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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Los liberales europeos denuncian las 'posturas racistas' de Hungría y Polonia

El presidente del Grupo Liberal reclama que DEJEN sus posiciones lo antes posible o «abandonen la UE».

Los ciudadanos europeos se han alejado con el paso del tiempo de Bruselas. Las élites europeas no han sabido conectar con una masa social cada vez más alejada de sus políticas y la crisis de refugiados únicamente ha acrecentado esta sensación. Ajena a la opinión del resto de líderes, Angela Merkel decretó el Welcome Refugees y ordenó la apertura de fronteras. La realidad es que bajo el pretexto humanitario se escondía en realidad un proceso migratoria auspiciado por los grandes magnates mundiales. Las ciudades se colapsaron y la canciller tuvo que dar marcha atrás.
Hace unos semanas, la Unión Europea escenificó el final del sistema de cuotas. «No hemos conseguido lograr nuestro objetivo, pero no cesaremos en nuestro empeño de ayudar a los afectados», aseguró una derrotada Merkel, poco acostumbrada a perder, que ha perdido durante los últimos meses la batuta de la Unión Europea ante el presidente francés, Emmanuel Macron.
La primera gran victoria de Visegrado llegó en una cumbre europea marcada por las diferencias entre los líderes comunitarios. Hungría, Polonia o Eslovaquia vieron como sus tesis se cumplían y el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, abrió la puerta a «un futuro esperanzador para toda Europa».
Al igual que Merkel, Bruselas tampoco está acostumbrada a perder y la caída del sistema de cuotas no ha sentado nada bien a los dirigentes comunitarios. El líder del Grupo Liberal en el Parlamento Europeo aprovechó las redes sociales para exigir a Hungría y Polonia que abandonaran sus «posiciones racistas» o se prepararan para abandonar la UE.
En su viaje a Baviera, Orbán defendió su política migratoria con el argumento de que cumple con su obligación de «proteger las fronteras exteriores» de la Unión Europea (UE) y, a la vez, responde a la «voluntad popular» de sus ciudadanos.
Orbán, quien en las elecciones generales húngaras aspira a su reelección, pronosticó que 2018 será el año «en que se empezará a restaurar» esa voluntad popular, tanto en su país como en la UE.

‘Si no aceptan, deben irse’

Las palabras de Gui Verhofstadt muestran la corriente dominante en el seno comunitario, donde postura contrarias a las oficialistas han recibido las sanciones de los órganos específicos. Conviene recordar que, justo antes de la campaña francesa, Marine Le Pen fue condenada por el Parlamento Europeo por «difundir imágenes del Estado Islámico». En realidad, la líder del Frente Nacional se limitó a denunciar las atrocidades perpetradas por el grupo terrorista en Siria e Irak.
«La Unión Europea fue construida para garantizar la libertad de nuestros ciudadanos, la democracia y el Estado de Derecho. Si los gobiernos húngaro y polaco quieren construir sociedades cerradas, deben hacerlo fuera de la UE», comenzó Verhofstadt.
El dirigente comunitario continuó su ataque minutos despues: «Deberíamos ser cautelosos con las narrativas basadas en la defensa de los llamados ‘valores nacionales’, que se utilizan para enmascarar las campañas racistas de odio que alimentan la ansiedad contra los migrantes y los refugiados».
La Comisión Europea denunció a Polonia por reformar su sistema judicial. Los dirigentes de la UE amenazaron poco después con «consecuencias políticas y financieras» a menos que aceptaran inmigrantes.
En el mes de marzo, la primera ministra polaca, Beata Szydlo, aseguró que el grupo de Visegrado, incluido Polonia, «nunca aceptará el chantaje». No obstante, esta misma semana, se han producido una serie de cambios en el Gobierno para acercar postura con Bruselas.

‘No hablaré de política alemana’

En Alemania, el primer ministro húngaro incidió, aunque indirectamente, en las diferencias que le separan tanto de Merkel como de la UE, por su rechazo cerrado al sistema de cuotas de refugiados entre los socios comunitarios que reclaman tanto la canciller como Bruselas.
«No estoy aquí para inmiscuirme en la política alemana», dijo no obstante, acompañado del líder de la CSU, Horst Seehofer, quien el domingo se reunirá con Merkel y el líder socialdemócrata Martin Schulz para iniciar negociaciones formales de cara a la formación del nuevo Gobierno alemán.
Orbán acudió a esa tradicional cita de la CSU por tercera vez, a invitación de Seehofer, quien a lo largo de la legislatura anterior exigió a la canciller, sin éxito, que limitara la entrada de refugiados al país.
En las negociaciones para intentar formar una coalición de gobierno la CSU defenderá sus propuestas para endurecer la política de asilo y recortar las ayudas a los refugiados.
 
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