Este 2024 los Estados Unidos están más preparados para una presidencia revolucionaria que en 2020. El país —y el mundo— ha cambiado mucho en los últimos cuatro años, a fuego lento y de una manera muy claro.
Después de este tiempo de desprecio implacable de los burócratas políticos, empresariales y periodísticos, las condiciones son más propicias para una respuesta organizada a la guerra contra la gente corriente que llamamos globalismo.