.

¿Qué hay de las canciones discriminatorias con el hombre?

Seguro que algunos de ustedes, llegados a estas líneas, estarán pensando que antes del reguetón ya había canciones ofensivas hacia la mujer. ‘La mataré’ de Loquillo -que por cierto el propio artista desveló hace unos años que se trataba de una denuncia- ‘Corazón de tiza’ de Radio Futura, o ‘Atrapados en el ascensor’ de Un pingüino en mi ascensor.
Estos temas pueden ser considerados toscos, incluso desagradables para los tiempos que corren. Pero de ahí a vetarlos…

¿Qué me dicen deAmores de barra’ de Ella Baila Sola? Llaman a los hombres literalmente ganado. ¿Enterramos el ‘Rata de dos patas’ de Paquita del Barrio? Qué decir de ‘Ese hombre’ y la sarta de insultos que le dedica Rocío Jurado. ¿Cosifica a los hombres el ‘It’s raining men’ de las Wheater Girls? Siguiendo las tesis feministas, que por definición buscan la igualdad entre géneros, estas estrofas no deberían sonar en las fiestas del País Vasco. Aunque al no existir un Instituto del Hombre -subvencionado- posiblemente no prospere (ni debe hacerlo, ¡es absurdo!).

Puestos a explorar, podríamos vaciar las pinacotecas y las bibliotecas públicas, como está ocurriendo con Pippi Calzaslargas en Suecia -en este caso por racista-. Olvídense entonces de admirar a Rubens, quien centra parte de su obra en episodios violentos hacia las mujeres. ¡Llenemos las estanterías de autoras como ‘Barbijaputa’!

Ni vetar el ‘Despacito’ ni los ‘Amores de barra’. Está claro que no todo vale -e insisto en que la Educación es lo esencial en todo esto-, pero la censura de lo políticamente correcto se nos está yendo de las manos.

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