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Alta poesía en voz baja

Que el barbero se estrenase con Laurus, la gran novela rusa de Vodolazkin, no quiere decir ni mucho menos que siempre se vaya a ocupar de libros de cientos de páginas y gran aliento. Hoy, trae unos breves apuntes de un poeta español casi joven y demasiado desconocido. Antonio Pascual Pareja (Ávila, 1974) había publicado un primer libro de poemas, El viento y la casa (2007), una deliciosa novela sobre la vida de un profesor de provincias e interino, Invisible Pablo (2017), muy recomendable para lectores hondos y exquisitos, y un libro de relatos, Historias de la pequeña ciudad (2019). Ahora ha sacado a la luz en Pre-Textos La hermosa pobreza, de nuevo poemas.

‘La hermosa pobreza’, de Antonio Pascual Pareja (Ávila, 1974), es un hermoso homenaje al padre muerto. Se inserta en una tradición recia de la poesía española, que arranca con Jorge Manrique

El título, desde luego, aunque un apresurado lector podría pensar otra cosa, no encierra ninguna paradoja. Como nos recordaba José Jiménez Lozano, cuya sombra de maestro se nos aparece con frecuencia entre líneas en este poemario, «el escritor es alguien que no tiene apenas nada propio, pues todo se le regala y se le da». Recordaba el poeta abulense (Jiménez Lozano, aunque también lo hará su paisano Pascual Pareja) que san Bernardo de Claraval afirmó: «Pour le Christ nous avons renoncé a la beauté du monde». Pero que aquella renuncia de Bernardo dio lugar a otra belleza: «Y de ella nacerá el modo de hacer cisterciense, con su esbeltez, su feminidad extraña, los muros limpios de pintura pero llenos de luz y contrapuntos sombreados, las grandes cristaleras sin color, las leves incisiones en la piedra, la propia rugosidad de ésta… Y en las letras capitulares de sus libros sólo utilizarán dos colores, y el negro para los dibujos a línea, esenciales». Hay otra hermosura que la renuncia saca a la luz. Y esa belleza, que Jiménez Lozano ve llegar hasta Philippe de Champagne, alcanza —pasando por el propio Jiménez Lozano— de lleno a este libro de Antonio Pascual Pareja.

Somos nosotros los que estamos tentados a la paradoja y hablar de la riqueza que nos deja en el alma su hermosa pobreza; pero siendo hermosa, ¿quién lo pondría en duda? También podríamos intentar el retruécano. Jamás se podría haber titulado La pobre hermosura, porque el orden de los factores altera el producto. La hermosura que nace de la pobreza es prodigiosa. 

En tiempos de paternidad discutida y hasta mofada, ‘La hermosa pobreza’, de Antonio Pascual Pareja (Ávila, 1974), se convierte en un bálsamo

Más interesante es señalar, antes de escoger nuestra pocas y pequeñas monedas (pero de oro), que este poemario también es un hermoso homenaje al padre muerto. Se inserta en una tradición recia de la poesía española, que arranca con Jorge Manrique. En tiempos de paternidad discutida y hasta mofada, se convierte en un bálsamo.

Y otra cosa. La pobreza ni es tristeza ni falta de entusiasmo o de energía. Hay una segunda veta en este libro que bebe de otro gran poeta castellano: Claudio Rodríguez. Véase el temple, por ejemplo, de estos versos: «¡Ah, ni siquiera es mío el corazón/ que en renovada o empobrecida forma/ devolveré a quien me lo confió!». O estos otros: «Y a esta incesante entrega —al canto el ave;/ a la quietud el campo; al cielo el astro; al aire el árbol— la llamamos alma».

Vayamos a la entrega:

*** 

y, de tantas raíces, él es libre.

*

[Tras una hermosa descripción de un limpio amanecer en la ciudad fresca] Tú, que has visto cómo nace el día, / fiel habrás de ser siempre a su pureza.

*

… Hay que alejarse / como el toque se va de su campana.

*

Luz de invierno: en el cielo, tan azul;/ en la tierra, tan pobre…

*

Hoy, incrédulo, niegas todo. Pero/ quizá no estés vencido, pues aún te hiere/ legar algo ajeno a la esperanza.

*

No abandones, padre, mi memoria.

*

También en el silencio hay alegría./ Mira si no el sosiego de los árboles,/ el recuerdo dormido de la infancia,/ el rostro de tu padre/ en la memoria de esta tarde.

*

… tu recuerdo, que sí hiere/ mas guarda la tibieza de tu nombre.

*

Valor […] el otro nombre de la esperanza.

*

La memoria es más noble y atesora/ los bienes que el presente no comprende.

*

Todo en la tierra es súplica.

*

Así como une el pájaro/ la semilla y la estrella, / cada plegaria junta/ la ceniza del hombre/ con el ala de un ángel.

*

No encontramos los libros: ellos son/ los que a nosotros vienen.

*

De ti que nada quede sino el niño.

*

Se obstina la tristeza en separarte/ del mundo que te ciñe…

*

[…] ten presente: agradece, sé noble y ama.

*

No necesito verlas:/ ellas brillan/ tras los muros/ de mi casa. / Lo sé porque estoy solo/ y no hay hombre que esté solo/ del que no se apiaden/ las estrellas.

*

Lo que amo/ —la flor, la estrella, el árbol— también calla.

*

Umbral de la alegría es la renuncia.

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