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No sufrirás pensamientos ni deseos conservadores

Hay agravios que son todo un orgullo y lucen como condecoraciones en el pecho. Desde luego, no son plato de buen gusto; es más, saben amargos. Pero, sin duda, en muchas ocasiones dan fe de que se está en el camino correcto. Porque demuestran que las buenas intenciones no han quedado en meros deseos, sino que han sabido sobreponerse y han parido hechos vivitos y coleando. Por sus hechos, los conoceréis. Y, por supuesto, cuando nos damos a conocer, no siempre caemos bien a todos.

Todo esto viene a cuento de que la revista The European Conservative ha tenido el honor de ser censurada precisamente por cumplir con su deber, que es su vocación disruptiva en un mundo de correctísima politiqués.

Le debe agradecimiento a WH Smith, cadena señera de venta de revistas en el Reino Unido y, hasta hace menos de un mes, su única distribuidora. Sus responsables tomaron la decisión de dejar de vender The European Conservative, como quien dice, de la noche a la mañana y sin avisar. Todo, con la inestimable ayuda de dos ilustres miembros de la farándula británica, Alexi Kaye Campbell y Dominic Cooke.

Parece que a sus chantajistas se les olvidó señalar que The European Conservative es una revista sobre arte, historia, literatura, poesía y filosofía política

Ambos dos difundieron en sus redes sociales el fragmento de una sección del número de junio y julio de la revista que rezaba lo siguiente: “En caso de que alguien no se haya dado cuenta (cosa rara) de que junio es el ‘mes del Orgullo’: [es] una oportunidad para exhibir públicamente algunos de los aspectos más disolutos de la existencia humana”. Además, añadieron una viñeta que acompañaba el texto, obra del libérrimo Bob Moran, en la que un niño vomita un arcoíris al volver del colegio. Esta crítica al lobby gay no gustó nada a Campbell y a Cooke. La gota que colmó el vaso fue una entrevista al primer ministro de Hungría, Viktor Orbán. Conocida es su firme oposición al adoctrinamiento sexual en las aulas húngaras (que le ha valido duras respuestas de la Unión Europea), con lo que la indignación de Campbell y Cooke fue a más.

Y animaron en sus redes a boicotear a WH Smith hasta que no retirara The European Conservative de sus estanterías. Tras recibir nueve correos electrónicos y decenas de mensajes y comentarios tachándola de panfleto fascista, homófobo y acusándola de incitar al odio, la revista desapareció de las tiendas de WH Smith sin que los editores supieran nada.

Llama la atención que quienes les acusan de fascistas y alentadores de discursos de odio hayan organizado una campaña de chantaje a una empresa de venta de revistas por no comulgar con el lobby gay

Pero, una vez enterados, han respondido uno por uno a los insultos y acusaciones. Parece que a sus chantajistas se les olvidó señalar que The European Conservative es una revista sobre arte, historia, literatura, poesía y filosofía política. Que, aunque está inspirada en valores tradicionales, entre sus lectores se cuentan, afortunadamente, numerosos izquierdistas y representantes del centro centrado y homosexuales. Que el espíritu que les anima es totalmente contrario a la cultura de la cancelación a la que tan alegremente se ha apuntado la progresía. De hecho, si uno hace el esfuerzo de echar un vistazo al índice de cualquier número de la revista, comprobará que sus páginas albergan vigorosos (y educados) debates.

Y, sobre todo, los editores han hecho gala de una notable elegancia al obviar la difusión de las obras y películas en las que han participado Campbell y Cooke para evitar que los amigos de The European Conservative (que son unos cuantos) tomen nota.

Llama la atención que quienes les acusan de fascistas y alentadores de discursos de odio hayan organizado una campaña de chantaje a una empresa de venta de revistas por no comulgar con el lobby gay. Lobby al que, por cierto, no se adhieren muchos homosexuales, favorables al debate público y no a la cancelación progresista por la presión de un grupo. ¿Quién es en realidad el intolerante? ¿No compartir las mismas ideas y opiniones es suficiente para llamar al boicot? ¿Dónde queda la cacareada diversidad? Por no hablar de otros contenidos que WH Smith sí vende y que, por contra, no han merecido la atención de Campbell y Cooke: las revistas porno ofenden a las mujeres y a los lectores más piadosos; los libros de Salman Rushdie ofenden a los musulmanes. Y todavía nadie ha exigido a las tiendas que los venden que los retiren.

Los amigos de The European Conservative no serán los últimos en ser censurados por no seguir el discurso oficial. El episodio es una muestra más de la tolerancia que nos hemos dado: en teoría, caben todos los discursos, excepto los disidentes. Las ideas conservadoras (y muchas más) quedan fuera del espacio público con tal de no ofender al progresismo, la nueva religión laica que nos rige. Lo cual honra, es preciso reiterarlo, a The European Conservative. Se han atrevido a “pensar lo que más les duele”, como bien dice Adriano Erriguel.

Es posible no resignarse. Uno puede tener el valor de mantenerse firme en sus principios sin inmutarse

Sin duda, ser conservador sale caro. No en vano a este modo de pensar se le llama el nuevo punk. Despierta la manía de una sociedad cada vez más sentimental que no soporta la frustración de verse contradicha. Y que ha elevado a categoría de mandamiento su rechazo del sufrir. Queda prohibido publicar, leer, hablar, desear y pensar todo lo que huela a conservador. No vaya a ser que me den la tarde con su odio. No hay razón que valga frente a mi sentimiento, lo siento. Si quieres pensar algo distinto a mí, te vas.

Ante semejante panorama, uno puede unirse al adversario y dejarlo estar. Puede entregarse a un hedonismo infinito y de conversaciones huecas, de interlocutores intercambiables porque no se dan a conocer ni se comprometen con ninguna afirmación. Rodeados de informes de consultoría en alguna alta torre. O, en cambio, es posible no resignarse. Uno puede tener el valor de mantenerse firme en sus principios sin inmutarse. Le digan lo que le digan. Puede leer, ahondar en los problemas que tiene el hombre, conocer su pasado, aprender de él, conservarlo. Puede mirar más allá de donde llega su nariz. Puede, si quiere, hacer más. Y entonces, quizá lleguen los agravios, pero serán medallas.

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