No sé qué extraño complejo lleva al nuevo Rey a esconder todo signo religioso en su ceremonia de entronización, pero la cuestión es que dada la realidad antes citada y la costumbre hasta ahora de todas las ceremonias oficiales el hecho de expulsar los símbolos católicos -evangelios, cruz-, es toda una declaración de principios y forma parte del mensaje claro y diáfano al igual que lo será el contenido de su discurso.
Se quita o lo que sobra o lo que molesta o lo que repugna. Supongo que no jurará nada y solo prometerá la Constitución que será a partir de ahora su única inspiración. ¡Vaya principios más perennes y trascendentes! habrá que pensar que Rajoy fue un meapilas por juar ante el crucifijo y que los USA no se enteran de nada dado que hasta Obama juró su cargo sobre la Biblia. ¡Complejos!