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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La política migratoria de Alemania: Multiculturalismo y mano de obra barata

La historia se repite: una nueva llegada masiva de inmigrantes para ahondar en la precarización de los derechos sociales e imponer el multiculturalismo como política de Estado.

‘’Como el nacionalismo había dado lugar al nacionalsocialismo, Alemania rechazó cualquier forma de nacionalismo. Como Alemania había perpetrado un genocidio, estaba impregnada de odio hacia sí misma y de rechazo a su propia identidad.
Alemania se volcó en la construcción europea y trató de definirse a sí misma como europea para no llamarse alemana’’.
Así comienza el artículo del Gatestone Institute en el que desgrana los motivos reales de la llegada masiva de inmigrantes al país y el porqué de la política de puertas abiertas decretada por Merkel y extendida a toda la UE.
A raíz de la caída del muro de Berlín, Alemania intentaba reconstruirse y despegar para convertirse de nuevo en una potencia. Pero, recuerda el informe de Gatestone, que entrado el siglo XXI la cifra de parados en el país era escandalosa, un 17% de la ciudadanía se confesaba pobre y la tasa de natalidad estaba por los suelos. Las élites nacionales decidieron entonces facilitar la llegada de inmigrantes turcos para conseguir mano de obra barata.
Este panorama fue heredado por Angela Merkel en su llegada al poder. Lejos de ponerle coto, la canciller mantuvo las políticas pro-inmigración que poco a poco iban a crear una grave brecha cultural.
La cifra de extranjeros ha pasado de los 3 millones en el año 2000 hasta los 12 en 2015. En apenas 15 años se ha multiplicado por tres. En 2016 un 22,5% (18 millones) de los habitantes de Alemania tienen origen extranjero o, como se dice en el lenguaje oficial, “trasfondo migratorio”.

La historia se repite

Durante todo ese periodo se han levantado grandes mezquitas a lo largo y ancho del país y se ha apostado por una política multicultural que ha llevado el islam a las aulas. En 2015 la historia se ha vuelto a repetir. Con el éxodo migratorio derivado de las guerras en Oriente Medio, Merkel apostó por una política de fronteras abiertas. A su efecto llamada respondieron más de un millón de inmigrantes musulmanes, que decidieron iniciar una travesía por el Mediterráneo y la ruta de los Balcanes hacia la tierra prometida.
Como ocurrió con los turcos durante el siglo anterior, uno de los objetivos del nuevo Gobierno alemán ha sido nuevamente la obtención de mano de obra barata. Justo un año antes de que estallase la crisis migratoria de 2015 Ingo Kramer, presidente de la Asociación alemana de Empleadores (BDA), demandó del gobierno de Angela Merkel una campaña para traer más trabajadores extranjeros a Alemania.
«La clase política tiene que decir de forma abierta y honesta que si queremos mantener nuestro nivel de bienestar necesitamos una inmigración regulada», afirmó.
Los inmigrantes llegan de Oriente Medio y profesan el Islam. La integración ha sido un auténtico problema, hasta el punto de que la criminalidad en zonas como Baviera se han multiplicado desde su llegada. En 2016 el aumento de las violaciones fue del 12,7%, según han reconocido las autoridades del país.
La comunidad musulmana se ha ido imponiendo, según apunta Gatestone. ‘’La edad media en Alemania es hoy 46,8 años. Se está produciendo una sustitución gradual de la población no musulmana por una población musulmana. El 40% de los niños menores de cinco años nacidos en Alemania tienen raíces extranjeras. Desde 2005, la población de los recién llegados ha ascendido hasta el 24,5%, mientras que la población nativa ha disminuido un 5%.
Los demógrafos dicen que, si las tendencias actuales no se revierten, los alemanes se convertirán en una minoría en su propio país, posiblemente en un plazo de quince o veinte años’’.
Las elecciones en Alemania se presentaron como una oportunidad para Merkel de perpetuar su legado. Sin embargo las encuestas fallaron y la canciller alemana tendrá más complicado formar Gobierno.
Alternativa para Alemania (AfD), el partido conservador nacionalista nacido en 2013, logró el 12,6%, y entrará en el Bundestag por primera vez. Die Linke, la izquierda marxista, obtuvo un 9%. Puesto que ni el SPD ni Die Linke van a formar parte del próximo gobierno, y que AfD se opone radicalmente a las políticas de Angela Merkel, ésta tiene solo dos posibles socios: el Partido Libre Demócrata, libertarios, y Los Verdes cuyas posturas sobre la mayoría de los asuntos parecen incompatibles.
La incógnita es, ¿qué hará ahora Merkel?
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