«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El testigo encausado

La prensa es pura política, en el sentido menor del término, es decir, politiquería, y aun en esto las cabeceras tienen un marcado sesgo favorable al periodismo deportivo, a hacer la crónica de cualquier debate un combate de boxeo o un partido de fútbol.
Ayer compareció el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el juicio de la Gürtel en calidad de testigo, y aunque el acto no fue exactamente un debate ni se supone que el testigo de un juicio esté para ganar o perder puntos, esa ha sido la manera en la que lo dan hoy las primeras.
Naturalmente, podemos estar seguros de que cada diario hará la crónica del evento vistiendo la camiseta de su equipo, de modo que el lector sabe antes de que el presidente abra la boca qué cabeceras le criticarán y cuáles le encontrarán excelso. Esto, no hay que decirlo, resta mucha emoción a la lectura de la prensa.
‘Rajoy escapa sin respuestas del banquillo de la Gürtel’, abre El País sobre la foto de un presidente con los brazos abiertos. En puridad, Rajoy respondió, pero no lo que quería El País. Todos sabemos lo que quería El País, que Rajoy confesase haber ordenado el Código Rojo.

En su moderna actitud de «ahí me las den todas», ABC no se corta ya lo más mínimo ni hace esos pinitos aburridos de El País por fingir una objetividad que no aplica, y titula por las bravas sobre idéntica foto: ‘Rajoy gana el juicio político de la trama Gürtel’.
Sí, todos sabemos que lo interesante era si «ganaba» o «perdía», pero no deja de ser desesperantemente triste que ahora los testigos ganen o pierdan. La democracia de partidos lo convierte todo en esa incesante y agotadora batalla por rebañar cuotas de poder, arañar unos votos aquí o allá. La verdad del caso, la dignidad de la justicia: todo es pescado lo que entra en la red.
El Mundo dobla la apuesta de la sinceridad, a lo que estamos, María, y hasta en el lenguaje presenta un testimonio judicial con el lenguaje de un locutor de Deportes: ‘Rajoy resiste el primer asalto’.

La Razón no podía dejarse ganar por ninguno y, siendo así que posee un álbum fotográfico del presidente que para sí lo quisiera su familia, no se conforma con sacar una vez al líder, sino que lo hace tres veces, como una enamorada que no pudiera decidirse en qué foto está su amado más guapo.

Su titular es, sin embargo, el más acertado, en el sentido de que reconoce lo que importa del acto sin faltar a la justicia ni caer en los desoladores símiles de sus competidores: ‘Rajoy supera la causa política’. Es decir, no se trata tanto de un combate como lo que debería ser pan comido para un registrador de la propiedad, el examen oral de una oposición. Don Mariano lo ha aprobado, dicen los de Marhuenda, y puede pasar a la siguiente fase.
¿Y la verdad? Bueno, nunca fue lo relevante. Lo importante es la percepción, porque nadie está realmente tan interesado en que un peón vaya a la cárcel como que un partido pierda escaños y otros los ganen.
Ayer, podemitas y socialistas, con la previsibilidad de un reloj, pedían la dimisión de Rajoy. Porque actuar de testigo en un caso de corrupción «ofrece una imagen vergonzosa», según Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, sin que importe ni mucho ni poco que ellos mismos lleven tiempo exigiéndole que testifique. Solo falta que tuiteen: «¡Has picado, Mariano!»

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