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Homenaje a mi madre, Pepita Armesilla (1946-2023)

Mi madre es ya un pedacito, pequeño, pero para mí importante, de la Historia de España. Y por ello, ya defender España es defender a mi madre

Pepita Armesilla nació en 1946, recién acaba la Segunda Guerra Mundial. Ya antes de nacer aprendió a compartir, pues tiene una hermana gemela, Ana. Ahí, en el vientre de su madre, se gestó su proverbial generosidad, su rasgo más característico y que la acompañó siempre.

Hija de Vicente y de Ana, militantes antifranquistas que sufrieron una dura postguerra, vivió durante toda su infancia en el castizo barrio madrileño de La Latina, llamado así porque allí fundó un hospital la humanista Beatriz Galindo (La Latina), que fue consejera de la reina Isabel La Católica. A comienzos de la década de 1960 se mudaron al barrio de Usera, a unos pisos recién construidos entonces.

No pudo terminar el bachillerato, pero nunca dejó de formarse. A pesar de no haber recibido educación artística, tenía una notable inteligencia espacial y desarrolló unas grandes habilidades pictóricas, que plasmó en sus cuadros, pintados con gran talento. Fue una mujer extremadamente brillante.

Fue una gran melómana, con gustos musicales muy variados: clásica, ópera, música africana, rock (era muy fan de Extremoduro, de Robe Iniesta y de AC/DC) y, sobre todo, música hispana: Joaquín Sabina, Nino Bravo, Luis Miguel, María Dolores Pradera, Moncho y Marco Antonio Solís le encantaban. Heredé su pasión por la música, además de otras cosas.

Le encantaba el cine: ciencia-ficción, fantasía, romántico, histórico, comedia, etc. El cine, para ella, era un escaparate a todo tipo de realidades que, no obstante, estaban todas en ésta, la única que hay.

Amaba la naturaleza y a los niños. Se estremecía hasta el llanto ante la posibilidad de que alguien pudiera hacerles daño. Siempre decía que todos los bebés del mundo, humanos o animales, eran «suyos». Quería protegerlos y cuidarlos a todos.

Pepita devoraba libros. Novelas, ensayos siendo la historia lo que más la apasionaba leer. Arturo Pérez Reverte, Agatha Christie y Robert Louis Stevenson eran autores que la entusiasmaban. Pero, por encima de todos ellos, su gran amor literario fue siempre Benito Pérez Galdós, autor de los Episodios Nacionales. Para mi madre es la obra que mejor ha interpretado la idea de España y su construcción como nación política en el siglo XIX.

Fue una obrera con conciencia de clase. Trabajó en un gran hotel de Madrid como camarera de pisos. Muchas veces me llevó al hotel a ver cómo era y cómo trabajaban ella y sus compañeras. De esa manera, me enseñó lo duro que era ganarse el pan, y me inculcó conciencia de clase. Fue delegada sindical por CCOO, y miembro de su sector crítico. La ofrecieron ser gobernanta, pero nunca quiso estar por encima de sus compañeras de trabajo. Tuvo varios accidentes de trabajo, a consecuencia de los cuales fue necesario ponerle dos prótesis de cadera, reduciendo su movilidad. Se dejó, literalmente, sus huesos en el trabajo.

Muchas veces me llevó al local de CCOO en Madrid para que conociera a compañeros de trabajo y de sector que luchaban como ella por sus derechos. Desde muy pequeño iba con ella a diversas concentraciones y manifestaciones luchando siempre por nuestra clase, la clase obrera. Ella siempre tuvo un fuerte compromiso con el proletariado, con su emancipación y con la igualdad de derechos de todos.

Su compromiso de clase era, de manera coherente, un compromiso también con la Patria. Mi madre amó profundamente a España y a la Hispanidad. Fue siempre una defensora acérrima de la unidad de la nación y de su legado histórico. Contraria a la Leyenda Negra, fue una gran admiradora de María Elvira Roca Barea y de Marcelo Gullo, y estaba orgullosa de que yo contara con la amistad y el cariño de ambos. También admiraba a Pedro Baños. Mi madre fue votante del PSOE y, a veces, de Izquierda Unida. Pero acabó dándose cuenta del gran engaño que ambos partidos han supuesto para España.

Desde hace años dejó de votar, pero nunca abandonó su compromiso político. Tuvo tiempo también para acercarse a la obra de Gustavo Bueno, influida por los materiales que de este filósofo le enseñaba. Para mi, defender España y su unidad es defender el legado de mi madre y de todos aquellos trabajadores que han dado sus mejores años, su trabajo y sus vidas por conservar, mejorar y legar un patrimonio histórico del cual ella se sentía parte.

Defensora y enamorada del mundo hispano, siempre los consideró hermanos y quiso lo mejor para las naciones iberófonas. La reunificación del mundo hispano y su emancipación de la subordinación anglo es algo que vio como una esperanza a construir.

Su fallecimiento deja un gran vacío en mi vida y en la de todos los que la querían. Pero mi canal de YouTube, del cual ella era una gran seguidora, tratará de continuar el legado que ha dejado en mí, así como mi obra escrita, que siempre leía. Lo que hago es, en gran medida, también obra de ella. Su lema era este: «La vida es trabajar y ayudar a los demás». Fue eso lo que siempre hizo, y eso es lo que yo haré siempre, por ella. Por los valores en que me educó puedo decir que me siento muy orgulloso de ser su hijo.

Se ha ido una muy buena persona, de gran fortaleza y firmeza de carácter, de enorme sensibilidad y bondad, y con una infinita caridad hacia todo aquel que necesitara ayuda, la cual daba siempre sin esperar nada a cambio.

En mi canal dediqué un vídeo homenaje a mi madre, que nos dejó hace nada. Siempre estará a mi lado, en mis pensamientos y sueños, así como en mi corazón. Y con él, así, también siempre estará en este canal. Descansa en Paz, Pepita. Te quiero. Gracias por estos 41 años físicamente juntos. Y gracias por querer hacerme mejor persona siempre.

Quered, amad, a vuestras madres y a vuestros padres. Ellos están en vosotros, sois su legado. Y vuestra responsabilidad es defender lo que ellos han construido con tanto esfuerzo. Rubén Blades dijo que «El que no quiere a su patria, no quiere a su madre». Gustavo Bueno dijo que «La Patria es la tierra de los padres». Quien atenta a la Patria, quien no defiende su unidad, está insultando a vuestros (nuestros) padres. Está quebrantando su legado. Pensad en vuestros padres siempre que veáis un enemigo de la Nación, declarado o camuflado. Pensad en el trabajo que, durante toda su vida, han hecho vuestros padres cuando tengáis delante a un vendepatrias y a un rompepatrias. Pues son enemigos de la Tierra de los Padres. Mi madre es ya un pedacito, pequeño, pero para mí importante, de la Historia de España. Y por ello, ya defender España es defender a mi madre.

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