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Celia de Coca: «Estamos sufriendo una pérdida generalizada de conexión familiar y personal»

Un día cualquiera en la vida de una mujer mayor, que vive sola desde hace 22 años en la misma casa. Encerrada en sus recuerdos, su única salida al mundo son las vistas que hay desde su casa, desde donde ve la vida pasar. El tiempo se ha quedado suspendido entre telenovelas, películas y las pocas actividades que su movilidad le permiten. Duerme mucho de día y poco de noche, esperando pacientemente. En España, hay más de un millón de mujeres mayores de 65 años que viven solas. De esto versa el documental Más de un millón, dirigido por Celia de Coca.

¿Quién es Celia de Coca?

Soy un instrumento que sirve para canalizar, a través de imágenes, el mundo que nos rodea. Desde hace 15 años trabajo con la imagen, ya sea fotográfica o fílmica, para recuperar, interiorizar, reproducir o construir espacios y tiempos que signifiquen algo. Me gusta convertir las dos dimensiones en lugares habitables donde generar sensaciones que deriven en preguntas, que rematerialicen el entorno y que conecten con la necesidad de atención.

¿Cómo llegas al mundo documental?

Desde una intuición, una latencia poco atendida durante muchos años. Cuando empiezo a fotografiar con 10 años, retrato mis colecciones infantiles para la posteridad, consciente ya de lo efímero. Ahí ya había una necesidad de “documentar”, de registrar una “realidad”, mi realidad. Posteriormente, cuando ya me dedico profesionalmente a la imagen, identifico que lo que me interesa durante el trabajo de campo, mientras capto una imagen, es la observación, la caza y la captura, no tanto retratar la recolección o la construcción, aunque siempre hay construcción, porque hay mirada; pero prefiero los hallazgos, los encuentros fortuitos en lo que voy recogiendo con la cámara.

Para que sea rentable y lo quiera comprar una plataforma o una televisión el tema es más determinante que el fondo

Este es un género que se ha popularizado enormemente en los últimos años, en gran parte gracias a las nuevas plataformas de vídeo. ¿Cuál es la situación del documental en España?

Padece un poco de los mismos karmas que el teatro. Parece que siempre va a desaparecer por falta de medios e interés. Es cierto que el «documental» vive un buen momento ahora. Por seguir con la analogía del teatro, en el que parece que lo que triunfa son las comedias, monólogos, etc., en el mundo documental también hay un par de géneros que acaparan una mayor atención: los documentales relacionados con personajes públicos y los documentales sujetos a las temáticas de moda.

Es una cuestión de mercado y agenda política. Para que sea rentable y lo quiera comprar una plataforma o una televisión, o simplemente llegar a los festivales, el tema es más determinante que el fondo, la propuesta formal o la libertad de cómo contar las cosas. Llegamos así a un monocultivo documental que a veces deja obras brillantes, pero que impide a otras optar a la financiación pública o privada.

¿Qué te motivó a rodar ‘Más de un millón’? ¿Por qué ese título?

Me gusta contar el discurrir de la vida desde las cosas, los espacios y el tiempo. La huella húmeda en los objetos nos cuenta historias cotidianas y, en este caso, escogí un fragmento de vida que se repite de forma muy similar más de un millón de veces en España.

Más de un millón de mujeres mayores de 65 años viven solas. Una especie de muerte en vida aceptada, aunque no elegida. Una generación de mujeres que han sido luchadoras en la sombra. Muchas de ellas, ni se planteaban que su realización vital no pasara por sacar adelante una familia. Fueron invisibilizadas en su juventud y lo son ahora en su senectud. Son una generación olvidada y este documental viene a mostrar cómo es la vida de aquellas, a las que sólo les queda una casa vacía a la que agarrarse, y con suerte, mientras esperan, como lo han hecho toda la vida.

Todos hemos pensado alguna vez que deberíamos visitar más a esa persona con la que tenemos o tuvimos un lazo

¿Cómo fue la producción? ¿Cuál fue la mayor dificultad con la que te encontraste?

Fuimos un grupo muy reducido, a veces estaba yo sola. La idea era no intervenir en las rutinas de la protagonista y llevar la atención del espectador a un fragmento de una vida real. Después de presentarlo en festivales, es el momento de abrirlo ahora al público, siendo ésta la primera vez que se va a poder ver en abierto, a través de La Gaceta de la Iberosfera.

¿Por qué crees que es necesario que este documental llegue a mucha gente?

Todos tenemos una abuela, una tía abuela, una tía, una madre o una vecina que está en esta situación de soledad. Todos hemos pensado alguna vez que deberíamos visitar más a esa persona con la que tenemos o tuvimos un lazo. Pero solemos estar demasiado ocupados.

Cuando presentas el paradigma de un colectivo, cuando asimilas que el caso de Concha no es un caso aislado, cuando te das cuenta de que son tantas -más de un 5% de la población española vive sola-, das pie a que se empiece a hablar de la necesidad de arrojar luz sobre un problema que es social: la pérdida generalizada de conexión familiar y personal. La red que un día nos sostuvo, que nos hizo fuertes, se está deteriorando.

Este documental quiere agradecer y honrar a estas mayores, dignas de admiración, que no merecen el olvido

Este documental quiere agradecer y honrar a estas mayores, dignas de admiración, que no merecen el olvido; un olvido que no colectivo, sino individual. Quizá éste sea uno de los pocos casos en los que la responsabilidad de haber llegado a esta situación no sea tan achacable a una coyuntura, a un gobierno, o a la sociedad como colectividad. Este breve fragmento apela directamente a la conciencia individual de cada uno para revertir una situación que es reversible. Al final, un documental debe, no tanto dar respuestas, sino plantear preguntas. Si se logra una reflexión, es cuando ha merecido la pena.

¿Cuáles son tus planes de futuro?

Seguir trabajando en mi agencia de publicidad, pues pocos viven de hacer documentales. Pero tengo varios proyectos que quiero desarrollar en formato de largometraje, ya que aún no he tenido la posibilidad de rodar ninguno. Mi último corto documental “Hablemos, hermana” que está terminando su circuito por festivales y ha tenido una buena acogida me da alas para seguir desarrollando un lenguaje expresivo, que aún está por madurar, pero siento ya en el camino adecuado.

El documental Más de un millón puede verse pinchando aquí.

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